Alimentación
¿Depresión? Recurre a la dieta mediterránea
Comer bien no cura la depresión. Pero mejora mucho sus síntomas. Son las conclusiones de un reciente estudio que abre una nueva vía para aliviar la sintomatología de esta enfermedad e incluso para reducir la medicación. Y algo hay seguro: sin efectos secundarios
Existen estudios que corroboran que seguir una dieta con verduras, frutas y pescado puede ser un alivio para quien vive la enfermedad.
Existen estudios que corroboran que seguir una dieta con verduras, frutas y pescado puede ser un alivio para quien vive la enfermedad.
Se habla de desequilibrio o depresión bioquímica: ese “no sé por qué pero hoy me siento triste”. O, sin llegar tan lejos, cuando una buena noticia que debería alegrarnos apenas nos emociona. No es que nos hayamos hecho pasotas de repente. Es que falla la comunicación cerebral.
Los científicos echan la culpa a la falta de nutrientes necesarios para fabricar serotonina y norepinefrina, dos neurotransmisores vitales para el equilibrio del sistema nervioso. Y si escasean los mensajeros neuronales perdemos el control de las emociones, sobre todo de las positivas.
Detectada la causa también se apunta la posible solución: aumentar el consumo de ácidos grasosos omega 3, antioxidantes del aceite de oliva y las nueces, flavonoides y otros fitoquímicos de las plantas y cantidades ingentes de folatos y otras vitaminas del grupo B. O sea, disfrutar de la buena mesa mediterránea.
Te compartimos algunos beneficios que conlleva llenar tu plato de esta cultura gastronómica:
EMBARAZADA BIEN ALIMENTADA, BEBÉ MENOS LLORÓN
Lo que come la madre durante la gestación no solo condiciona el crecimiento del bebé. También su humor, al menos, en sus cinco primeros años de vida. Los sistemas hormonales y las conexiones cerebrales empiezan a desarrollarse en el útero y son las herramientas que permitirán al niño comprender el mundo y relacionarse con él.
EL MENÚ DE LAS TRES C
Comer es una necesidad, pero a la vez puede ser una experiencia placentera que estimule los sentidos. Frente a los momentos de bajón en los que se tiende a ver todo negro y parece que no hay nada que pueda animarnos una alimentación variada – y la dieta mediterránea lo es – puede poner una brizna de emoción.
Una idea que se resume en menús con tres Cs: color, crudo y crujiente. Cuanto más de estos parámetros, mejor.
LOS CINCO IMPRESCINDIBLES
No hay un medicamento milagro que cure la depresión de la noche a la mañana y mucho menos alimentos del supermercado que nos dibujen una sonrisa perenne en la cara. Pero algunos ayudan a que no la perdamos. O a recuperarla más fácilmente. No tanto por su sabor, sino por su química.
Chocolate negro El remedio popular para subir el ánimo desde hace siglos tiene base científica. La responsable no es otra que la feniletilamina, una sustancia que euforiza al sistema nervioso y proporciona bienestar emocional.
Espinacas Despensa natural de hierro, vitamina C y vitamina B6, indispensables para convertir el triptófano en serotonina. Su falta se asocia a patologías mentales como la depresión, la ansiedad, el pánico y la tristeza.
Arroz integral Aporta vitaminas B1, B3 y ácido fólico, necesarias para el sistema nervioso. No será la mejor opción para una paella auténtica pero el grano integral evita los picos de glucosa que conducen a bajones de ánimo o cambios de humor.
Nueces Junto con pescados como el salmón, las nueces ejercen de auténticos almacenes de ácidos grasos omega 3, un ingrediente esencial para que nuestro cerebro funcione a su máxima potencia y con el mejor rendimiento. Aceite de oliva Los ácidos grasos omega 3 ayudan a sintetizar la serotonina. Además cuidan del corazón. Expertos como el Dr. Valentín Fuster vinculan las enfermedades cardiovasculares con ciertos desarreglos cerebrales.
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