Cataluña
Arrimadas: «Muchos de los que votaron a Juntos por el Sí no apoyan lo que está haciendo Mas»
La líder de Ciudadanos en el Parlamento catalán ha debutado esta semana como jefa de la oposición. Se pregunta si quedan sensatos entre los soberanistas.
El viernes era el día más tranquilo de la semana de Inés Arrimadas. Aun así, podía ser de infarto para cualquiera. Primero, llamadas telefónicas y resolución de temas con sus colaboradores. Después, la tormenta: un café con un compañero de un medio de comunicación, una entrevista con LA RAZÓN y un directo para una televisión. Eso por la mañana. Por la tarde, reuniones una tras otra. Ayer, sábado, tenía previsto un acto partido en Barcelona y, hoy, domingo, otro en Madrid, pero el brutal atentado terrorista en París hizo que Ciudadanos, al igual que el resto de partidos, cancelara su agenda.
–La CUP ha rechazado esta semana hacer presidente de la Genera- litat a Artur Mas en la doble sesión de investidura en el Parlament. ¿Cree que la CUP acabará dándole sus votos a Mas?
–Nosotros nos planteamos tres escenarios. Uno es que todo esto sea un paripé y que la CUP esté sobreactuando al poner las cosas difíciles a Mas para acabar apoyándolo. Otro es que no haya acuerdo con Mas pero sí con otro candidato. Y el último es no haya acuerdo de ningún tipo y que vuelva a haber elecciones.
–¿Contempla, entonces, que estemos asistiendo a un teatro de Juntos por el Sí y la CUP con la investidura de Mas?
–Yo en Cataluña contemplo cualquier cosa porque aquí pasan cosas que se salen de la normalidad. Hace tiempo que renuncié a entender las cosas desde un punto de vista racional, porque si lo miras sólo así es imposible entender hasta dónde hemos llegado. ¿Puede ser esto un teatro? Puede. ¿Puede que no se pongan de acuerdo y vayamos a elecciones? Puede. Lo importante es que nosotros estamos preparados para todos los escenarios y así trabajamos.
–El número uno de la CUP, Antonio Baños, dice que ir a elecciones en marzo sería un «riesgo tremendo» porque podría producirse una desmovilización del movimiento soberanista. ¿Lo comparte?
–Si realmente no se ponen de acuerdo podría ser. Hay mucha gente que ha votado a Juntos por el Sí con la idea de presionar al Gobierno de España, pero no están dispuestos a ciertas barbaridades. Habría que ver cuántos electores de Juntos por el Sí llegan a la conclusión de que lo que están haciendo Mas, Junqueras y la CUP es contraproducente para sus intereses porque se están deslegitimando. Creo que hay mucha gente que va a corregir su planteamiento y que va a considerar que es bastante mejor idea abandonar el choque y regresar al camino del diálogo.
–Mas ha planteado perder Ejecutivo creando tres vicepresidencias y someterse a una cuestión de confianza dentro de 10 meses para que la CUP pueda despedirlo si no cumple. ¿Qué le parece el precio que está dispuesto a pagar para ser president?
–Mas habla de la investidura como si le afectara únicamente a él y no a los 7,5 millones de catalanes. En primer lugar, entregarle Cataluña a la CUP es una irresponsabilidad. Y en segundo lugar, esto de convertirse en president y ofrecerse a una cuestión de confianza dentro de diez meses sólo genera inestabilidad. Es una situación que afecta a la imagen de Cataluña, como hemos visto esta semana con el editorial del «Financial Times» sobre «la locura» independentista y con la rebaja de Fitch a bono basura de la deuda catalana.
–Mas ha quitado importancia a la suspensión del Tribunal Constitucional de la resolución independentista. Dice que el TC ya suspendió el 9-N y al final hubo urnas.
–Lo peor es que tiene razón, porque el 9-N se celebró y el Gobierno no hizo nada. Que Mas diga que los tribunales no son competentes en Cataluña sobrepasa todos límites imaginables.
–Hay quien piensa que a Mas le satisface el papel de mártir en el proceso soberanista.
–Él es un maestro del victimismo. Todo lo que le suponga un perjuicio en términos personales lo canalizará como un ataque a Cataluña. Creo que es una estrategia que tiene un público a corto plazo, pero no creo que a largo plazo dé solvencia como presidente de la Generalitat.
–También hay quien inserta todo esto dentro de su estrategia electoral de cara a las generales. ¿Cree que le pueda salir bien la jugada a CDC el 20-D?
–No estoy segura. Además, es contradictorio porque si dicen que van a desconectar del Estado español, pues me pregunto qué van a hacer en el Congreso. Dentro de su marco mental no veo coherencia. Mas se ha cargado a Convergència y lo que le queda es ir a las generales con otra marca (Democràcia i Llibertat) e intentar una refundación en muy malas condiciones.
–Usted sostiene que Mas pone en riesgo el autogobierno. ¿Apoyaría una suspensión del autogobierno en Cataluña?
–Espero que no se produzca, pero Mas actúa como si quisiera que pasara. En todo caso, yo soy partidaria de actuar contra los responsables del desafío, no contra los ciudadanos de Cataluña. ¿Qué culpa tiene la gente de que el señor Mas se crea por encima de las leyes? Hay que ser quirúrgico en las medidas y no plantear cosas como cortar el grifo de la financiación porque los funcionarios tienen que cobrar sus nóminas.
