Investigación científica

Philip Lymbery: «Se puede alimentar a 16.000 millones de personas sin la ganadería industrial»

Su tesis es tan sencilla como preocupante: los animales hacinados en granjas consumen la mitad de los cereales, necesitan muchos antibióticos y generan una carne grasa y de pocos nutrientes por la que el consumidor paga hasta tres veces más

Philip Lymbery / Director de Compassion in World Farming y autor de «La carne que comemos»
Philip Lymbery / Director de Compassion in World Farming y autor de «La carne que comemos»larazon

Su tesis es tan sencilla como preocupante: los animales hacinados en granjas consumen la mitad de los cereales, necesitan muchos antibióticos y generan una carne grasa y de pocos nutrientes por la que el consumidor paga hasta tres veces más

- Lo que cuenta en su libro «La carne que comemos» (Alianza Editorial) es espeluznante pero, ¿qué es lo peor que ha visto?

-Las granjas de China. Visite desde las más grandes a las más pequeñas y casi todo es horrible. He visto cerdos hacinados en suelos de hormigón, sin agua y comida cerca. Las jaulas no les permitían ni darse la vuelta.

-En él afirma que las granjas industriales son ineficientes...

-Los animales en el campo convierten la hierba en alimentos que comemos. Cuando les llevamos a naves industriales pensamos que estamos ahorrando espacio pero la realidad no es así, porque necesitan pienso y eso requiere de un montón de cultivo. Usamos tierra muy valiosa, hasta un 40% de la cosecha de cereales para alimentarlos, mientras gran parte del valor nutritivo se pierde en la conversión. Es un enorme desperdicio. Por otro lado, están los purines. Mire, hay un lago en China que es muy turístico y se vio inundado por un alga tóxica consecuencia de los desperdicios de las granjas. Millones de personas se encontraron sin fuente de agua en la zona. A pesar de las regulaciones los purines terminaban en el lago. Además, los granjeros vivían a un muro de distancia de los animales y allí se acumulaban cientos de confecciones de antibióticos. Se estaban administrando para evitar que enfermaran.

-¿El abuso de antibióticos se da en todo el mundo?

-Es una locura que se da en todo el mundo para evitar enfermedades. La mitad de los antibióticos se utilizan en animales de granja. En España incluso la situación es peor ya que el porcentaje alcanza el 80%. De esta manera, se está contribuyendo a la aparición de superbacterias resistentes a antibióticos que suponen una amenaza contra los seres humanos. La OMS ha alertado que en un plazo de diez años, si no hacemos algo en cuanto al uso de estos fármacos en ganadería, podríamos enfrentarnos a un futuro en el que enfermedades que hoy se curan volverán a ser letales.

-Es enemigo de la carne barata pero, ¿es posible para un consumidor de bajos ingresos renunciar a estos productos?

-Es que esa carne en realidad no es tan barata. Se paga hasta tres veces más de lo que creemos. En primer lugar en el supermercado. Luego a través de impuestos que se dedican a los subsidios a este tipo de agricultura. En tercer lugar, están los costes por limpiar el medio ambiente y por los problemas de salud que se generan. ¿Es aceptable que la gente con salarios bajos tenga que alimentar a sus niños con carne de mala calidad que viene de esta ganadería industrial? Este tipo de carne es mala para sus familias.

-¿Quién tiene la mayor responsabilidad?

-Creo que los políticos tienen que generar un futuro con un sistema respetuoso, que trate bien a los animales para poder tener alimentación de buena calidad para todo el mundo porque es un derecho básico de todos los ciudadanos no sólo de los ricos.

-Ahora que se está negociando, ¿cómo cree que debería ser la nueva PAC?

-La Política Agrícola Común dedica más de 50.000 millones de euros cada año a ayudar a granjas industriales. Nos iría mucho mejor si utilizáramos este dinero para fomentar sistemas respetuosos y eficaces. Esto se consigue cuando tienes animales que se alimentan de pasto y se crían al aire libre. Hay que dejar de pensar en la PAC como una política de subsidios a granjeros, donde con tener tierra ya vas a recibir ayuda, y pensar en ella como una Política Común de Alimentación, que apueste por una alimentación que sea sana, no dañe al medio ambiente ni a los animales... donde se den ayudas para fomentar la cría de animales al aire libre, sin jaulas, granjas mixtas en lugar de cada vez más megagranjas industriales. Creo que esa es una de las claves: analizar lo que tenemos y el tipo de alimentación que queremos en lugar de seguir con pensamientos anticuados de dar ayudas a los granjeros sólo por le hecho de que lo son. Eso se inventó hace más de 50 años. ¿Por qué seguimos pensando así en el siglo XXI?

-En España se habla de crear una macrogranja de vacas. Y en Aragón la población ha bajado mientras el número de cerdos se ha disparado. ¿Hacia dónde va Europa?

-Esto demuestra que cada vez hay más presión en Europa para seguir el ejemplo de la ganadería industrial estadounidense, pero nosotros como ciudadanos podemos evitarlo tres veces al día cuando decidimos comer, eligiendo alimentos que vienen de animales criados al aire libre. Podemos pedir a los supermercados que dejen de comprar huevos de gallinas enjauladas y hacer presión a los políticos para tener un futuro sostenible. Esto pasa por acabar con la ganadería industrial.

-¿Se puede dar la espalda a este tipo de producción asegurando alimento para la población mundial?

-Este tipo de ganadería ha convertido una situación en la que teníamos abundancia de alimentos en un mundo que camina hacia la escasez. Sin este tipo de ganadería industrial podemos producir alimentos para la población actual e incluso para alimentar a 16.000 millones de personas. Es bastante más de lo que necesitamos para el nivel de población actual y el del futuro más cercano. Pero es que malgastamos más de la mitad de esa comida que se produce en pienso para animales. Si detenemos este sistema y reducimos esta dependencia de piensos generados con soja o cereales crearemos una situación en la que se malgastará menos y será todo mucho más eficaz.

-¿Cuál es la alternativa?

-Las granjas mixtas en rotación son más eficaces que la ganadería industrial porque evita la competición entre las personas y los animales de granja por la alimentación.

PERFIL

-Acaba de publicar el libro «La carne que comemos», como resultado de una investigación internacional de tres años, que le ha llevado a recorrer granjas de América, Asia y Europa.

-Ha sido galardonado en Bruselas por su trabajo en Compassion in World Farming, organización con la que consiguió prohibir las jaulas en batería para gallinas y las jaulas para terneras en la Unión Europea.