Pacientes
El yoga no cura el dolor de espalda
Un estudio demuestra que sus posibles beneficios no pueden atribuirse a una relación causa-efecto y que incluso puede empeorar las molestias.
Un estudio demuestra que sus posibles beneficios no pueden atribuirse a una relación causa-efecto y que incluso puede empeorar las molestias.
Viendo algunos de los ejercicios habituales que practican los seguidores del yoga, parecería que esta disciplina, con sus contorsiones y estiramientos imposibles, está limitada sólo a aquellos que gozan de buena condición física. Pero muy a menudo se propone que el yoga podría también ayudar a mejorar el estado de salud articular y muscular de personas con dolores. De hecho, algunos artículos científicos proponen que el dolor moderado de espalda podría tratarse de manera muy eficaz con un catálogo de posturas de este ejercicio de origen indio. ¿Será verdad?
La doctora Susan Wieland, de la Universidad de Maryland, ha utilizado las bases de datos de la Colección Cochrane para realizar la primera revisión sistemática de los estudios publicados hasta la fecha sobre las virtudes del yoga. Y las conclusiones no son muy prometedoras. Según el análisis, «los beneficios de esta disciplina son demasiado pequeños como para ser considerados clínicamente relevantes».
La revisión ha analizado 12 estudios clínicos llevados a cabo en Estados Unidos, India y Reino Unido, en los que han participado conjuntamente 1.800 individuos entre hombres y mujeres de mediana edad. Todos ellos padecían algún tipo de dolor crónico inespecífico en la espalda.
Los trabajos trataban de comparar la evolución de estas personas tras realizar yoga en comparación con aquellas que no realizan ninguna actividad y de aquellas que se someten a otros tipos de terapia.
El resultado es que la práctica de las posturas orientales mejora en parte la postura y la función motora de la espalda, pero reduce muy levemente los síntomas del dolor. De hecho, en un cinco por 100 de los casos el dolor empeoró.
El dolor de espalda crónico es uno de los males más extendidos en nuestra sociedad. Generalmente se trata con medicamentos analgésicos, cuidado de la postura y fisioterapia. Aunque en algunas ocasiones puede estar relacionado con alguna patología, en la mayor parte de los casos no tiene una causa específica.
El yoga ha adquirido cierta fama como estrategia para cambiar hábitos físicos y mentales. Pero recientemente también se ha llegado a proponer como terapia contra algunos dolores.
Por eso, la revisión ahora presentada es de gran importancia. En ella se ha demostrado que, en comparación con las personas que no realizan ningún ejercicio, los que practican yoga mejoran la funcionalidad muscular de la espalda. Y en algunos casos, se experimenta disminución del dolor tras seis meses de práctica. Pero lo hace de manera muy leve. La mejoría es tan pequeña que no puede atribuirse una relación causa-efecto clínica. Sería necesario realizar muchas más investigaciones con más personas implicadas para determinar los efectos reales a largo plazo de esta disciplina.
En un cinco por 100 de los casos, el efecto es contrario a lo deseado: aumenta el dolor. Pero este fenómeno también se da en otro tipo de terapias. Se trata de efectos secundarios normales de cualquier disciplina médica y pueden considerarse controlables.
La conclusión más importante es que, a día de hoy, no existen evidencias que permitan decir que el yoga mejora el dolor crónico. Los resultados son muy moderados y de baja calidad. De manera que, de momento, cualquier atribución terapéutica a esta práctica carece de fundamento científico relevante. Aunque nadie duda de otras virtudes que el yoga tiene y que lo siguen convirtiendo en un ejercicio a tener en cuenta.
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