Ministerio de Defensa
Boinas verdes: militares de élite contra el Estado Islámico en Irak
70 efectivos de Operaciones Especiales se entrenan a la espera de desplegarse en Bagdad
«No tenemos claro cuándo nos desplegaremos, pero desde que supimos que íbamos a Irak estamos deseando salir». Esta frase la repiten sin cesar los 70 miembros del Grupo de Operaciones Especiales «Valencia III» (GOE III) que aguardan en España la luz verde para viajar a Bagdad para instruir al Ejército iraquí. 30 de sus compañeros ya están allí, preparando el terreno y analizando qué capacidades son necesarias para su misión como parte de la Coalición Internacional contra el Estado Islámico. El resto continúa su entrenamiento para estar listo. LA RAZÓN les ha acompañado en una de sus jornadas de instrucción en el campo de maniobras de Chinchilla (Albacete), donde durante 5 días han practicado lo que enseñarán a los efectivos de Operaciones Especiales de Irak y las situaciones de riesgo a las que podrían enfrentarse. Al mando de todos ellos, el teniente coronel P. L. G.
Además de los cerca de 200 legionarios y personal del Mando de Ingenieros, la contribución española se completa con 100 efectivos del GOE III. Se dividirán en tres equipos operativos y otro de tiradores de precisión, junto a los que habrá una estructura de comunicaciones para mando y control, y la Plana Mayor. Todas estas capacidades son propias de GOE y a ellas se suman dos especialistas en desactivación de explosivos improvisados (EOD), dos expertos en reconocimiento de municiones y artefactos (EOR) y un equipo de control aéreo táctico (TACP) con cinco efectivos del Ejército del Aire. Además, en Mando y Control hay tres de la Brigada de Transmisiones.
Su base estará junto al aeropuerto de la capital, en el Baghdad Diplomatic Support Center (BDSC), donde trabajarán con efectivos de Estados Unidos, Noruega o Australia. No saldrán de allí y toda la instrucción, la teórica y la práctica, se llevará a cabo en su interior. Es, a día de hoy, el lugar en el que tendrán su centro de operaciones, aunque no descartan desplazarse en momentos puntuales a la localidad de Besmayah (donde está la Legión) o a la de Taji. En cuanto a los materiales que despliegan: fusil HK, lanzagranadas Lag-40 y C-90, morteros ligeros, ametralladoras pesadas 12,70... y 10 blindados «Lince».
A falta de definir los detalles de su misión, los efectivos de Operaciones Especiales liderarán algunos cursos o serán instructores de apoyo junto a otros países. Así, estarán al frente de la instrucción en comunicaciones y transmisiones, y con Estados Unidos, por ejemplo, ocho boinas verdes adiestrarán a la Policía Especial de Bagdad. Sus compañeros en el teatro de operaciones han arrancado ya con Holanda un curso de comando. De momento, estos 70 efectivos que aguardan en España siguen su preparación.
Apenas son las 10:00 horas y en Chinchilla suenan disparos. Varios efectivos han sufrido una emboscada y han de escapar. Comienzan los gritos y los disparos para defenderse del enemigo. Un bote de humo les ayuda y logran huir sin bajas. Se trata de una maniobra de ruptura de contacto, uno de los entrenamientos básicos y de los que, día a día, realizan.
No han pasado ni 10 minutos y la acción continúa en este paraje manchego. Un vehículo «Lince» ha pisado un artefacto explosivo y queda inutilizado. Sus ocupantes han de salir inmediatamente para tratar de refugiarse en un montículo cercano y para ello cuentan con la ayuda de otros compañeros que llegan realizando fuego de cobertura. Usando de escudo el blindado, repelen el ataque y consiguen algo de tiempo para reagruparse tras las rocas, momento en el que uno de los efectivos dispara con su lanzagranadas. Han conseguido reducir a los insurgentes y, sin amenaza cercana, logran recuperar el Lince.
Ahora le toca el turno a una patrulla a pie. Van despacio, observando el terreno y cualquier movimiento sospechoso. Y, como era de esperar, son atacados. Uno a uno van protegiéndose para escapar. Lanzan botes de humo y con movimientos mecánicos se ponen a salvo sin mayores consecuencias. En todos los supuestos que practican usan munición real.
Los infiltrados, principal riesgo
Pero, como explica el teniente coronel P. L. G., una de las principales amenazas a la que se enfrentarán y que practican continuamente son los ataques «green on blue», esto es, los perpetrados por los alumnos a los que instruyen. «Casi siempre se inmolan y suelen ir a por los elementos más críticos del equipo, como son los mandos», comenta. «Buscan hacer el máximo daño posible y darse publicidad».
En lo que se refiere a su labor en Irak como profesores, son conscientes de que tendrán que armarse de paciencia, aunque tienen claro que «los iraquíes no parten de cero y tienen algo de experiencia», cuenta el jefe del GOE III. El «handicap», la necesidad de contar con un intérprete, «por lo que la mayor parte de la enseñanza será práctica» y, sobre todo, tendrán que adaptarla al material del Ejército de Irak, soviético y estadounidense.
Aunque la misión no está exenta de riesgo, «hay tranquilidad», asegura el capitán V. A., jefe de uno de los equipos operativos, quien deja claro que «tenemos ganas de comenzar a enseñar». «Sabemos que los iraquíes tienen conocimientos, pero esperamos que el nivel de instrucción sea bajo», señala mientras recalca que «hacemos mucho hincapié en la seguridad». Su compañero, el sargento J. M. O. G., tiene claro que «no será una tarea fácil, pero aquí hay gente con mucha experiencia». Sobre el posible peligro, se muestra tranquilo y asegura que «sí, conlleva riesgos, pero como otras muchas profesiones».
Y, en el caso de que se produjese algún incidente, junto a ellos viajan dos sanitarios de patrulla con un blindado «RG-31» medicalizado. Su función será la de atender al personal propio y estarán encuadrados en el hospital americano «Role 2-E» de la base. Uno de estos efectivos, el teniente médico J. F. V, asegura que el principal riesgo son las lesiones que pueden derivarse de ataques. Pese a que estos especialistas rotan cada dos meses y medio (escasean en las Fuerzas Armadas y despliegan en numerosas misiones) «ésta suena a reto» e incluso han pedido estar seis meses, como el resto del contingente.
Por ahora, no hay fecha exacta para su salida, aunque todo apunta a que será a principios de marzo, cerrando así la aportación española a esta misión internacional para frenar el avance del yihadismo.
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