Juan Pedro Hernández Moltó
Moltó: «Yo no decidía, sólo era un animador sociocultural de CCM»
El ex presidente de la caja declara en la Audiencia que no tenía funciones ejecutivas y que era como «la reina madre»
El ex presidente de la caja declara en la Audiencia que no tenía funciones ejecutivas y que era como «la reina madre»
Como la «reina madre» o «un animador sociocultural». Así se veía a sí mismo Juan Pedro Hernández Moltó en su cargo de presidente de Caja Castilla-La Mancha (CCM) entre los años 1999 y 2009, momento en que fue apartado de la dirección de la entidad después de que ésta fuera intervenida por el Banco de España. Pese a ser el máximo responsable de la caja castellano-manchega, Hernández Moltó ayer en su declaración en la Audiencia Nacional, donde comenzó a ser juzgado, se parapetó tras la fachada de haber sido un presidente no ejecutivo más preocupado de darle una presencia institucional y una estabilidad a la caja de ahorros que de gestionar el día a día de sus negocios bancarios.
Hernández Moltó y el que entonces era director general, Ildefonso Ortega, están acusados por la Fiscalía Anticorrupción de un presunto delito societario al considerar que ambos llevaron a cabo una «maniobra contable» para que las cuentas de la caja reflejaran en 2008 unos beneficios de 29,86 millones en lugar de 182,2 millones de pérdidas. Según el escrito de acusación de Anticorrupción, que pide dos años y medio de prisión para cada uno, el 10 de febrero de 2009, con la «aquiescencia» de Hernández Moltó, Ortega envió al Banco de España unos estados financieros de la entidad que ignoraron los requerimientos que el supervisor hizo en octubre de 2008.
Deterioro de activos
Los gestores de CCM registraron el deterioro de las participaciones en tres sociedades inmobiliarias –Afirma, Colonial y Parquesol– como «ajustes de valoración dentro del patrimonio neto en lugar de incluirlo en la cuenta de resultados», como pedía el Banco de España. «Teniendo en cuenta que esas minusvalías alcanzaban, a 31 de diciembre, los 212,1 millones de euros, el resultado del año debía haberse aminorado en ese importe», señala el escrito, que califica de «ficticios» los beneficios de 29,86 millones de euros declarados por la entidad.
En su declaración, Hernández Moltó, lejos de admitir cualquier responsabilidad, aseguró que ni él ni el consejo de administración elaboraban las cuentas de CCM, sino los técnicos. «Dios nos libre», llegó a decir el político socialista, que aseguró que la contabilidad nunca ha sido de su interés pese a presidir una caja nueve años. El ex presidente de CCM afirmó que las polémicas cuentas que dieron pie a la intervención llegaron al consejo en enero de 2009 como «una propuesta que, como consta en las actas, no fue aceptada por el consejo de administración». Hernández Moltó defendió que, tras recibir el requerimiento del Banco de España en octubre de 2008, enviaron al regulador una propuesta de calendario para hacer las provisiones. En enero, añadió, «nos dimos por enterados de una cifra que era negociable, que se estaba subsanando con el Banco de España. Eran temas previos al cierre del ejercicio y había criterios técnicos discutibles», añadió.
Por qué esos estados contables que él definió como un boceto llegaron a manos del Banco de España como cuentas definitivas es algo que Hernández Moltó dijo desconocer. «¿Qué interés podía tener CCM en dar esas cuentas, con el nivel de transparencia que había y si no había intención de ocultación?», se preguntó.
Banco de España
Hernández Moltó no sólo descargó en sus técnicos la responsabilidad de la situación que llevó a la intervención de CCM sino también en el Banco de España. Aseguró que, oficialmente, nadie la comunicó que meses antes del requerimiento de octubre de 2008, la caja estaba siendo inspeccionada por el supervisor ni le avisaron de que la entidad estaba en riesgo de ser intervenida. No obstante, admitió que sabía de la inspección desde marzo o abril y que el número de efectivos que el Banco de España tenía en CCM no era el habitual. Llegó incluso a utilizar la palabra «destacamento» para describirlo. A pesar de ello, defendió que la caja tenía recursos suficientes para hacer frente a la situación y que lo del Banco de España con la intervención fue una «sobreactuación».
La mano derecha de Hernández Moltó, Ildefonso Ortega, argumentó en la misma línea que la contabilidad que dio pie a la intervención era «un avance provisional y supervisable».
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