El desafío independentista
Dolors Bassa y Meritxell Borrás, del «procés» al macramé
Es posible que en estos momentos estén meditando si seguir o no la estrategia de defensa de la fuera presidenta del Parlamento catalán, Carmen Forcadell. Tienen mucho tiempo para meditar en la cárcel de Alcalá de mujeres y actividades de las que te permiten pensar, desde los cursos de costura, encuadernación, cerámica o el más «sesudo» del macramé.
Saben que tienen que entrelazar las líneas de su futuro inmediato y que el que hasta no hace mucho era su gran «timonel» anda por tierras belgas protagonizando un espantoso ridículo y un alejamiento de la realidad preocupante.
Las ex consellejeras del Gobierno catalán Dolors Bassa y Meritxell Borrás no han tardado en amoldarse a la vida penitenciaria en el citado centro penitenciario de mujeres. Y no han dudado en aprovechar las posibilidades que ofrece la prisión para apuntarse a los referidos cursos de formación que, de confirmarse la vuelta a la legalidad constitucional, habrían demostrado su función de reinserción. Tampoco han renunciado a la asistencia regular al gimnasio cuyas actividades también dan tiempo para pensar y meditar sobre el futuro inmediato. Según han informado a LA RAZÓN fuentes penitenciarias, tras unos primeros días en las que se las veía en apariencia altivas (tal vez por el temor que siente al ingresar en un ambiente que se cree «hostil» y absolutamente desconocido), han optado por lo más práctico para cualquier preso: aceptar su situación y tratar de acortar, mediante la realización de actividades, los días que se hacen muy largos dentro de la cárcel.
En cada módulo, existen una serie de actividades programadas, dirigidas por monitores profesionales, en especial las de gimnasia para evitar que las reclusas realicen ejercicios que puedan perjudicarles la salud. Asimismo, se pueden apuntar, y lo han hecho, a alguno de los cursos de cerámica, costura (en sus diversas modalidades), encuadernación.
Las fuentes consultadas por este periódico señalaron que tanto Bassa como Borrás se muestran participativas y no han tenido ningún tipo de problemas con el resto de las reclusas. A ambas se les ha permitido compartir celda, lo que supone una deferencia de la administración penitenciaria ya que son catalanoparlantes y hasta hace pocos días se sentaban juntas en torno a una mesa, desde la que se pretendía dirigir una nueva «república», en una situación bien diferente y presididas por el prófugo Puigdemont.
Dicen los reclusos no «profesionales» de la delincuencia habitual, que lo malo no es cuando ingresas por primera vez en prisión, sino la segunda, la tercera...Vas a algo que ya conoces y que rechazas con todas tus fuerzas. Las ex consejeras están asimilando la nueva situación y la estrategia seguida por Forcadell les ha abierto una ventana sin barrotes.
Bassa y Borras ya han recibido visita de sus familiares. Disponen de asistencia médica inmediata 24 horas y también de la supervisión del juez de vigilancia. Sus abogados ya han estado con ellas y es seguro que lo en breve trazarán el camino a seguir en las próximas semanas.
Además de la actividad en los módulos, un día a la semana se pueden apuntar para ir a misa o para asistir a una sesión de cine junto a las otras reclusas. Tienen acceso al economato, donde pueden gastar un máximo de 80 euros semanales para comprar comida y productos de aseo y limpieza. Cada semana pueden realizar diez llamadas telefónicas. Las mismas fuentes señalan que el módulo que se les ha asignado a Bassa y Borrel, de los considerados «blandos», les permite «un clima tranquilo y de convivencia» en el que desarrollar sus actividades, que están planificadas «a la mejor acogida de los internos no conflictivos que integran estos espacios».
La vida se repite día a día. Tras el aseo y el desayuno, comienzan las citadas actividades y de esparcimiento que se extienden hasta la hora de la comida. Al salir de la cárcel, los trabajos que hayan realizado en los distintos talleres se los pueden llevar a casa como «recuerdo» o dejarlos «expuestos» en la prisión. Tras la siesta, las internas salen al patio, donde pueden pasear, hacer deporte y comunicarse con el resto de presos. Esta fase se prolonga durante varias horas. La cena se sirve a las 20:00. Las internas vuelven a su celda.
Ambas ex consejeras son presas preventivas, que han sido ingresadas en prisión por la decisión de una magistrada como medida cautelar. No están cumpliendo ninguna pena y el citado juez de vigilancia penitenciaria se encarga de supervisar y controlar la estancia en prisión de estos internos. Dentro del Reglamento Penitenciario, pueden ser catalogadas, al menos hasta ahora, entre las que «colaboran activamente en la consecución de una convivencia ordenada dentro del centro y mantienen una actitud de respeto y consideración hacia las autoridades, los funcionarios, trabajadores, colaboradores de instituciones penitenciarias, reclusos y demás personas». El cambio de estrategia de Carmen Forcadell, y el espectáculo que protagoniza Puigdemont en Bruselas, deben pesar mucho mientras pedalean, entretejen hilos o modelan platos o vasijas.
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