Psiquiatría

El té verde logra resultados positivos en niños con TEAF

Un estudio español demuestra que el EGCG, un compuesto de esta planta, mejora diversos aspectos cognitivos y conductuales en niños con trastornos del espectro alcohólico fetal al año de tratamiento

El té verde logra resultados positivos en niños con TEAF
El té verde logra resultados positivos en niños con TEAFlarazon

Un estudio español demuestra que el EGCG, un compuesto de esta planta, mejora diversos aspectos cognitivos y conductuales en niños con trastornos del espectro alcohólico fetal al año de tratamiento

Se trata de un estudio experimental pero los resultados obtenidos, por el momento de forma preliminar, abren una puerta a la esperanza para los niños –y las familias– afectados por trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF) causado por un consumo excesivo de alcohol de sus madres durante el embarazo. El trabajo consiste en administrar un derivado del té verde (concretamente el flavonoide epigalocatequina galato (EGCG), un modulador de la plasticidad neuronal que se ha mostrado eficaz en otras enfermedades que afectan al neurodesarrollo) a niños con TEAF, y habría logrado mejorar diversos aspectos cognitivos y conductuales de éstos.

Tras un año de tratamiento, y según los primeros resultados a nivel clínico, se han observado «efectos positivos y estadísticamente significativos» en el área cognitiva verbal (razonamiento, comprensión y expresión verbal) y en la conducta exteriorizada (disminución de las conductas agresivas). Además, también se han visto mejoras relacionadas con la conducta social.

«El TEAF es una lesión que influye en el neurodesarrollo. Ahora los tratamientos lo único que hacen es tratar los síntomas, como hiperactividad o los trastornos cognitivos –cuenta Óscar García Algar, jefe del Servicio de Neonatología del Hospital Clínic de Barcelona y coordinador del trabajo–. Se les trata con suplementos alimentarios como la colina, que tiene efecto antioxidante. Por eso mismo pensamos que el té verde, que es también antioxidante, podía dar resultado en este caso, puesto que ya se había probado en niños con síndrome de Down y en Alzheimer» continúa el experto.

De hecho el EGCG ya habría demostrado sus bondades en un estudio previo en niños con síndrome de Down, liderados por los doctores De la Torre, del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas, y Dierssen, del Centro de Regulación Genómica de Barcelona, y que demostró que esta sustancia, junto con un protocolo de estimulación cognitiva, podrían mejorar algunas de las capacidades intelectuales en las personas con este problema. Los resultados del ensayo (que se publicaron en la revista «The Lancet Neurology» hace un año) sugieren que aquellos que habían recibido el tratamiento conseguían mejores resultados en las pruebas relacionadas con la memoria visual y las funciones ejecutivas que los participantes del grupo control.

Aunque, como explica Teresa Ortega, vicepresidenta del Centro de Investigación sobre Fitoterapia (Infito) y profesora de Farmacología de la Universidad Complutense Madrid «el mecanismo de acción de este compuesto a nivel del Sistema Nervioso Central (SNC) no está completamente aclarado, parece ser que se comporta como un inhibidor de una proteína DYrk1A que está implicada en alteraciones del SNC como ansiedad y déficit de memoria».

Lo que se buscaba con este otro trabajo, financiado por la Fundación Mutua Madrileña, era que los chavales, de entre 7 y 16 años, «funcionen un poco mejor, sobre todo el funcionamiento neuronal base», cuenta García Algar. La cantidad de EGCG que se les daba estaba adaptada por peso y se lo tomaban a través de un preparado en sobres que se disuelven como un batido. Y parece que lo han conseguido. Así lo cuenta Carmen Sánchez Alfonso, fundadora de SAF Group, una asociación de padres de niños diagnosticados de TEAF, y madre de una niña con este problema. Su hija siguió el tratamiento al margen del estudio (ya que superaba la edad de corte y por eso mismo tuvo una valoración al margen del estudio) y notó mejoría a nivel cognitivo. «Antes le costaba concentrarse más de media hora y ahora aguanta más tiempo, entiende mejor las cosas, está más despejada». Incluso la propia Aliona, que tiene 19 años, dice sentirse «más despierta». Y este año, por primera vez en los últimos cuatro, ha podido acabar el curso, cuenta su madre.

Estudio de prevalencia

En los últimos años, el aumento de adopciones de niños procedentes de países de Europa del Este se ha relacionado con un incremento de casos de TEAF. Para intentar saber la prevalencia real que hay con este problema el Instituto Catalán de la Acogida y de la Adopción ha puesto en marcha un estudio con una muestra de unos 400 niños adoptados (de los 5.000 que se calcula hay en Cataluña) y con el que esperan tener datos a final de año.