Mercado bursátil
Caídas en las bolsas e inestabilidad del crudo, los efectos del atentado
Los expertos creen que el mercado registrará pérdidas, aunque recuperará terreno pronto. El turismo, posible víctima colateral del conflicto islámico.
El atentado de Estado Islámico en París se produce en un momento económico complicado para Europa. El crecimiento sigue siendo débil, la recuperación parece muy sensible a los agentes externos y el peor escenario que podría producirse es el del estallido de una gran guerra. Los expertos consultados por LA RAZÓN consideran que el impacto de este golpe terrorista concreto será limitado y que el Viejo Continente está preparado para afrontar un periodo de inestabilidad geoestratégica como el que acaba de rebrotar.
«Los atentados de París son un tema de humanidad, no de economía. Pero para un europeo la amenaza es múltiple», asegura al respecto José Ramón Pin Arboledas, profesor del IESE, que resta importancia al impacto del suceso. «A corto plazo no ocurrirá nada en las finanzas», asegura. Según Pin, «el pánico inversor no se debe a estos efectos, pero sí afectará a medio y largo plazo».
El experto considera que el atentado «despierta» a algunos sectores económicos y obliga a otros a hacer esfuerzos adicionales para sobreponerse a la inestabilidad que los rodea. Así, «la seguridad mejora sus expectativas de rendimiento, igual que todo lo relacionado con la defensa». Por contra, uno de los efectos negativos será «una cierta restricción de la movilidad internacional», lo que supondrá un freno al turismo. «España debe mantener su seguridad, para seguir siendo el destino preferido del turismo al sur de Europa», apunta Pin.
«El petróleo seguirá estancado en precio. Los productores saudíes no quieren que su aumento de valor acabe financiando al Estado Islámico y a EE UU», afirma Pin. Como siempre, habrá quién aproveche la situación para rentabilizar las inestabilidades. «Toda amenaza es también una oportunidad», destaca el profesor.
«A corto plazo la situación seguirá igual. Si acaso con una pequeña perturbación bursátil. Pero no podemos olvidar que, a medio y largo plazo, o se acaba con la amenaza terrorista (algo muy difícil de conseguir) o el fracaso en esta misión influirá en el bienestar de los europeos», concluye Pin.
Enrique Quemada, consejero delegado (CEO) de ONEtoONE Corporate Finance, coincide con Pin al afirmar que el impacto en los mercados de valores y de divisas será «limitado». «Los inversores tenían descontado que algo parecido podría pasar».
Quemada afirma que existen «diferencias importantes» entre la situación provocada por los atentados de París y la que generaron los aviones que se estrellaron contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001. «Aquel día desaparecieron ‘hedge funds’ enteros que trabajaban en el World Trade Center; el impacto financiero fue enorme», señala Quemada, que ofrece además una lectura política del atentado.
«A largo plazo, el principal impacto será político. Marine Le Pen, líder del Frente Nacional, ya está registrando buenos resultados en los sondeos, y los atentados dispararán una islamofobia que la reforzarán en las próximas elecciones. Un bloque antieuropeísta junto a David Cameron –primer ministro de Reino Unido– podría significar un importante riesgo para el futuro de la Unión Europea», desataca Quemada.
Rodrigo García, analista de XTB y experto en divisas, se muestra «escéptico» sobre la repercusión de los atentados y señala que «la economía seguirá su curso. Afirma que el petróleo es un «valor refugio que podría registrar subidas ante la entrada de inversores». En cualquier caso, las alzas no serán muy abultadas, igual que en el caso de las divisas mundiales, «como el yen, que podría fortalecerse en el corto plazo». «Cuando hay dudas, las divisas refugio suben», recuerda el experto.
Respecto al impacto en renta variable, García recuerda el caso del 11-S, que provocó una fuerte pérdida en el S&P 500 de la que tardó en recuperarse un mes. No obstante, desvincula este escenario del actual y afirma que probablemente habrá «caídas en el corto plazo». Además, el analista señala que la situación «no tiene por qué afectar a los contratos que España mantiene con el mundo árabe».
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