Terrorismo yihadista
Las mujeres que desmoralicen a sus maridos yihadistas serán ejecutadas
La desmoralización es un hecho en las filas del Estado Islámico. Atrapados en su fanatismo, a los cabecillas de la banda yihadista no se les ha ocurrido pensar que son sus errores los que producen este fenómeno, sino que culpan a las mujeres que desaniman a sus maridos y sus hijos. A las que caigan en tamaño “pecado”, se las castigará con el exilio en el mejor de los casos y, casi siempre, con la ejecución. Deben de andar muy desesperados para difundir, y consumar, tamañas atrocidades.
El texto, de obligada lectura, que han difundido entre los suyos no tiene desperdicio y debería ser leído con atención por aquellos que aun piensan que el Daesh está dispuesto a respetar a alguien que no piense como ellos.
En plan poético, subrayan que “durante tiempos de guerra, tribulaciones y dificultades, las preocupaciones abundan y los corazones llegan a las gargantas. Algunas personas son apoyadas por Alá a través de su imán, mientras que otros reniegan de su religión y traicionan a sus hermanos”.
En el colmo del cinismo, les acusan de transferir “esa derrota y la consternación a otros, que difunden sus ideas entre el colectivo musulmán. Está muy extendido entre los débiles y entre los imanes carentes de convicción”.
Y aquí viene el meollo del escrito: “los efectos entre los hombres son conocidos pero las mujeres causan alarmismo en las casas entre sus maridos y niños (...) Asustando a los creyentes y difundiendo rumores que causan preocupación y daño son merecedoras de castigo y exilio (y ejecución si persisten en ello) si no se detienen”. “Las decisiones de las mujeres están sometidas a las mismas reglas de los hombres. Así que cualquier musulmana que cae en esto, asusta a la gente de su hogar u otros musulmanes, esparciendo rumores que debilitan los corazones de los demás, debe pedir perdón a Alá”, agregan.
La alternativa que le dan no puede ser más simple: “la mujer musulmana, si alguna vez oye algo de los alarmistas con respecto a la fuerza de nuestro enemigo, su preparación para invadirnos o su movilización en contra de nosotros con todo su equipo, debe poner delante de sus ojos la declaración de Alá”. Y problema resuelto. La alternativa, la ejecución, por supuesto.
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