Energía
España se compromete con la eficiencia energética
Los expertos abogan por establecer impuestos inteligentes que favorezcan a las empresas que cumplan los objetivos de reducción de emisiones de CO2
España es un país privilegiado en lo que a biodiversidad y recursos naturales se refiere. Tenemos terrenos favorables para el cultivo, una flora y una fauna rica y diversa, así como la capacidad y el talento para sacar partido a las energías renovables. Pero todo esto necesita una planificación y una estructura que asegure que ese aprovechamiento de nuestro entorno sea lo más sostenible posible. Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la energía (IDAE), el consumo de energía de fuentes renovables no supera el 6,3% del total consumido. Por ello, en los últimos años se han puesto en marcha diversos planes de acción para que el impacto medioambiental de España se reduzca considerablemente. El Plan Nacional de Acción de Eficiencia Energética 2017-2020 ha establecido que nuestro país reducirá su consumo energético en un 25% llegado 2020, superando así en un 5% el objetivo para el conjunto de la Unión Europea. «Una buena forma de controlar el uso de energía es establecer unos impuestos inteligentes que favorezcan a las empresas que cumplan los objetivos marcados», sugiere Domingo Jiménez Beltrán, patrono de la Fundación Desarrollo Sostenible. De hecho, este tipo de medida está contemplada en el Plan Nacional, penalizando con un impuesto el uso de combustibles fósiles y el diésel para generar electricidad.
Reutilización y rehabilitación
De la misma manera, Jiménez reconoce que, para alcanzar sus objetivos, nuestro país «necesita asegurar un marco adecuado a las empresas, de tal manera que estas sean capaces de prever de qué manera les afectará el optar por opciones más sostenibles, como es el ahorro de energía o una gestión correcta de los residuos». Unos residuos que van desde material industrial hasta excedente textil. José Sánchez, director del Instituto Hispano-Luso de Investigaciones Agrarias y director de la Oficina Verde de la Universidad de Salamanca, indica que «es precisamente en la gestión inteligente y reutilización de residuos donde se encuentra la clave para muchos comercios». Desde colocar pequeños contenedores donde deshacernos de las pilas y baterías que ya no funcionan, hasta campañas que incentiven a los consumidores a llevar a las tiendas la ropa que no usan.
Para José Sánchez, el papel de la Unión Europea ha sido vital para hacer ver a los estados miembro la necesidad de tomar conciencia medioambiental. «Muchas de las empresas innovadoras en energías renovables que operan a nivel mundial, sobre todo en EE UU, son de matriz europea y, en gran medida, española», apunta Sánchez. Y es que el talento español ha propiciado que, tanto en nuestro país como fuera de él, las empresas tengan más en cuenta qué pueden hacer para reducir su huella ambiental y la explotación de recursos naturales. «La rehabilitación de edificios, por ejemplo, es un buen punto de partida», sostiene Sánchez. Unas reformas que pueden contemplar desde la optimización del aislamiento térmico hasta el aprovechamiento de la luz natural tienen un claro impacto en el gasto energético que produce dicho edificio.
En la misma línea, Jordi Sabaté, secretario de la Asociación Española de Domótica e Inmótica, indica que «después de la crisis ha habido muchas personas, tanto particulares como empresas, que han llevado a cabo una rehabilitación de sus viviendas y locales para ahorrar energía». Un ahorro que se basa en el uso inteligente de la misma. «La automatización de viviendas (domótica), y de otros edificios (inmótica), juegan aquí un papel muy importante, ya que ofrecen confort a la vez que ahorran recursos», explica Sabaté. Esta tecnología, que las empresas españolas están introduciendo en sus locales, se adapta a las características y necesidades de estos. «España es un país con muchas horas de sol y un clima muy favorable, así que el gasto de luz y calefacción puede regularse atendiendo a estas premisas», sostiene Sabaté. De esta manera, si el local o la vivienda están orientados hacia el sur, recibirán más horas de luz y calor, por lo que el sistema regularía la ventilación y la iluminación dependiendo de la hora del día y de la temperatura exterior.
El control autónomo del encendido y apagado de luces, la desconexión de circuitos eléctricos no prioritarios o, en los hogares, secuenciar el uso de los electrodomésticos puede ser una manera efectiva y sencilla de ahorrar gracias a los avances tecnológicos. «Puedes tener una aplicación en tu móvil que te diga cuándo estás gastando mucha luz y de qué proviene ese gasto. De esta manera, puedes elegir qué necesitas utilizar realmente en ese momento y qué no», apunta Sabaté.
Sin embargo, las empresas de nuestro país no buscan solo el ahorro energético. Cada vez son más las que se están uniendo al no-paper, la reducción del uso de papel. Para ello, se toman medidas como sustituir la cartelería tradicional por pantallas LED, así como la creación de aplicaciones que permitan tener al consumidor su ticket de manera electrónica.
«Aunque a veces el hecho de tener acceso a tanta información nos lleva a imprimir en exceso, las alternativas que están llevando a cabo las empresas para reducir el uso de papel tiene un impacto directo en el medio ambiente», concluye Jordi Sabaté. Un impacto que se traduce en una menor tala de árboles y menos energía necesaria para producirlo.
Una apuesta decidida por el coche eléctrico
Casi 46.000 vehículos híbridos y eléctricos han sido matriculados en nuestro país entre enero y septiembre de 2017. Este dato, facilitado por la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), supone un crecimiento del 82,8% con respecto al mismo periodo de 2016. Si bien esto indica que un 5,1% del total de los automóviles matriculados en España son híbridos o eléctricos, también demuestra que se trata de una tendencia en alza. Más del 70% de las emisiones de CO2 provienen del transporte, por lo que la apuesta por vehículos que ofrecen una movilidad sostenible es prioritaria para España y la Unión Europea. Tal como confirma ANFAC, «todo estímulo que ayude a impulsar el mercado de estos vehículos es muy necesario», destacando a su vez el papel del plan MOVEA, diseñado para fomentar la compra de automóviles que utilicen combustibles alternativos, así como la implantación de puntos de carga para coches eléctricos en el espacio público.
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