Elecciones generales
«No sirve para nada, es como ver “Verano Azul”»
Iglesias y Rivera siguieron el debate en laSexta y pronosticaron que «será el último de una era. España va a ser diferente»
LaSexta invitó al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y al presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, a valorar el cara a cara entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez. Durante el debate, ambos siguieron el duelo en salas separadas y en compañía de sus equipos de confianza. Iglesias tenía previsto asistir a un mitin en Baracaldo (Vizcaya) en lo que hubiera sido su primera visita al País Vasco, pero acudió su número dos, Íñigo Errejón, para que el líder de Podemos estuviera en Madrid. Por su parte, Albert Rivera estuvo en Ávila, desde donde puso rumbo a la capital nada más terminar el acto.
Rivera viajó en un autobús distinto al de los periodistas, centrado en transmitir un mensaje de caducidad del formato de debate bipartidista. La baza del líder naranja es argumentar que los votos del PP y PSOE no representan a la mayoría –«el 50 por ciento de la población no apuesta por esas opciones políticas»–, por lo que el «duelo» entre Rajoy y Sánchez no será determinante al no representar en su totalidad a la sociedad española, informa A. G. Mateache. Albert Rivera considera que el debate responde a un pacto entre el PP y el PSOE para salvar a Sánchez y frenar así a los partidos emergentes. «Éste va a ser el último debate mediocre de la historia», dijo el candidato por la formación naranja a La Moncloa en sucesivas ocasiones ayer. «Será el último debate de una era. España va a ser diferente a partir de 2015», aseguró en «Espejo Público» de Antena 3 poco antes del comienzo del espacio que anoche concitaba la atención. En su opinión, regular por ley «lo que es de sentido común es raro; ir a un debate debe ser algo normal». Cuestionado por el «punto fuerte» de Rajoy, contestó que «su punto débil es no querer debatir», y lamentó no haber podido medirse al presidente del Gobierno. Sobre la trascendencia del evento, observó que «podría darse la paradoja de que ninguno de sus participantes acabe siendo presidente». El líder naranja confía en que, como él la llama, la «vieja política» tendrá su «punto y final» con este debate.
Albert Rivera relativizó el alcance de las encuestas sobre el resultado de las elecciones, pero consideró que el papel de los indecisos y el voto nuevo «va a cambiar» el panorama esta semana. En cuanto a su posible papel como árbitro tras los comicios, dijo que no apoyará «a ninguno de los tres», en referencia a los representantes de PP, PSOE y Podemos. El cara a cara le procuró una «sensación de debatir en el barro, en el insulto; creo que España se merece más». Sus adjetivos para el formato fueron elocuentes: «Encorsetado, antiguo, sin preguntas...». Para el líder naranja, «el futuro presidente no estaba en la Academia de la Televisión».
Mientras, la presencia en Madrid de Pablo Iglesias para comentar el cara a cara trastocó el ritmo de campaña de Podemos. Tenía previsto asistir al acto central en el País Vasco en el Bilbao Exhibition Center, pero finalmente tuvo que ser el jefe de campaña y secretario de Política de la formación emergente, Íñigo Errejón, quien oficiara de cabeza de cartel. Él también se pronunció sobre el debate. «No sirve para nada», dijo, «es como si repusieran “Verano Azul”», informa Andrés Rojo. «Van a debatir dos personas que ya no representan a nadie porque les hemos ganado las elecciones aquí, en el País Vasco», remachó.
Por su parte, Pablo Iglesias, lanzó un mensaje «a la gente que vaya a votar y se planteé si uno de estos dos puede ser presidente». En su opinión, asistimos a «un epílogo, el final de una época». Al igual que Albert Rivera, certificó la defunción del bipartidismo: «Viviremos un escenario completamente distinto, nuestro país no se merece un debate así», señaló, en referencia al carácter bronco empleado. «Nadie nos habrá visto a nosotros usar ese tono y esas formas», dijo en alusión a sus propios debates con Rivera.
Al líder del PSOE, Pedro Sánchez, le vio «atrapado en el tiempo en un debate de los 90». Su veredicto fue también implacable: «Que juzgue la gente; yo he visto mucho “y tú más”, demasiadas interrupciones, más preocuparse de cuántos fracasos podía imputar uno al otro; parecía un concurso de quién lo hacía peor».
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