Algeciras
Algeciras, el estigma del vecino yihadista
Algeciras, con sus 118.000 habitantes, es la puerta de entrada y salida entre Árica y Europa. Casi siempre lugar de paso, cada vez más musulmanes se quedan a vivir, entre ellos Ayoub El-Khazzani, el yihadista que intentó atentar en un tren Thalys a su paso por Francia.
Con casi 118.000 habitantes, Algeciras es la mayor ciudad del campo de Gibraltar. Su situación geográfica en el paso de África a España ha hecho de esta población la puerta de entrada y de salida de Europa. Un flujo continuo de personas y vehículos que se agrava durante la Operación Paso del Estrecho. Desde el 15 de junio hasta el 15 de agosto de este año, 746.715 pasajeros y 187.857 vehículos embarcaron del puerto algecireño rumbo a Tánger o Ceuta.
Tradicionalmente lugar de paso, esta ciudad se ha convertido en sitio de residencia para muchos musulmanes que llegan a la Península. Tanto es así que, según confirma Jacinto Muñoz Madrid, primer teniente de alcalde y delegado de Seguridad Ciudadana de Algeciras, el número de musulmanes censados ha aumentado en los últimos años hasta llegar a los 9.000, aunque la Policía Nacional baraja una cifra mayor. Por otro lado, atendiendo a datos del padrón publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), mientras que a 1 de enero de 2010 residían en esta ciudad andaluza 3.551 marroquíes, cinco años más tarde la cifra de estos nacionales ha aumentado en más de mil personas, alcanzando los 4.574.
Cada vez más musulmanes
“El crecimiento de la población musulmana genera que tengan más sitio en la ciudad, como es lógico, aunque estén concentrados en determinados barrios”, señala el padre Jesús Casado, párroco de la iglesia de Nuestra Señora de la Palma, patrona de Algeciras. “La demografía es mayor en la comunidad musulmana, con dos, tres o más hijos por matrimonio, a más número, más poder”, explica, al tiempo que señala que este aumento también se ha notado los miércoles, día en el que Cáritas reparte comida a los más necesitados “vienen muchas mujeres y niños musulmanes”. De momento, existen seis mezquitas en la ciudad, aunque se especula con la posibilidad de que se construya un templo mayor, que dé cabida a este número creciente de musulmanes establecidos en ella. “Se ha hablado del proyecto, pero no hay documentación presentada en el ayuntamiento solicitándolo”, afirma el primer teniente de alcalde.
La mezquita Omar Ibnu-I-Jattab del barrio de El Saladillo, cuyo imán es Kamal Cheddad, presidente de la Comunidad Islámica en Algeciras, será la primera en cambiar de emplazamiento, pero seguirá estando ubicada en un lugar modesto, en los bajos de un edificio.
Este barrio, donde residió un año y medio de los siete que vivió en España Ayoub El-Khazzani, el yihadista que el viernes intentó atentar en un tren Thalys a su paso por Francia, ha sido presentado en los últimos días en los medios de comunicación como un “infierno de paro y drogas”. Nada más lejos de la realidad que muestran los vecinos.
“Aquí vivimos muy tranquilos musulmanes, gitanos y católicos”, afirman unos ciudadanos que acuden a misa de la tarde en la parroquia Santa María del Saladillo, situada justo enfrente de la mezquita Omar, en la misma calle en la que residen aún los padres de El Khazzani. “Este es un barrio de trabajadores, con mucho paro ahora, como en toda España”, afirman los vecinos.
“¿Que si hay trapicheo de droga? pues como en cualquier otro lugar”, opinan, mientras recalcan que no tienen ningún tipo de percepción de inseguridad.
El Saladillo se reivindica
El Saladillo ha dado un paso al frente. A las 11h de la mañana de este viernes, el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, junto con el equipo de Gobierno, los portavoces de los grupos municipales, los presidentes de la asociación de vecinos y de la comunidad islámica, el pastor de la iglesia evangélica y otros representantes de colectivos del barrio, se concentraban en la rotonda de acceso al mismo como muestra de rechazo a la imagen de zona conflictiva que se ha dado de este lugar. “En El Saladillo hay convivencia e integración. El Islam no es terrorismo, sino paz”, declaraba Kamal Cheddad. Justo antes de este acto, el pleno del ayuntamiento de Algeciras en sesión extraordinaria y urgente aprobaba por unanimidad una moción conjunta en defensa de los vecinos de este barrio. “Esta Corporación Municipal”, leía el primer edil, “no puede permanecer impasible ante lo que supone un claro perjuicio para la imagen de Algeciras y para el buen nombre y la convivencia de sus vecinos. El Saladillo es un barrio formado por ciudadanos honrados, por trabajadores, que no pueden verse mezclados en una generalización que les estigmatice de cara a la opinión pública”.
Según el profesor de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y experto en yihadismo, Manuel R. Torres, este tipo de terrorismo “no es tanto un fenómeno grupal determinado por el hecho de que en determinadas localidades se genera esa dinámica, lo que importa es el elemento individual y eso hace que un individuo que está dispuesto a cometer un acto terrorista puede proceder de cualquier lugar”.
Para Torres, el hecho de que El Khazzani haya residido en Algeciras “no es extraño ni tampoco significativo”.
Asimismo, subraya que hay que “huir de las teorías deterministas” de que los jóvenes con falta de expectativas y de formación y envueltos en la pequeña delincuencia se convierten en “carne de cañón” para los reclutadores yihadistas porque, “si eso fuese concluyente, encontraríamos que los volúmenes de reclutamiento y de movilización terrorista son mucho más altos, ya que muchas personas están en esa situación y, en cambio, son muy pocas las que atienden a la llamada de la yihad”.
¿Cómo de atentos debemos estar los ciudadanos españoles ante un posible ataque yihadista en nuestro territorio?, le preguntamos. “La sociedad tiene que estar, no en un estado de angustia permanente, pero sí saber que el que haya un acto terrorista en nuestro país entra dentro de lo previsible”, afirma este experto. Así pues, la población deberá “presentar esa capacidad de sobreponerse al terrorismo, no alterando nuestra forma de vida, ni buscando respuestas rápidas y contundentes, sino absorbiendo el impacto y evitando que los terroristas sean capaces de marcar la agenda y de acaparar un protagonismo que no merecen”.
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