Islandia

El jefe de Gobierno islandés, el primero en caer por los «papeles de Panamá»

La presión de la calle obliga a Gunnlaugsson a dimitir tras revelarse que mantuvo una sociedad opaca en un paraíso fiscal.

El primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson, habla con los medios tras presentar su dimisión.
El primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson, habla con los medios tras presentar su dimisión.larazon

La presión de la calle obliga a Gunnlaugsson a dimitir tras revelarse que mantuvo una sociedad opaca en un paraíso fiscal.

Los «papeles de Panamá» ya se han cobrado su primera víctima política. El primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson, presentó ayer su dimisión tras revelarse que él y su esposa mantuvieron una empresa en un paraíso fiscal. Las críticas de la oposición y las protestas de la población hacían insostenible la situación de Gunnlaugsson, que será sustituido por el ministro de Agricultura, Sigurour Ingi Johannsson, un granjero de 54 años.

Con la renuncia concluía una frenética jornada política en Islandia que había comenzado con un intento infructuoso del primer ministro por mantenerse en el poder. Consciente de que el escándalo fiscal también salpica a sus socios conservadores del Partido de la Independencia (su líder y ministro de Finanzas, Bjarni Benediktsson, también figura en los papeles), Gunnlaugsson, líder del liberal Partido Progresista, trató de limitar los daños y amagar con la convocatoria de elecciones anticipadas. «Le he dicho al presidente del Partido de la Independencia que si los parlamentarios de su partido estiman que no pueden sostener al Gobierno, disolveré el Parlamento y convocaré elecciones legislativas», señalaba el todavía primer ministro.

Sin embargo, el tiro le salió por la culata, pues el presidente islandés, Olafur Ragnar Grimsson, rechazó disolver el «Althingui» (Parlamento) sin reunirse antes con todas las fuerzas políticas. «He rechazado firmar una declaración para disolver el Parlamento y le he trasladado al primer ministro que no podía consentirlo antes de haberme reunido con los responsables de otros partidos para conocer su posición», declaraba Grimsson en una intervención televisada tras reunirse de urgencia con Gunnlaugson. «No podía firmar una declaración sobre la disolución del Parlamento ni prometer de antemano nada al primer ministro», explicó el jefe de Estado islandés, que se vio obligado a retrasar un viaja oficial a Estados Unidos.

Este portazo del jefe de Estado no dejó otra opción al primer ministro que reunirse de urgencia con su grupo parlamentario para designar a Johannsson como su sustituto al frente del Gobierno, que deberá aún obtener el visto bueno de los conservadores y del Parlamento, donde la coalición de centro derecha dispone de una amplia mayoría, 38 de los 63 diputados tras las elecciones de 2013. Gunnlaugson fue encargado formar Gobierno pese a que su partido fue el segundo más votada tras los conservadores.

«El primer ministro ha informado al grupo parlamentario de que va a dimitir de sus funciones», anunció a la televisión pública RUV el vicepresidente del Partido Progresista y ministro de Agricultura. Gunnlaugson permanecerá, sin embargo, como presidente de la formación.

Sin embargo, la oposición islandesa en bloque (socialdemócratas, Piratas, Izquierda-Verdes y Futuro Brillante), que había anunciado la presentación de una moción de confianza contra el Gobierno, no se conforma con la renuncia del «premier» y exige la inmediata convocatoria de elecciones. «Nuestra petición de elecciones anticipadas aún se mantiene», declaró la líder de Los Verdes, Katrin Jakobsdottir, a Reuters.

Tampoco los ciudadanos parecen conformarse con la marcha de Gunnlaugson, que 24 horas antes rechazaba dimitir «porque mi esposa siempre ha pagado sus impuestos. Además, ha evitado cualquier tipo de conflicto de intereses invirtiendo en empresas islandesas». Ayer, entre 15.000 y 22.000 personas (según las fuentes) se congregaron en el parque Austurvollur de Reikiavik, frente al Parlamento, para exigir la renuncia del Gobierno de centro derecha y la convocatoria de elecciones. La Policía reconoció que la concentración superó en participantes a las celebradas en el «crash» financiero de 2008. La noche anterior, 10.000 islandeses mostraron su ira tirando huevos y yogures contra el «Althingui».

Según las filtraciones masivas de la firma de abogados panameña Mossack Fonseca, el «premier» y su esposa mantuvieron la empresa Wintris en las Islas Vírgenes Británicas con casi 4 millones de dólares en bonos en los tres bancos islandeses nacionalizados tras la crisis de 2008. Gunnlaugsson entró en el Parlamento en 2009 y a finales de ese año vendió a su esposa su 50% de participación en Wintris por un dólar.