Barcelona
El control a presos yihadistas en las cárceles se triplica en tres años
Ya son 277 los reclusos sometidos a seguimiento dentro de un plan que el Ministerio del Interior puso en marcha en julio de 2014.
Ya son 277 los reclusos sometidos a seguimiento dentro de un plan que el Ministerio del Interior puso en marcha en julio de 2014.
El control a presos yihadistas se ha triplicado en tres años, con 277 reclusos sometidos a seguimiento dentro de un plan que el Ministerio del Interior puso en marcha en julio de 2014 y que, a tenor de sus resultados, se está desarrollando con éxito.
Muy pocos incidentes protagonizados por este colectivo, colaboración de internos de perfil yihadista con los funcionarios para evitar que los haya o reconocimiento de los hechos que se les imputan avalan ese éxito, según subrayan a Efe fuentes penitenciarias.
Así consta en un informe sobre este plan, al que ha tenido acceso Efe y en el que se resalta la eficacia también de un programa de intervención voluntaria para este colectivo, incluido en el plan e impartido por psicólogos de Instituciones Penitenciarias.
Hasta el punto, añaden las fuentes, de que algunos de los 28 reclusos participantes de ese programa han reconocido en sede judicial su vinculación con células yihadistas y han asumido las penas pedidas por el fiscal (ocho casos). Y ello a pesar de que cuando fueron detenidos negaron los hechos que se les imputaban.
Tras los atentados en Cataluña, de los que el martes se cumplen dos meses, algunos sectores llegaron a poner en tela de juicio el plan de control de reclusos yihadistas después de conocerse que el imán de Ripoll, Adbelbaki Es Satty, uno de los terroristas de la célula que causó la masacre, fue sometido a un seguimiento cuando estuvo en prisión y se concluyó que no estaba radicalizado.
Frente a las críticas, el plan está dando sus frutos, según aseguran a Efe las fuentes, que hacen hincapié en la eficacia de esta iniciativa, como demuestra, dicen, el aumento significativo de presos en seguimiento debido a la detección temprana de actitudes de radicalización yihadista.
Los 277 internos que actualmente están bajo especial vigilancia están divididos en tres grupos. En el primero, destinado a reclusos preventivos o penados por hechos relacionados con el terrorismo islamista, hay ya 152 presos.
Mientras, otros 39 están incluidos en el segundo grupo, el de presos que no están condenados por terrorismo pero sí se detecta en ellos una actitud de liderazgo y proselitista, es decir, pueden llegar a ser captadores o reclutadores.
En el tercer y último grupo hay 86 internos, que no están en la cárcel por delitos de terrorismo pero que son controlados por presentar indicios de fanatismo o por sufrir una situación de frustración personal o de exclusión social que les hace más vulnerables a la captación y radicalización.
Todos ellos están distribuidos en 53 cárceles, es decir, muy dispersos, con el objetivo de controlar mejor las manifestaciones religiosas de riesgo y evitar la influencia negativa que algunos pudieran ejercer. Además, facilita una mejor intervención en el caso de incidentes.
Precisamente, las fuentes resaltan el escaso número de incidentes en las cárceles españolas protagonizados por los presos yihadistas, "lo que no ocurre en otros países de nuestro entorno, que han tenido altercados muy graves con este perfil de población reclusa".
"Incluso -apostillan las fuentes-, en algunos casos internos de perfil yihadista han colaborado con funcionarios de la institución penitenciaria para evitar algún tipo de incidente protagonizado por otros internos peligrosos", como ocurrió en la cárcel de Jaén en febrero.
La administración penitenciaria decidió en 2016 poner en marcha un programa de tratamiento voluntario para los presos yihadistas más radicalizados. El objetivo es ofrecerles ayuda para superar los planteamientos que sustentan su ideología totalitaria.
Desde el otoño pasado se han ido incorporando de forma paulatina distintos que participan "activamente"en este programa impartido por psicólogos. Hasta 28 internos lo han hecho en siete cárceles.
Según se ha constado, la eficacia del programa se ha puesto de manifiesto en el "cambio de actitud"de ciertos internos condenados por su vinculación con el yihadismo y "que han empezado a reconocer en sede judicial los hechos cometidos, asumiendo la petición fiscal en unos ocho casos computados hasta el momento".
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