Salud

¿Está el hombre venciendo la guerra contra la demencia?

El primer ministro británico, David Cameron, en una cumbre contra la demencia
El primer ministro británico, David Cameron, en una cumbre contra la demencialarazon

A pesar de la preocupación acerca de una explosión de casos de demencia por el envejecimiento de la población en las próximas décadas, un nuevo estudio, basado en datos del ‘Framingham Heart Study’ (FHS), sugiere que la tasa de nuevos casos de demencia en realidad puede estar disminuyendo, informa Europa Press.

Sus conclusiones, publicadas en ‘New England Journal of Medicine’, ofrecen la esperanza de que algunos casos de demencia podrían ser prevenibles o retardados y alienta a los organismos financieros y la comunidad científica a explorar más a fondo la demografía, el estilo de vida y los factores ambientales subyacentes a esta tendencia positiva.

Se cree que el número de estadounidenses con enfermedad de Alzheimer y otras demencias crecerá cada año a medida que el tamaño y la proporción de la población de Estados Unidos mayores de 65 años sigue aumentando. En el año 2025, se estima que el número de personas mayores de 65 años con la Alzheimer llegará a 7,1 millones, un aumento del 40 por ciento desde los 5,1 millones mayores de 65 años o más afectados en 2015.

En 2050, el número de personas en esta población de edad con la enfermedad de Alzheimer puede casi triplicarse, de 5,1 millones a una proyección de 13,8 millones, excluyendo el desarrollo de avances médicos para prevenir o curar la patología.

A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 47,5 millones de personas padecen demencia en el mundo y se prevé que el número total de personas con demencia llegue a 75,6 millones en 2030 y casi el triple en el año 2050, con 135,5 millones.

Se monitorizó continuamente a los participantes en FHS sobre la aparición de deterioro cognitivo y la demencia desde 1975. Gracias a un conjunto riguroso de información, los científicos pudieron diagnosticar la enfermedad de Alzheimer y otras demencias utilizando una serie de criterios coherentes en las últimas tres décadas.

Estas fuentes de información incluyen análisis de FHS, registros clínicos externos, entrevistas con los miembros de la familia y el examen de los participantes que se sospechaba que tenían un problema neurológico por neurólogos y neuropsicólogos.

Los investigadores analizaron la tasa de demencia a cualquier edad

y trataron de explicar la razón de la disminución del riesgo de demencia en un periodo de casi 40 años, considerando los factores de riesgo, como la educación, el tabaquismo, la presión arterial y trastornos médicos como diabetes, hipertensión presión o colesterol alto, entre muchos otros.

En cuanto a los cuatro periodos distintos en la década de 1970, finales de 1980, 1990 y 2000, los investigadores encontraron que había una disminución progresiva de la incidencia de la demencia a una edad determinada, con una reducción media del 20 por ciento por década desde la década de 1970, cuando se recogieron los datos por primera vez.

El descenso fue más pronunciado con un subtipo de demencia causada por enfermedades vasculares, como el ictus. También había un efecto decreciente de las patologías del corazón, lo que sugiere la importancia del tratamiento efectivo del ictus y la prevención de enfermedades del corazón. Curiosamente, se observó la caída de la incidencia de la demencia sólo en personas con educación secundaria y superior.

«En la actualidad, no existen tratamientos eficaces para prevenir

o curar la demencia, pero nuestro estudio ofrece esperanza de que algunos de los casos de demencia podrían ser prevenibles --o al menos retrasados-- a través de la prevención primaria (mantener el proceso de la enfermedad de partida) o secundaria (evitar que progrese y prevenir la demencia clínicamente evidente)», explica el autor Sudha Seshadri, profesor de Neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston e investigador principal de FHS.

«La prevención eficaz podría disminuir en alguna medida la explosión prevista del número de personas afectadas con la enfermedad en las próximas décadas», agrega. Los autores admiten que la muestra de población es mayoritariamente de origen europeo y que se necesitan más estudios para ampliar los resultados a otras poblaciones, además de que no se miraron los efectos de variables clave, como cambios en la dieta y el ejercicio.

A pesar de estas limitaciones, «es muy probable que la prevención primaria y secundaria y una mejor gestión de las enfermedades cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares y sus factores de riesgo podrían ofrecer nuevas oportunidades para ralentizar la carga proyectada en ese momento de la demencia en los próximos años», añade Carole Dufouil, directora de investigación en Burdeos (Francia).

Sin embargo, los autores advierten que esto no significa que el número total de personas con demencia disminuirá en el corto plazo. Dado que las personas que nacieron durante el ‘baby boom’ están envejeciendo y las personas viven más tiempo, la carga de la demencia seguirá creciendo, según los investigadores.

EP