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Johan hermana a dos rivales
Florentino Pérez fue al Camp Nou a despedir al mito del Barcelona. Junto a Bartomeu, el presidente del Madrid guardó un minuto de silencio: «Cruyff debería perdurar eternamente»
Florentino Pérez fue al Camp Nou a despedir al mito del Barcelona. Junto a Bartomeu, el presidente del Madrid guardó un minuto de silencio: «Cruyff debería perdurar eternamente»
Uno de los ídolos de Johan Cruyff fue Alfredo di Stéfano. En él veía a un futbolistas que cambió la manera de entender el juego, que peleó por lo que creía y que representaba el fútbol total, en el que el jugador que empezaba el juego en el centro del campo también era el que remataba después a gol. Johan veía en Di Stéfano un reflejo de lo que él era y no tenía en cuenta que había sido el hombre fundamental en la construcción del Real Madrid como el mejor equipo del siglo XX, el equipo que dominó la Copa de Europa desde sus comienzos. Cuando se habla de buen fútbol, de buenos futbolistas, no hay colores, camisetas ni enemigos: todos hablan un idioma común.
Se vio ayer, cuando el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez se acercó con Emilio Butragueño y Amancio Amaro a rendir homenaje a Johan Cruyff. Acompañado por Bartomeu, el presidente de la entidad catalana, todos guardaron un minuto de silencio ante la fotografía de quien se ha convertido en un mito del barcelonismo.
Ya el día de su muerte, el primer equipo del Real Madrid guardó un minuto de silencio antes de empezar el entrenamiento en Valdebebas y el máximo mandatario del club escribió una carta de pésame que se colgó en la web. Pero quiso ir más allá y sumarse al homenaje que todos los barcelonistas y todo el mundo del fútbol está rindiendo desde ayer al número 14 por excelencia. Más allá de los colores, Florentino Pérez consideró que tenía que acompañar en el dolor que siente la masa social del gran rival del Real Madrid.
Cruyff fue el gran protagonista del primer 0-5, un partido que recuerdan tanto los culés como los madridistas, y como entrenador del Barcelona amargó los últimos años de la Quinta con campeonatos de Liga ganados en el último segundo tras los desastres de Tenerife. Son historias que nunca se olvidan, que, en su momento, duelen, pero que también fortalecen la rivalidad deportiva entre ambos clubes.
«Estos días son muy tristes. Como siempre digo, hay personas que pienso que no deberían morirse nunca y una de ellas es Johan Cruyff. Johan Cruyff nació el mismo año que yo», aseguró ayer Florentino Pérez, a la salida de su visita al Camp Nou.
Como madridista, desde niño, el presidente blanco ha vivido intensamente la rivalidad que provocaba Cruyff. Y eso, visto con perspectiva, también deja huella, deja un poso de cariño: «Le he conocido toda su vida deportiva y algunos dicen que cambió la historia del Barça y yo creo que también, cambió la historia del fútbol, no sólo español sino mundial. Por tanto, mi cariño a la familia y a toda la afición del Barça por esta pérdida, pero son de esas personas que perduran eternamente», continuó el presidente blanco.
La relación de Cruyff con el Real Madrid siempre fue de distancia y de respeto. Cuando salió del Ajax, el conjunto holandés quería venderlo al Real Madrid, pero a Cruyff le apetecía más el Barcelona. Además, el club que presidía Santiago Bernabéu no estaba dispuesto a pagar más de 60 millones. El Barcelona superó los 100 y Cruyff se salió con la suya y acabó jugando en el club catalán.
El Real Madrid lo sufrió sobre todo la primera temporada, cuando el holandés llevó al Barcelona a conquistar la Liga, y lo sufriría más tarde como entrenador. Desde el banquillo azulgrana Cruyff tuvo sus diferencias con el club blanco, algunas veces con palabras de más pero, por ejemplo, siempre reconoció que le hubiese gustado fichar a Emilio Butragueño, que en esos momentos era su gran rival, el emblema del madridismo.
Siempre hubo una relación de respeto y de reconocimiento, que se confirmó ayer con la visita de Florentino Pérez. El presidente del Real Madrid y Bartomeu nunca han tenido una especial amistad. Al revés, la relación entre ambos ha sido tirante en muchos momentos y más cuando la estrategia del club catalán en el «caso Neymar» consistió, sobre todo al principio, en culpar de lo que sucedía al Real Madrid. El club blanco quiso fichar al delantero brasileño pero cuando lo intentó le pidieron un precio prohibitivo. Nunca gustó que el Barcelona acusara al rival de sus problemas judiciales y le metiera en historias en las que nada tenía que ver.
Pero ayer los dos presidentes, después del minuto de silencio, estuvieron charlando brevemente. Este sábado se verán otra vez en la comida y después en el palco del Camp Nou para ver el clásico de la Liga. El Barcelona está pensando hacer un homenaje a Cruyff en ese partido, el primero del Barça tras su muerte.
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