Intervención del Banco Madrid
El Gobierno del PSOE ignoró la alerta de la Kutxa sobre Banco Madrid
Xabier Iturbe dio a conocer al Banco de España su mala praxis antes de venderlo.
¡Las poco ortodoxas prácticas financieras de Banco Madrid no son una reacción a las dificultades que ha atravesado el sector desde el comienzo de la crisis y que, en la banca tradicional, acabaron por aumentar los riesgos a la espera de que el temporal capeara en algún momento. Según ha podido saber LA RAZÓN, Xabier Iturbe, presidente de la Kutxa, Caja de Ahorros de Guipúzcoa y San Sebastián, denunció en los meses previos a su venta a la Banca Privada d’Andorra sus técnicas comerciales a la hora de captar el dinero de los inversores y la forma de gestionarlo. Iturbe puso en conocimiento del Banco de España, gobernado por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y del Ministerio de Economía, a cuyo frente estaba Elena Salgado, las peculiaridades de la operativa de la entidad, que se realizaba a través de agentes financieros, que tenían la facultad de manejar el dinero depositado por los inversores de forma individual, utilizando de manera casi testimonial, como mera cobertura legal, la figura jurídica de un banco. Las fuentes financieras consultadas por este periódico aseguran que en ningún caso se preguntaba la procedencia del dinero por muy importantes que fueran las cantidades confiadas al agente, que cobraba sustanciosas comisiones por mover el capital de los inversores.
Un fracaso tras otro
Banco Madrid es la historia de una transformación. Nació como banca minorista y está a punto de acabar sus días como banco de grandes patrimonios. Entre sus múltiples contradicciones está su origen, en la Banca Suñer, de Barcelona. Estuvo en la órbita de Banesto, en el esplendor financiero de Mario Conde, y acabó como moneda de cambio en el Deutsche Bank, a principios de los años noventa, en un desesperado intento de los principales accionistas de Banesto para que no aflorara el agujero financiero que en diciembre de 1993 propició la intervención del Banco de España.
Comprada su ficha bancaria en 2001 por 18 millones de euros por parte de la Kutxa, Banco Madrid volvió a probar suerte en el siempre difícil campo de la banca privada. Su modelo no estuvo a la altura de las exigencias de su nuevo dueño. Bastó que la Inmobiliaria Monteverde, de la que era uno de sus principales acreedores, suspendiera pagos para que la Kutxa empezara a buscar algún tipo de solución. La caja de ahorros guipuzcoana tuvo que provisionar más de 170 millones de euros por esta operación fallida, cantidad a la que hay que añadir las sempiternas pérdidas del banco en su nueva vertiente de banco privado. La crisis financiera que asoló las economías desarrolladas tras la bancarrota de Lehman Brothers (septiembre de 2008) fue la gota que colmó el vaso de los nuevos gestores de la Kutxa, tras la llegada de Xabier Iturbe ese mismo año a la presidencia de la caja de ahorros.
Iturbe encarga a PricewaterhouseCoopers (hoy PwC) un estudio forense en un último intento de darle la vuelta a la situación financiera de Banco Madrid, que se había convertido en una sangría para el grupo bancario Kutxa. La auditoría estratégica encargada por la dirección de la caja busca un nicho de mercado donde Banco Madrid pueda realizar su actividad de forma rentable, pero se encuentra con unas prácticas bancarias difícilmente justificables desde la más pura ortodoxia financiera. Cae José Miguel López Frade, director general de banco Madrid hasta 2009. A partir de ese momento, la Kutxa cuelga el cartel de «se vende» en el banco privado. La llegada a España de Banca Privada d’Andorra fue el colchón de salvación al que se agarró la Kutxa para poner punto y final a su aventura en el mundo de la banca de grandes patrimonios. La venta a BPA se fraguó en 2010, antes incluso de que las autoridades españolas y andorranas cerraran el convenio de doble imposición alcanzado por los correspondientes gobiernos para intercambiar información para luchar contra el fraude tributario y el blanqueo de capitales.
Andorra genera dudas
Este hecho, al parecer, permitió que Miguel Ángel Fernández Ordóñez, por entonces gobernador del Banco de España, consiguiera imponer el nombre de José Pérez, director general de la institución monetaria y asesor personal de «Mafo», para la presidencia de la filial española de BPA. Fue la condición impuesta por el Gobierno para que Banco Madrid pudiera pasar a depender de un banco andorrano, un país sobre el que siempre han existido sospechas por su falta de transparencia en materia financiera y tributaria.
Desde que Iturbe pusiera en conocimiento del Gobierno y del Banco de España las extrañas prácticas de Banco Madrid poco o nada ha trascendido sobre su vigilancia. Se sabe que el Sepblac investigó la entidad en abril de 2014 en un proceso complicado, que no concluyó hasta febrero de este mismo año, según aseguró recientemente el secretario de Estado de Economía y máximo responsable también ser Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales, Íñigo Fernández de Mesa. Lo demás ha llegado sobrevenido.
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