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Atención a las mezquitas
Las autoridades alemanas han clausurado definitivamente la mezquita que gestionaba la asociación “Fussilet 33” que frecuentaba el tunecino Anis Amri, presunto autor del atentado en un mercado navideño de Berlín, así como otros individuos de ideología salafista dispuestos a emplear la violencia. Además, las Fuerzas de Seguridad registraron hasta un total de 24 inmuebles relacionados con dicha asociación y las celdas de dos reclusos en sendas prisiones.
Hasta aquí la noticia que no hace sino confirmar las advertencias realizadas por expertos (de las que nos hicimos eco en este blog) en una cumbre contra el terrorismo yihadista celebrada recientemente en Marraquech (Marruecos), en el sentido de que determinadas mezquitas juegan un importante papel en la radicalización de personas de religión musulmana.
En España, los presuntos yihadistas detenidos, si nos atenemos a la información oficial que se facilita en la casi totalidad de los casos, se radicalizan delante de la pantalla del ordenador y nada se cuenta, porque no se habrán encontrado evidencias, de que esa fanatización tenga alguna relación con sus asistencia a los rezos en las mezquitas. En LA RAZÓN hemos publicado la relación de templos musulmanes de Melilla y Ceuta, Cataluña y alguna de Madrid, en las que se sospecha que se difunden proclamas extremistas.
A Francia, como también hemos contado, no le ha temblado el pulso para cerrar una treintena de mezquitas y oratorios, así como expulsar a determinados imanes.
Está claro que algunos templos pueden servir para la captación de futuros yihadistas o, para los que ya se han radicalizado, se afiancen en su fanatismo. La estrategia antiterrorista española de actuar ante la más mínima sospecha de que un individuo puede estar dando los pasos para convertirse en “combatiente” de las bandas yihadistas, se debería aplicar, con todas las garantías por supuesto, a las mezquitas y oratorios, sobre todo si son ilegales.
“Queremos mandar una señal clara de que las personas que están en contra de la democracia y las personas que recurren a la violencia no tienen sitio en esta ciudad”, dijo el martes el responsable de Interior de Berlín, Andreas Geisel. Pues eso.
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