Política
Sólo el 4,7% de los seguidores del «Cara a cara» cambiará su voto
El 60,9 por ciento valora el tono empleado por Pedro Sánchez entre «regular, mal o muy mal»
Rajoy consiguió una ajustada victoria frente al líder de la oposición en su enfrentamiento más duro. El presidente se impuso a su rival político en economía, empleo, modelo territorial y el desafío secesionista.
El debate entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez se salda, según la encuesta de NC Report, con una victoria ajustada victoria del candidato popular. El 34,8 por ciento de los encuestados da como vencedor al presidente del Gobierno frente al 33,7 por ciento que otorga la ventaja a favor del líder socialista. Hasta un 24,8 por ciento señala que «ninguno» ganó el «cara a cara». Un porcentaje que en este excepcional contexto obliga a mirar a los partidos nuevos, que se quedaron fuera del duelo televisivo y que están disputando la batalla electoral en todos los sondeos publicados.
En cualquier caso, entre las cifras más llamativas de esta encuesta cabe destacar que hasta un 90,8 por ciento de los entrevistados sostiene que el debate «no» ha cambiado su intención de voto.
La opinión publicada presentó este duelo dialéctico entre los candidatos del bipartidismo, el único de toda la campaña electoral, como un debate decisivo al ser tan pequeñas las diferencias porcentuales que, según todos los estudios demoscópicos, separan a los cuatro partidos que se juegan las elecciones de este domingo.
Sin embargo, la ciudadanía lleva la contraria a este eslogan del «debate decisivo». Sólo un 4,7 por ciento de los encuestados reconoce que el debate le ha hecho cambiar su voto. Y un 4,5 por ciento se posiciona en el «no sabe/no contesta».
Más allá del ruido político y mediático que ha acompañado al «cara a cara» del lunes, en los cuarteles generales de los dos principales partidos trabajaban con más cautela.
En el caso del PP, por ejemplo, su objetivo era mantener, convencer a algún indeciso, pero, sobre todo, contener la fuga de votos a Ciudadanos.
Pedro Sánchez se jugaba más, pero en la dirección socialista eran conscientes de que, más que alterar de manera significativa el dibujo de las encuestas, el debate debía servir para afianzar la segunda plaza en las elecciones y, sobre todo, para que su candidato recuperase seguridad en clave interna tras el debate a cuatro. Para conseguirlo, el líder socialista optó por el camino de plantear un debate a cara de perro, que hizo que rezumasen algunas de las caras más feas del arte de la política. Por los dos lados.
Al margen de los juicios que se han hecho sobre el origen de tanta agresividad, y que coinciden en ligarla con los malos resultados electorales que le auguran los sondeos, la encuesta de NC Report señala que el 60,9 por ciento valora el tono empleado por Pedro Sánchez entre «regular , mal o muy mal» frente al 33,7 por ciento que lo califica de «bien o muy bien».
Los expertos demoscópicos han señalado que el objetivo de esta dureza era hacer mella en la cosecha de votos de Podemos, pero que la estrategia puede conllevar efectos en contra porque al victimizar a su rival político puede movilizar a los votantes del centro-derecha. El domingo se testarán una y otra teoría.
Por temas, Rajoy gana a Sánchez en la discusión económica y sobre el empleo (un 32,2 por ciento, frente al 29,4 por ciento); en la de la política territorial y Cataluña (un 34,1 por ciento, frente al 26,1 por ciento que conceden al líder del PSOE); y también en la que mantuvieron bajo el epígrafe «España en el mundo» (un 35 por ciento frente al 27,6 por ciento).
Mientras que el candidato del PSOE aventajó a Rajoy en la discusión sobre la corrupción política. Sánchez sabía de antemano que ésta tenía que ser su baza, como también Rajoy sabía que ésta era su principal debilidad. Tras las elecciones autonómicas y municipales el presidente del Gobierno ha reconocido en varias ocasiones que los casos de corrupción que han afectado al PP le han hecho mucho daño en esta legislatura, si cabe más que el de las impopulares decisiones económicas que tuvo que adoptar su Gobierno para hacer frente a la crisis. Y los resultados del sondeo postdebate confirman que esta impresión era cierta.
El 31,7 por ciento de los entrevistados señala que Pedro Sánchez venció a Mariano Rajoy (con un 28,7 por ciento de apoyos) en este apartado. Aunque hay que tener en cuenta un dato bastante relevante, y que debería ser medido en sus justos términos en las sedes nacionales de los dos principales partidos, especialmente del PSOE, que es el que jugó todo el debate a izar la bandera de la corrupción con una agresividad que extendió al terreno más personal: hasta un 30,9 por ciento de los entrevistados asegura que ninguno ganó en este rifirrafe dialéctico. Esto suma, sin duda, en favor del diagnóstico realizado por los partidos emergentes y de algunos de los mantras acuñados por ellos en contra de los dos principales partidos, para colocarlos en el mismo saco y presentarse como alternativa ante la desafección ciudadana hacia algunas de las prácticas que han dominado la política en los últimos años. El domingo llegará la fotografía electoral definitiva. Mientras, todos los candidatos se jugarán sus últimas «balas» electorales bajo una misma consigna, la del «cambio». Para dejar atrás la etapa del PP o para garantizar el «cambio económico y no volver a la etapa socialista».
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