El desafío independentista
Colau dijo al PSC que mantendría el pacto si no votaba el 155 en el Senado
El único senador catalán, el ex presidente José Montilla, se ausentó para no votar a favor.
El único senador catalán, el ex presidente José Montilla, se ausentó para no votar a favor.
Ada Colau ha echado del Gobierno municipal a los socialistas. Llamó a Jaume Collboni, el líder de los socialistas barceloneses, para comunicarle que el pacto se había roto, pero a estas alturas Collboni no sabe qué «es lo que piensa la alcaldesa». Esta llamada no la recibió el líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta. Recuerda el primer secretario del PSC que en su última conversación Colau le dijo «será muy importante para la continuidad del pacto lo que votéis en el Senado». No han pasado ni dos semanas y estas palabras han quedado en agua de borrajas porque el PSC no ha votado a favor del 155 porque el único senador del partido, el ex presidente de la Generalitat José Montilla no votó, ausentándose del hemiciclo. Montilla se explicó. No podía votar por la aplicación del 155 por haber sido máximo responsable de la Generalitat, aunque de sus palabras se puedo constatar una dura crítica al independentismo por su deriva inconstitucional y alocada hacía ninguna parte.
En el entorno municipal encuentran una explicación a este silencio de Colau que siempre ha defendido el pacto con el PSC y elogiado el funcionamiento y los resultados. Señalan como inductores de la ruptura a Gerardo Pisarelo, su número dos, y al concejal Jaume Asens, muy vinculado con el mundo independentista. Asens es uno de los que ha viajado a Bruselas en estos días para entrevistarse con Puigdemont y no es raro verlo por Barcelona acompañado por el ex líder de la CUP, Antonio Baños, o el director de Polònia, Toni Soler, el programa satírico de TV3, muy bien relacionado con los independentistas, e incluso con Toni Comín, el consejero de sanidad fugado en Bélgica con Puigdemont. Estas fuentes afirman que «Colau se ha visto arrastrada y no ha tenido coraje de oponerse porque teme un desastre en las elecciones del 21-D».
A pesar de la ruptura en el PSC piensan que «se abre una oportunidad» porque en «la izquierda siempre se ha penalizado a quién rompe un pacto, y más cuando no hay motivos de gestión en el ayuntamiento». Collboni es rotundo «para la ciudad es un desastre» porque «la colaboración público-privada se pone, de nuevo, en duda, y se vislumbra la hostilidad que presidió los primeros meses de gobierno municipal». La alcaldesa se limitó ayer a acusar a los socialistas de virar a la derecha por apoyar el 155, pero no recordó sus palabras en defensa de «tender puentes». «Ahora los ha destruido», apuntan los socialistas porque «está más pendiente de lo que piensan los independentistas que de lo que necesitan los ciudadanos de Barcelona», dijo Jaume Collboni.
En el seno de Barcelona en Comú, el malestar es evidente. Dirigentes como Joan Coscubiela o Lluís Rabell, los máximos representantes de Catalunya Sí que es Pot, han criticado con dureza a Colau. Ravall calificó la consulta a las bases como «paripé ideológico» y Coscubiela ha sido muy ácido «nada se puede construir desde el silencio impuesto, la comodidad de no molestar o el miedo al riesgo». Militantes de la formación fueron más explícitos «romper el acuerdo con el PSC es un tiro en el pie», o «Ni DUI, ni 155, pero siempre obedeciendo a los de la DUI». Al PSC no se le ha pasado por alto esta crisis y no dudan en «ir a rascar en el voto decepcionado de los Comunes, o sea , el voto de Iniciativa per Cataluña», que a todas luces están descontentos con un movimiento de Colau que se le puede girar en contra.
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