Empresas
Abengoa ofrecerá a los bancos más desinversiones y despidos
Se centrará en países y negocios en los que es líder o genera beneficio operativo y saldrá del resto. Prepara el documento para las negociaciones asesorada por KPMG.
Abengoa ya perfila la oferta que presentará a la banca acreedora en la dura negociación para salvar a la empresa de la quiebra. Según ha podido saber LA RAZÓN, la compañía está elaborando un plan de negocio «prudente» que asegure su viabilidad futura y que incluirá desinversiones, salida de algunos países en los que opera, ahorro de costes, despidos y adelgazamiento de la estructura administrativa. A cambio, los acreedores tendrán que asumir quitas y accionistas y bonistas sufrirán pérdidas en sus inversiones en la empresa. Ayer comenzó la cuenta atrás para alcanzar un acuerdo que deberá estar cerrado en cuatro meses, antes de abril de 2016, y en el que la empresa energética cuenta con el asesoramiento de KPMG.
El objetivo del equipo de gestores de la firma que lidera José Domínguez Abascal, que fue nombrado ayer presidente ejecutivo, es realizar una apuesta decidida por aquellos mercados, países y negocios «prioritarios» en los que la compañía es líder o tiene una capacidad relevante para generar beneficio operativo (ebitda). Por ejemplo, fuentes cercanas a la empresa destacan la posición dominante a nivel mundial que ostenta en el segmento de líneas de transmisión y el liderazgo logrado en los últimos años en un mercado como el de EE UU.
Fuera de esos negocios «core» o considerados como fundamentales desde un punto de vista operativo, Abengoa pretende ofrecer a los acreedores un plan de desinversiones y ventas que aportará liquidez al grupo. Además, planea salir de alguno de los más de 20 países en los que opera. Con estas medidas restará «grasa» ineficiente a la estructura de una empresa que, a cierre de 2014, gestionaba activos por valor de más de 25.000 millones de euros y que arrastra una deuda de más de 27.000 millones.
Obviamente, estas decisiones llevarán aparejado un plan de adelgazamiento administrativo y conllevarán despidos en la plantilla. En este sentido, las mismas fuentes recuerdan que Abengoa ya ofreció a la banca un plan de desinversiones en septiembre, mes en el que además también se produjo la salida de Felipe Benjumea de la presidencia y la eliminación de tres puestos en el consejo de administración, ambas peticiones expresas de las entidades. «Los compromisos adoptados entonces ya fueron fuertes», afirman.
Una vez que los gestores de la empresa terminen el nuevo plan de negocio, el consejo pretende usar este documento como «arma» negociadora en las reuniones con la banca. El plan financiero que llevará aparejado deberá asegurar que las entidades recuperarán en un plazo «razonable» el máximo del capital prestado. De la citada estrategia dependerá el resultado de la discusión sobre la quita que deberán asumir los acreedores, una condición que la empresa controlada por la familia Benjumea (ostenta más del 57% del capital) considera prácticamente inevitable.
El papel de los Benjumea en esta negociación se antoja clave, y este periódico ha podido saber que la familia ha vuelto a ofrecer una importante dilución en el capital de Abengoa si con ello se asegura su viabilidad. Ya lo hizo en septiembre, en pleno «tira y afloja» con los bancos.
Las mismas fuentes reconocen que la empresa está en una «situación complicada», inmersa en una «pelea en mal contexto de mercado» desde hace tiempo. La negativa de Gonvarri a entrar en el capital de Abengoa ha acelerado la petición de preconcurso de acreedores, un movimiento con el que los gestores afirman haber buscado el «blindaje» de la empresa, al menos en lo que afecta a la generación de caja mediante su modelo de negocio. Este periodo de cuatro meses en los que no se producirán pagos a los acreedores financieros, de forma paralela a la negociación, permitirá que la empresa pague a sus proveedores y se centre en el negocio operativo, afirman.
«Abengoa es viable y su problema es de deuda, no operativo», apuntan las mismas fuentes tres días antes de una reunión con KPMG –se producirá el lunes–, que se antoja clave en el proceso. El auditor será el encargado de cifrar las necesidades de liquidez de la compañía, y ya estimó recientemente la «urgencia» de capital a corto plazo en 250 millones de euros, frente a los 650 millones con los que se ha especulado en los últimos días.
En su regresión desde el Ibex al mercado continuo, las acciones «B» de Abengoa respiraron ayer, tras dos jornadas de fuertes castigos, y subieron un 15,87%, hasta 0,292 euros. Desde la negativa de Gonvarri a entrar en el capital de la empresa y la solicitud de preconcurso de acreedores, el pasado miércoles, los títulos de la firma acumulan un recorte del 67,9%. La capitalización de la empresa se situó al cierre en 251,12 millones de euros, frente a los 790 millones del martes.
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