F.C. Barcelona
La Federación pidió prohibir la exhibición de «esteladas» en la Copa del Rey
El Barcelona no se presentó a la reunión en la que se adoptaron las medidas para regular este partido de alto riesgo
El Barcelona no se presentó a la reunión en la que se adoptaron las medidas para regular este partido de alto riesgo
Concepción Dancausa, delegada del Gobierno en Madrid, congregó a casi 30 personas representantes de diferentes organismos para que la final de la Copa del Rey, entre el Sevilla y el Barcelona, discurriera este domingo por cauces meramente deportivos. El partido es de alto riesgo y se tomaron las medidas pertinentes, que suelen ser las habituales. Organiza el encuentro la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y lo acoge el Vicente Calderón. Fue precisamente la Federación la que se encargó de convocar a los dos clubes finalistas a la reunión. El equipo andaluz excusó su presencia porque esa tarde jugaba la final de la Liga Europa en Basilea, que, por cierto, ganó (3-1 al Liverpool). El representante azulgrana no se presentó. Tenía asiento reservado, que se quedó vacío.
A la cita con la delegada del Gobierno y los miembros de la RFEF, acudieron el comisario principal de la Brigada de Seguridad Ciudadana y representantes de la Policía Nacional, Policía Municipal, Guardia Civil (Tráfico), Casa Real, Presidencia del Gobierno, Samur, Bomberos, Cruz Roja y Atlético de Madrid.
Avanzó la reunión, se fueron ajustando las cuestiones principales y en un momento dado alguien pronunció la palabra «esteladas». De inmediato se recordó que en dos encuentros recientes, uno en el Bernabéu, con motivo del clásico, y otro en el Calderón, en el partido de la eliminatoria de Liga de Campeones entre el Atlético y el Barça, no hubo. Tanto el Real Madrid como el Atlético decidieron evitar que los aficionados culés las metieran en sus estadios respectivos. Fue entonces cuando el representante de la Federación Española de Fútbol tomó la palabra y apuntó: «En la medida de nuestras posibilidades no se va a permitir la entrada de «esteladas» al recinto». Su deseo es evitar que se produzcan problemas de orden público, ya que esa exhibición puede ser también una provocación.
Así pues, los encargados de la seguridad se ocuparán de registar a los espectadores y proceder a la incautación de las banderas independentistas catalanas. Al término de la reunión, la opinión sobre cuestión tan delicada no era unánime, pero se asumió.
En Barcelona las reacciones a la prohibición fueron «virales». Los más radicales sugerían que el equipo no se presentara a jugar la final; Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat, comunicaba que no asistiría al partido, tampoco la alcaldesa Ada Colau, y el club se planteaba qué hacer, mientras defendía la libertad de expresión. El presidente Josep Maria Bartomeu dudaba si seguir los pasos de los políticos; pero finalmente decidió que su lugar estaba en el palco del Calderón, una vez que el club recurrió en el juzgado a la prohibición de las esteladas, banderas sobre las que un alto cargo del deporte español opinó: «La bandera de Cataluña es la senyera. Si quieren cambiarla por la estelada para que ésta sea la oficial, debería reunirse el Parlament y votar para proceder con la ley orgánica correspondiente si se apoyara el cambio...».
Podría ser una solución si no fuera porque acentuaría la división que hay entre los catalanes por la política que los envuelve y arrastra. Para ganar tiempo, el Barça interpuso un recurso contencioso administrativo especial en un juzgado de Madrid. Aboga «por defender derechos fundamentales» y conseguir una medida cautelar de suspensión de la resolución anunciada por Concepción Dancausa.
Como dice Javier Tebas, presidente de la Liga que se muestra a favor de la prohibición porque considera que «las “esteladas” son símbolos de la destrucción de España, y siendo este partido la final de la Copa del Rey, no está dentro de la libertad de expresión», la ley es interpretable.
La Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, no apunta explícitamente al veto de las banderas con contenido político, sino que, en el artículo 2b, la Ley del Deporte se refiere a «la exhibición en los recintos deportivos, en sus aledaños o en los medios de transporte organizados para acudir a los mismos, de pancartas, símbolos, emblemas o leyendas que, por su contenido o por las circunstancias en las que se exhiban o utilicen, de alguna forma inciten, fomenten o ayuden a la realización de comportamientos violentos o terroristas, o constituyan un acto de manifiesto desprecio a las personas participantes en el espectáculo deportivo».
No hay alusión alguna a símbolos de carácter político, por lo que cabe entender que la Federación Española de Fútbol se apoyó en los antecedentes del clásico entre el Madrid y el Barça o el partido Atlético-Barça, así como en la normativa de la UEFA, que prohíbe estas banderas en los partidos de su competencia por su carácter político. De hecho, ya ha denunciado al Barcelona por eso.
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