Bruselas

China atemoriza al mercado mundial

Lleva tiempo dando síntomas de ralentización, que no se estaban reflejando en la cotización de sus empresas
Lleva tiempo dando síntomas de ralentización, que no se estaban reflejando en la cotización de sus empresaslarazon

El gigante asiático camina con los pies de barro y no deja de sufrir descalabros. Aunque las caídas de su mercado no lleguen a convertirle en enano, sí pueden tambalear al resto de economías. En la fábrica del mundo, dueña y señora de la mayoría de la deuda pública de los países desarrollados, se ha registrado un nuevo terremoto. Una vez calmada la fiebre en torno a las aguas del Mediterráneo –con el acuerdo alcanzado entre Grecia y la UE–, la temperatura se desplaza abruptamente hacia el Pacífico. Y el «tsunami» podría resultar devastador. Los inversores saben que el riesgo ahora está en China, cuyo estornudo bursátil podría constipar a medio globo terráqueo.

El patrón de comportamiento de su mercado responde al de una burbuja. Si bien en siete meses duplicó su capitalización, sólo en un mes se desplomó un 30%. La decisión de introducir estímulos para avivar la economía infló las bolsas. Y el pinchazo podría lastrar el crecimiento global. China lleva tiempo dando síntomas de ralentización, que no se estaban reflejando en el nivel de sus índices bursátiles. Un parón más severo tendría una alarmante repercusión, aunque, más allá de la lanzada «relajación cuantitativa» para apuntalar la bolsa, aún existe margen de maniobra de las autoridades locales.

Tres billones de euros

El gran «susto chino» se saldó con unos tres billones de euros. Es decir, el triple de la economía española. Iván Máñez, fundador y director general de Global Asia, resalta que el varapalo no está afectando de forma importante al resto de mercados, ya que en la bolsa china no hay un volumen de inversión extranjera considerable debido al férreo control que realizan sobre la entrada de capital foráneo.

La mayoría de los expertos coincide en que la crisis griega tiene una incidencia más directa sobre la economía española, como ha demostrado la evolución de la prima de riesgo y de los mercados con cada episodio del conflicto heleno. Sin embargo, China sigue sus propias reglas del juego y no está condicionada por instituciones supranacionales. Máñez asegura que España se vería perjudicada por una desaceleración del modelo chino con toda seguridad, pero señala que lo que se decide en Pekín no afecta tanto a lo que pueda ocurrir en Madrid como lo que se zanja en Bruselas. Además, la dinámica de las acciones chinas tiene un efecto limitado en nuestro país porque el control de capitales impide una expansión inmediata.

El desplome de la economía china arrastraría a emergentes y emergidos. Y es que si el gigante asiático deja de fabricar su modelo de exportación colapsaría y se vería obligado a recuperar parte de su liquidez vía venta de deuda extranjera, entre la que se incluye la española. Javier Santacruz, profesor de Economía de la Universidad de Essex, recuerda que China se hizo con una cartera muy importante de deuda española cuando la prima de riesgo estaba en torno a los 600 puntos. Desde entonces, no tiene interés en deshacerse de ella al poseer un cupón alto, una TIR estable y un precio que crece conforme el BCE sigue comprando deuda de los países del euro. Así, «por esta vía no tenemos un factor de contagio de la caída de las bolsas».

Afectados

Un desplome bursátil afectaría, sin lugar a dudas, a las inversiones que realizan los grandes grupos chinos en España, porque «han perdido una parte importante de su capitalización». Santacruz cree que quizá sea más una cuestión de demorar los plazos que de cancelarlas, ya que pese a las caídas bursátiles, corporaciones como el China Construction Bank o Bank of China están materializándolas con la apertura de sucursales y la firma de convenios con empresas como Telefónica. La entrada del Grupo Mandarín con hoteles en Madrid o Barcelona e inversiones como la compra de Miquel Alimentació por parte de Bright Food constituyen otros ejemplos.

Margaret Chen, presidenta y fundadora de China Club Spain, admite que durante los últimos años el gigante asiático ha fijado su mirada en España, como verifican las recientes operaciones del Grupo Fosun International Limited, del Grupo Wanda, que compró el Edificio España y el 20% del Atlético de Madrid, o del grupo HNA. «Este pinchazo bursátil ralentizará el crecimiento de dichas inversiones». Asimismo, el turismo chino podría verse reducido. Chen alega que, de acuerdo con algunas estimaciones, en 2014 España recibió unos 300.000 visitantes chinos, lo que supuso unos ingresos de 612 millones de euros.

España es uno de los principales países europeos de destino de las exportaciones chinas, mientras que nuestro país está a la cola entre los europeos que exportan productos a China, un socio todavía poco significativo al que apenas llega el 4% de las ventas al exterior. No obstante, el peso de China en las exportaciones españolas se ha incrementado un punto porcentual durante los últimos cinco años. Santacruz ve poco probable que haya cambios radicales, gracias a que el control de capitales chino actúa como barrera frente a la propagación de shocks internos, y explica que el impacto sería menor porque las relaciones se basan en bienes y servicios, no tanto en el ámbito financiero. Pero agrega que «una depreciación del yuan es una mala noticia para las exportaciones españolas».

Caída de ventas

En el caso de que la burbuja estallara, algunas empresas españolas se verían seriamente afectadas. Hoy en día, las ventas de Gamesa a China rondan el 4,4%. De igual modo, el mercado asiático representa el 21% de las ventas de Inditex, cerca del 16% del negocio de Viscofan y en torno a un 8% del de Acerinox. En este último caso, y como ocurre también con ArcelorMittal, no hay que mirar únicamente las ventas directas, sino la repercusión a nivel mundial que tendría una ralentización de la economía china, que influiría directamente en el precio de las materias primas.

Pronto China se convertirá en la principal economía del planeta, por lo que sus desventuras amenazan al desarrollo global. La presidenta de China Club Spain recuerda que el año pasado el gigante asiático contribuyó con un 24% al crecimiento mundial. Tanto el mercado inmobiliario como el de valores están sobrevalorados, y aunque la burbuja todavía no haya explotado, sí ha dado un claro aviso a navegantes. Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Bangor University e investigador de Funcas, pone de relieve su intenso crecimiento, los desequilibrios internos y los recelos que genera su sistema político dentro y fuera del país. «China necesita mayor control de los riesgos financieros, menor intervención en los mercados de divisas y una mayor democratización. Si no se adoptan estos caminos, pocas soluciones tendrán sus tensiones económicas». De no corregirse algunos excesos, puede haber malas consecuencias para las empresas europeas y españolas. La explosión de la burbuja salpicaría a España y a otros países del Viejo Continente. Pese a que la relación entre ambas economías resulte cada vez más estrecha, «las empresas españolas llegaron tarde a China comparado con las anglosajonas o las alemanas, por lo que cualquier derrumbe chino se notaría más en otros países europeos», apostilla Carbó.

Nuevo modelo de crecimiento

Que la bolsa china continúe atrayendo capitales, sacando más empresas al mercado y dando entrada a inversión extranjera «es estratégico para su nuevo modelo de crecimiento». Santacruz sostiene que a ello se suma el objetivo del Gobierno de empujar a sus grandes compañías a salir al exterior e internacionalizar el yuan para convertirlo en una divisa de referencia, y apunta que «más que una señal de decrecimiento es de estabilización. Una especie de ‘‘palo y zanahoria’’, necesario en este momento». Chen, por su parte, augura que dentro de poco «todo volverá a la normalidad».