Trabajo

Motivación vs. Compromiso

Motivación vs. Compromiso
Motivación vs. Compromisolarazon

Se dice que somos la especie animal mejor preparada para el cambio. Y sin embargo nos da tanto miedo cambiar. Porque cambiar significa abandonar la zona de confort en la que tan cómodamente estamos.

Hoy en el tan de moda mundo del desarrollo personal se habla mucho de la motivación, de encontrar una razón por la que luchar, de hacer las cosas con ganas... Y es que la motivación es la que nos empuja a realizar determinados actos, saboreando la recompensa final.

El problema de la motivación es que es muy fácil perderla, nos guste o no. Hoy mi estado emocional es alto y me siento supermotivada para conseguir resultados, para trabajar en mi proyecto, ir al gimnasio, etc.

Pero mañana puede que no me sienta así. Puede cambiar mi estado emocional, pueden pasarme cosas poco agradables, puede que simplemente llueva y esto me deprima... ¿Está presente la motivación? Es probable que no. Pero antes veamos qué es exactamente la motivación.

La motivación es nuestra habilidad emocional e intelectual para conseguir los objetivos que nos proponemos.

Cuando hablamos de la motivación, podemos referirnos a impulsos que nos mueven a realizar determinadas acciones y persistir en ellas hasta que veamos el resultado. La motivación está relacionada con aspectos tales como la voluntad y el interés.

Sin motivación, viviríamos una vida gris, como la que muchos por desgracia llevamos durante años. Nos levantamos para ir a trabajar sin ganas, realizamos nuestro trabajo sin ganas, hablamos con la gente sin ganas... y nuestros resultados hablan por sí solos: obtenemos resultados pobres.

Si vives una vida sin motivación, probablemente tu vida te resulte rutinaria, gris, apática... una vida sin ilusiones ni propósitos.

Según las neurociencias, más del 40% de nuestras actividades las realizamos en piloto automático. Y esto se debe al ahorro de energía de nuestro cerebro, ya que el cerebro tiene que crear nuevos circuitos neuronales para cambios en nuestra vida y eso consume mucha energía vital. Por eso nuestro cerebro se resiste tanto al cambio. De hecho, el cerebro no pretende que seamos felices, sino que sobrevivamos.

Ante un posible cambio importante, sentimos miedo, que surge porque nuestro cerebro considera el cambio como peligro para la supervivencia.

Pero por fortuna somos seres racionales y ahí entra en juego la motivación. La motivación la desarrollamos no con nuestro cerebro reptiliano (los miedos y la supervivencia dependen de este cerebro primitivo), sino con nuestro lóbulo frontal, encargado de tomar las decisiones, del lenguaje, etc., y es nuestra nuestra parte racional como especie.

Y es gracias a la motivación cómo conseguimos romper esa lucha entre lo primitivo y lo intelectual.

Hay 3 hormonas básicas que interfieren en el proceso de la motivación.

Ante un estímulo externo se produce el siguiente torrente de hormonas:

► Se genera dopamina, la hormona de la felicidad, anticipadora del placer y la euforia; tiene que ver con la concentración y la atención. Saboreamos la posible recompensa cuando conseguiremos el objetivo.

► Acto seguido se segrega la adrenalina, la hormona de la acción, que nos hace ponernos en marcha y cueste lo que cueste, nos permite luchar hasta conseguir el objetivo deseado.

► En la fase final se genera la serotonina, hormona de relajación y satisfacción. Es el momento final cuando hemos cumplido nuestro objetivo.

Está claro que todos tenemos algo que puede motivarnos. Lo importante es encontrar esa ilusión, ese sueño... o incluso sin cambiar una situación externa, sacar lo mejor de ella, dando lo mejor de nosotros mismos.

Se dice también que la motivación mueve el mundo. Por ejemplo, nuestra motivación de supervivencia nos lleva a seguir viviendo, a cuidar nuestro cuerpo, a desarrollar y mantener actividades mentales, a comer, a relacionarnos con el mundo.

Siempre hay motivación en todo lo que hacemos, aunque no seamos conscientes de ello. Lo que pasa es que a veces no es motivación suficiente para conseguir nuestros verdaderos propósitos. Y sobre todo: la motivación por sí sola no es suficiente para conseguir objetivos vitales.

Voy a ponerte un ejemplo muy claro: ¿estás motivado para cuidar a tus hijos o para seguir con tu pareja? Es posible que me digas que sí. ¿Pero qué pasa con tu motivación cuando tus hijos se portan mal o incluso te hacen la vida imposible, o cuando tu pareja no te proporciona todo lo que deseas de la relación o está pasando por una etapa difícil?

Si sólo te movieses por la motivación, es bastante probable que abandonaras el cuidado de tus hijos o tu relación de pareja cuando éstos te fallaran. Porque como habrás visto más arriba, incluso a nivel cerebral, la motivación está intrínsecamente ligada a una recompensa. ¿Qué pasa cuando ves que esa recompensa deja de estar presente, desaparece o se convierte en algo que tú no querías?

Y aquí entra la verdadera clave para el éxito en cualquier área de tu vida. Se llama compromiso. El compromiso no es externo, no depende de un resultado o recompensa, el compromiso está ligado a tus valores.

Es el compromiso y no la motivación el que hace que sigas cuidando de tus hijos, aunque te saquen de tus casillas. Es el compromiso con tu pareja el que hace que sigas a su lado cuando tenéis un momento difícil en vuestra relación y estáis dispuestos a superarlo. Es el compromiso con tu proyecto el que te mantiene trabajando día y noche, incluso cuando estás pasando por un bache financiero y no ves resultados.

Claro que todos buscamos una recompensa, queremos ver resultados, conseguir objetivos, realizar sueños... Pero a veces la sola motivación no es suficiente. Porque habrá dificultades en el camino, baches, roces, precipicios, miedos, dudas... y sólo gracias al compromiso logras sobrevivir al momento difícil.

Observa tu vida y mira en qué ámbito tienes un verdadero compromiso (personal, laboral, familiar, de salud, financiero...). Seguramente verás que éstas son las áreas de tu vida que mejor funcionan. Busca las áreas que peor están y pregúntate cómo puedes comprometerte con ellas, qué puedes hacer a nivel personal para adueñarte de esta parte de tu vida.

Uno de los ejercicios que más pueden ayudarte en este aspecto, es la famosa Rueda de la Vida, que se utiliza en las primeras sesiones de coaching. En este post te ofrezco 8 de los mejores ejercicios de coaching que puedes descargar de forma totalmente gratuita.