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Europa: espacio sin muros ni fronteras, espacio de concordia
Por Carmen Serrano
La Unión Europea ha sido galardonada con el Premio Princesa de Asturias 2017 de la Concordia. Como bien recordaba Antonio Tajani, Presidente del Parlamento Europeo, se premia y se reconoce el éxito de paz, estabilidad y prosperidad que sin duda alguna representa la Unión Europea, la construcción de un proyecto europeo común.
En marzo de 2017 celebrábamos el 60 aniversario del Tratado de Roma. Sesenta años que representan el mayor periodo de paz, democracia y prosperidad de la historia de Europa. Sesenta años en los que hemos sustituido el diálogo de las armas por el diálogo de la palabra. Sesenta años de fraternidad y concordia en los que hemos basado nuestra riqueza en nuestra pluralidad y diversidad, y nuestra fuerza en nuestra unión. Pluralidad histórica, cultural, lingüística,... Pluralidad que nos hace grandes. Pluralidad que debemos respetar y mantener. Y unión que ha supuesto la desaparición de aduanas y fronteras, la caída de muros y la apertura de puentes.
El próximo 9 de noviembre celebraremos el 28 aniversario de la caída del Muro de Berlín, del muro de la vergüenza. Y cuando muchos queremos seguir celebrando la unión y la caída de muros, hay quien insiste en crear fronteras y dividir en patrias pequeñas lo que ya es una patria grande. No en balde los nacionalismos identitarios siempre han estado detrás de los principales conflictos bélicos en Europa. Nacionalismos que en base a una identidad mal entendida han acabado con la pluralidad, la diversidad, la solidaridad, la libertad, la igualdad, la democracia, la unión. Nacionalismos que atacan directamente nuestra riqueza y nuestra fuerza.
Acostumbrados a vivir en paz, democracia y prosperidad durante 60 años, muchos no hemos conocido periodos de guerra y desestabilización, de discordia, de luchas y ambiciones entre soberbias e identidades. Y puede que por eso no sepamos valorar en su justa medida los logros de la Unión Europea, porque no sufrimos lo que hubo antes. Y así no sabemos valorar el esfuerzo de los padres fundadores de la Unión Europea por construir un espacio de paz, de tolerancia, de solidaridad, de concordia, de unión, de democracia, de nunca más. Un espacio de garantía de libertades y derechos humanos. Un espacio de valores, de igualdad, de fraternidad, de libertad.
Sabemos que el proyecto europeo no es perfecto ni está acabado, pero aun así es el mejor proyecto de unión y solidaridad que podemos tener. Está en nuestras manos seguir construyendo el futuro de este proyecto común, avanzar en el escenario que mejor represente nuestras aspiraciones, avanzar hacia una Europa más social y más cercana a la ciudadanía. Está en nuestras manos mantener durante otros sesenta años el mayor periodo de paz, estabilidad, democracia y prosperidad de Europa. Está en nuestras manos seguir manteniendo puentes. Y en este futuro no sobra nadie, ni de dentro del continente, ni de fuera del continente.
Por ello, desde la concordia, desde la fraternidad, desde la solidaridad, desde la democracia y la legalidad, seamos pluralidad y unión. Seamos Europa.
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