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Manuel Calleja: «No podemos vivir de las rentas de la Sanidad: sin inversión ni buena gestión se perderá lo conseguido»
Apasionado de su trabajo, en sus palabras se intuye la emoción que imprime una profesión en constante pugna entre la vida y la muerte. A sus 63 años, mantiene intacta la curiosidad del primer día, aunque con el mullido colchón que da la experiencia de más de 40 años entre los bastidores de un hospital público. Orgulloso de la Sanidad española, en su libro «Asistolia» permite al lector colarse en la trepidante cabeza de un cirujano cardiaco con un lenguaje muy sencillo y un dinamismo que obliga a seguir leyendo página tras página.
Orgulloso de la Sanidad española, en su libro «Asistolia» permite al lector colarse en la trepidante cabeza de un cirujano cardiaco con un lenguaje muy sencillo y un dinamismo que obliga a seguir leyendo página tras página
- Después de toda una vida dedicado a la Cirugía Cardiaca ha publicado el libro «Asistolia». ¿Es una obra autobiográfica?
–Tiene mucho de novela autobiográfica, pero también de ficción. Nunca había escrito literatura, pero sentí la necesidad de contar los sentimientos que me había proporcionado esta especialidad. En el hospital me veía como el abuelo cebolleta que contaba a los residentes historietas y sentí la necesidad de dejar mi veteranía por escrito.
–Pero va más allá y también toca el ensayo.
–El libro tiene dos tipos de letras que diferencian los novelado y las reflexiones, pues he querido incluir deliberaciones propias sobre la sociedad española, la evolución de nuestra Sanidad...
–Eso tiene mucha miga...
–Sí, porque en España hemos decidido quedarnos con la autocomplacencia de que tenemos un sistema sanitario muy bueno, pero en las últimas décadas ha cambiado mucho.
–Usted fue el especialista en Cirugía Cardiaca más joven con plaza en propiedad en la Sanidad pública. ¿Eran mejores tiempos que ahora?
–Acabé la carrera en el 77 y empecé a trabajar en el 78. La medicina fue para arriba en calidad y en cantidad, pero el problema es que a partir del año 2000 ha ido para abajo, a pesar de que estamos mucho mejor que en el año 80. En los últimos años se ha degradado mucho la Sanidad y se debe a dos circunstancias: por la escasa inversión de dinero y por la mala gestión. Cualquiera entiende que si algo se gestiona mal y no se invierte en ello irá a peor. No podemos vivir de las rentas.
–¿Es cuestión de dinero?
–La solidez de nuestra Sanidad ha permitido que hasta hace poco no se notara el deterioro, pero ahora el declive es muy grande y si no podemos remedio, aquello de lo que estábamos orgullosos, se puede perder todo.
–¿Cómo es la vida de un cirujano cardiaco con más de 40 años de experiencia a sus espaldas?
–Es apasionante porque se viven cosas muy fuertes, en ocasiones muy amarga y en otras muy gratas. Es una montaña rusa permantente, dependiendo de cómo te haya ido el último caso estás con euforia o depresión, aunque no tienes tiempo de digerirlo, porque al día siguiente viene otro paciente. La experiencia permite sentirte más capaz de hacer cosas, pero la amargura también es acumulativa y pesa un poco como una losa.
–¿Estar tan cerca del límite entre la vida y la muerte le hace más sensible al mundo?
–Sí. La sensibilidad en un médico veterano es más grande, pero no es por virtud, sino porque somos el resultado de la propia experiencia. Aquí ves lo que la vida significa en realidad para quien está en el trance de poder perderla.
–Hablando de sentimientos... ¿Es de los que cree que cuando se trasplanta un corazón también pasan los sentimientos de esa persona?
–Eso no se puede creer, pero sí sospechar. He conocido casos reales de pacientes que me ponen el pelo de punta.
-¿Cree que la Sanidad actual es más humana?
-Sí, aunque con matices por las prisas, la insuficiencia de los medios, el poco tiempo para tratar al paciente... Pero creo que la actitud de los profesionales es muy buena en España.
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