–¿Y cómo propone actuar contra el desafío constitucional de Mas?
–Esto forma parte del plano jurídico y yo no puedo ser quien diga cómo debe actuar la Justicia. No diré si hay que inhabilitarlo o imputarlo, eso forma parte del ámbito judicial.
–En un reciente mitin, Ciudadanos se preguntaba si había alguien sensato en Convergència con quien retomar el diálogo y el camino constitucional. ¿Han encontrado a ese alguien?
–Estoy segura de que hay muchas personas que no están de acuerdo con lo que ocurre, pero no quieren ser visibles. Fue evidente cuando se produjeron las filtraciones del malestar de los consellers. Pero es difícil levantar la mano y decir que no estás de acuerdo.
–¿Entonces ve posible que alguien levante la mano en Juntos por el Sí para pedir una rectificación?
–En Juntos por el Sí lo veo imposible, pero sí que creo que puede haber figuras dentro del nacionalismo catalán que digan que no hay una mayoría social para la independencia, que las leyes no se pueden saltar a la torera y que no se puede entregar Cataluña a la CUP. Si dentro del nacionalismo hay alguien, así pues estamos dispuestos a hablar de todo.
–Llegados los resultados de las elecciones generales, ¿cómo hay que leerlos en Cataluña?
–En Cataluña vamos a ganar los partidos que no queremos la ruptura. Estoy convencida de que vamos a tener más votos los constitucionalistas. Será inevitable hacer una lectura a partir de los votos de los independentistas y de los no independentistas
–Dice que para hacer frente al independentismo hay que acudir a la Justicia, pero que también hay que hacer política. ¿Qué política propone?
–Apostamos por reformar la Constitución y por reformar muchas instituciones, pero no para contentar a Mas o a Junqueras, sino para hacer un país mejor para 47 millones de personas.
–¿Descarta hacer algún tipo de concesión a los independentistas para intentar un acuerdo?
–Vamos a ver, hay que ser conscientes de que al señor Junqueras, propongamos lo que propongamos, no le va a parecer bien nada. Yo defiendo que hagamos concesiones a todos los españoles, que despoliticemos la Justicia, que mejoremos la financiación autonómica, que eliminemos burocracia, que suprimamos entidades duplicadas... Hagamos todo eso, hagamos una España mejor y así tendremos una España unida. Así es como hay que hacer frente al secesionismo porque los nacionalismos crecen cuando España no funcione. Creo que hay una parte muy importante de los independentistas que pueden volver a conectar con España si el país funciona mejor.
–Ciudadanos también propone un gran pacto de Estado entre los partidos de ámbito nacional. ¿Para qué?
–Para no repetir los errores del PP y del PSOE, que también nos han traído hasta aquí. No se puede pactar la gobernabilidad de un país con los que quieren romper tu país a cambio de concesiones. Es necesario un aprendizaje colectivo. Quien piense que hemos llegado a la resolución independentista del Parlament por lo que ha pasado en los últimos cuatro años se equivoca; esto viene de hace décadas.
–¿De dónde viene?
–De pactos del PP y del PSOE con los nacionalistas, de mirar hacia otro lado cuando no se cumplían sentencias del Tribunal Constitucional, de taparse la corrupción entre unos y otros. Hay que hacer reformas, pero no para todas es necesario reformar la Constitución.
–¿Es imprescindible reformar la Constitución o no?
–Nosotros creemos que sí hay que tocar algunas cosas de la Constitución, pero no es una varita mágica. No se trata de poner en la Constitución que Cataluña es una nación y así se resuelven las cosas. No, lo importante es cambiar la politización de la Justicia, el modelo territorial, el modelo de financiación, etcétera. Y para eso es posible que haya que cambiar algunos artículos.
–¿Y puede haber consenso para hacerlo?
–Pues de momento no veo tan siquiera consenso en el Partido Socialista. Iceta, del PSC, dice que sí, que hay que hacer cambios constitucionales. Susana Díaz dice que «ni mijita». Pues, primero se tendrán que poner de acuerdo y luego hablamos.
–Los independentistas lograron el 47,8 por ciento del voto el 27-S. ¿Han tocado techo o pueden ir a más?
–Creo que tenemos en nuestras manos reconducir la situación. Hay muchas personas que han votado a Juntos por el Sí y no están dispuestas a apoyar lo que está haciendo Mas. Creo que hay una parte de los votantes de Juntos por el Sí que simplemente pensaron en apoyar esta candidatura como medida de presión ante el Gobierno de España para conseguir más cosas. Habría que ver cuántas personas están dispuestas a la independencia que propone Mas. Supongo que también podemos equivocarnos y hacerlo peor, pero lo veo difícil.
–Una encuesta del CEO (el CIS catalán) dice que los partidarios de la independencia son el 46,7 por ciento, solo un punto menos que los contrarios.
–Ese estudio es de antes de la resolución independentista en el Parlament. No recoge el efecto en la sociedad de lo que el «Financial Times» definió como «una locura». Yo, por lo que escucho en la calle, creo que la mayoría de la gente no está por saltarse las leyes y tirarse al precipicio. En todo caso, está claro que el independentismo nunca ha sido mayoritario.
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