Grecia
Syriza le cuesta ya a Grecia 23.000 millones de euros
La bolsa de Atenas se ha dejado 3.500 millones en sólo dos semanas, la fuga de capitales provocada por el auge de Tsipras alcanza los 14.000 millones y refinanciar ahora la deuda griega supondría un aumento de 5.363 millones. En total, 23.000 millones.
Los problemas se acumulan para Grecia desde que la formación izquierdista Syriza –el espejo griego de Podemos– ganase las elecciones generales hace dos semanas. Las promesas acerca del fin de las políticas de austeridad han convencido a la ciudadanía del país heleno, muy castigada por la crisis, pero tienen el efecto contrario sobre los mercados. Lo que para el electorado es como un imán, en los inversores internacionales provoca el efecto opuesto: las propuestas de Syriza repelen al dinero en todas sus variantes.
Syriza es como el fuego. Nadie quiere acercarse porque quema. Esto es precisamente lo que está sucediendo en Grecia desde que Tsipras se convirtiese en presidente y proclamase a los cuatro vientos su intención de renegociar la abultada deuda pública helena y aflojar la cadena que aprieta el cuello de millones de griegos.
Eso sí, a costa de los acreedores que prestaron 240.000 millones de euros para salvar a Grecia de la bancarrota y que ahora observan con creciente inquietud cómo puede que nunca lleguen a recuperar lo prestado.
El resultado de toda esa incertidumbre «pos-Tsipras» es que el dinero ha empezado a huir de Grecia y las consecuencias se avecinan terribles. En los dos últimos meses, se han fugado del país unos 14.000 millones. De momento, en tan sólo quince días, ya se puede cuantificar el triunfo de Syriza en dinero contante y sonante: casi 9.000 millones de euros que se han evaporado entre la caída del valor de la bolsa de Atenas y la subida de la prima de riesgo. Sólo el día que se anunció el anticipo electoral se fugaron del país cerca de 800 millones de euros.
La situación desde entonces no ha hecho sino empeorar. En concreto, el Athex 20, el selectivo que agrupa a las veinte mayores empresas del parqué griego, se ha dejado por el camino 3.508 millones de euros desde el pasado día 23 de enero.
Ese día, en el que tuvo lugar la última sesión bursátil antes de las elecciones generales griegas, la bolsa ateniense sumaba una capitalización de 35.438 millones de euros. El pasado viernes, esta cifra se había reducido hasta los 31.930 millones, después de que la bolsa habiera caído un 9,9%. En el caso del índice general de la bolsa de Atenas, donde cotizan también empresas más pequeñas, el descenso es algo más suave, del 4,4%.
El principal damnificado de este desplome bursátil ha sido sin lugar a dudas el sector financiero griego. Los cuatro bancos helenos cargan además sobre sus espaldas con la mayor parte del peso de la bolsa griega. Entre las cuatro entidades suman una capitalización de 13.457 millones de euros, el 42% del valor total del Athex 20.
El problema es que hace tan sólo dos semanas estos mismos bancos valían 19.564 millones.
Es decir, han perdido 6.107 millones de su valor, lo que equivale a un descenso del 31%. El mayor desplome ha sido el del Piraeus Bank, que ha caído un 37,7%, perdiendo 2.233 millones. Le sigue Alpha Bank, que se ha dejado 1.730 millones tras ceder un 29,1%. En el caso del National Bank, las acciones han bajado un 30,8% desde el 23 de enero, lo que ha supuesto unas pérdidas de 1.588 millones. Eurobank, el más pequeño de los cuatro, ha visto cómo su valor se reducía en 556 millones, un 21,9%.
Y las caídas aún podrían ser mayores en los próximos días, después de que el Banco Central Europeo (BCE) cortase esta misma semana una parte muy importante del flujo de liquidez a las entidades financieras griegas.
En un claro mensaje político a Syriza acerca de las consecuencias que puede tener incumplir los compromisos pactados con sus socios europeos, Mario Draghi –presidente del BCE– tomó la decisión de dejar de aceptar bonos de deuda griega como garantía para pedir dinero prestado en la ventanilla de la institución con sede en Frácnfort.
Aunque los bancos griegos aún pueden acudir a las líneas de emergencia y presentar otro tipo de garantías, la jugada del italiano compromete seriamente la financiación de las entidades y, por extensión, de todo el Estado heleno.
Además, desde la llegada al poder de Tsipras, la prima de riesgo griega se ha disparado un 20%. Ha pasado de los 836 puntos básicos a los que cerró el 23 de enero a cerrar en 1.002 el pasado viernes.
En este sentido, el interés del bono griego a diez años se ha incrementado desde el 8,41% hasta el 10,11%. Esto supone un aumento de 1,7 puntos porcentuales que encarecen aún más si cabe el coste de la deuda griega. Al cierre del tercer trimestre de 2014, Grecia acarreaba una deuda pública de 315.509 millones de euros, lo que equivale a un 176% de su Producto Interior Bruto (PIB).
Suponiendo que Grecia tuviese que refinanciar su deuda, la mayor rentabilidad que exigen ahora los inversores por comprar bonos helenos tras la victoria de Syriza elevaría la factura en 5.363 millones de euros. Una carga muy pesada para un país que ha sobrevivido financieramente gracias al rescate de la troika, y en el que los constribuyentes españoles se juegan nada más y nada menos que 26.000 millones de euros.
Aún restaría por cuantificar el impacto económico en otros sectores, al margen del financiero, golpeados también por la llegada al poder de Syriza.
En cualquier caso, dos semanas tras la llegada al poder del partido hermanado con Podemos, la situación en el país heleno no sólo no ha mejorado sino que se ha resentido notablemente: 23.000 millones menos.
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