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«Junior, los españoles te han maltratado»
La familia Pujol pasa sus peores navidades: el patriarca está hospitalizado por una neumonía y el primogénito ha salido de la cárcel con diez kilos menos y «muy afectado». «Es un hombre complicado y esto le ha marcado», dice su entorno
La familia Pujol pasa sus peores navidades: el patriarca está hospitalizado por una neumonía y el primogénito ha salido de la cárcel con diez kilos menos y «muy afectado». «Es un hombre complicado y esto le ha marcado», dice su entorno.
Con el rostro demacrado, diez kilos menos de peso y un aspecto descuidado, salió Jordi Pujol Ferrusola de la cárcel de Soto del Real el Día de los Inocentes. «Está irreconocible». Fue lo primero que dijeron los miembros de la familia Pujol al ver las imágenes informativas del hijo primogénito. El que fuera cerebro financiero del clan, el auténtico «dandy» coleccionista de coches y marcas de lujo, altivo y soberbio, refleja en su estado físico y anímico los seis meses de prisión. Según fuentes familiares, las primeras llamadas que hizo el mayor de los Pujol al conocer el auto del juez de la Audiencia Nacional José de la Mata fueron con su equipo de abogados, liderado por Cristóbal Martell, su tres hijos, todos ellos residentes fuera de España, y su madre, Marta Ferrusola. El propio «Junior», como es conocido dentro del clan, había prohibido expresamente a sus padres que le visitaran en la cárcel, donde si recibió visitas de algunos de sus hermanos. Tras personarse en la Audiencia Nacional para firmar las medidas cautelares, Jordi Pujol Ferrusola realizó varias llamadas telefónicas y, en la conversación mantenida con la matriarca, el lamento de ella fue duro: «Junior, los españoles te han maltratado».
Así lo confirman en el entorno el ex presidente Jordi Pujol i Soley –hospitalizado por una neumonía desde hace unos días en una clínica de Barcelona–, entre quienes existe una fuerte preocupación por el estado físico del primogénito y el riesgo de que, ya como antiguo presidiario, sea muy difícil su reinserción social. «“Junior” es un hombre complicado y esto le ha marcado», aseguran fuentes de la familia, que mantienen un mutismo absoluto sobre los próximos movimientos de Jordi. «El síndrome de la cárcel es muy fuerte», advierten en este entorno, tras reiterar que el clan sigue siendo una piña, cuyos integrantes se muestran muy furiosos por lo que consideran una injusticia contra ellos. El patriarca ha vivido esta experiencia abatido y ausente, pero la «dona» Marta Ferrusola no se para en barras. A todos cuantos ha visto y con los que ha hablado en estos meses les ha lanzado un mensaje de rabia contra España y quienes ahora les dan de lado. La matriarca está convencida de que todo forma parte de una venganza contra los Pujol y Cataluña, mirando de soslayo a muchos dirigentes de la antigua Convergencia que han sido tibios o silentes ante el calvario judicial de la familia Pujol. Todos ellos, padres e hijos sin excepción, imputados.
El destino actual del primogénito deberá quedar dentro de la geografía española, dado que tiene requisado el pasaporte y sobre él pesa la obligación de presentarse cada semana ante el juzgado más próximo a su domicilio. Según el entorno pujolista, podría pasar lo que resta de Navidad en el Pirineo, bien en la casa gerundense familiar de Queralbs o en la de su hermano Josep en los límites de la Cerdaña francesa, donde se refugiaron tras la confesión del patriarca sobre la cuentas ocultas en Andorra. Lo que sí parece confirmado es que Pujol Ferrusola precisa someterse a un exhaustivo reconocimiento médico para valorar su actual estado de salud física y psicológica. Sus trapicheos en la cárcel con tarjetas telefónicas y su relación con otros internos revelan una personalidad extremadamente complicada que ahora le puede pasar factura. El deterioro de su imagen a la salida de prisión habla por sí mismo.
Jordi Pujol Ferrusola, el hijo mayor del ex presidente de la Generalitat, siempre fue el auténtico cerebro financiero de la familia. Se casó con una mujer de ilustre familia catalana, Mercè Gironés, en 1986 y se separaron dos veces. Padres de tres hijos, lo que nunca se discutió fue cómo amasar una fortuna y valorar el dinero. A pesar de todo, con las explosivas declaraciones de su antigua amante María Victoria Álvarez incluidas, Jordi y Mercè han mantenido una estrecha relación y en el entorno familiar ella es conocida como la «nuerísima» por su cercanía a Marta Ferrusola. Una vida de lujo desmesurado, un matrimonio de su hija Merceditas con un millonario afincado en Miami y unas suculentas cuentas bancarias acabaron con imputaciones durísimas de evasión fiscal, blanqueo de capitales y organización criminal. Anna Vidal, esposa de Oriol Pujol , y Mercè Gironés son las únicas cuñadas bajo la lupa de la Justicia.
«Jordi no dará ninguna entrevista. No somos como la gente de Madrid, que dice tantas mentiras», afirman personas muy cercanas al clan Pujol. Lo cierto es que Junior y Mercè mantienen una estrecha relación de intereses mutuos, así como con sus tres hijos, afincados en Estados Unidos. Mercè, la mediana de tres hermanos de una familia acomodada, estudió en las teresianas de Sarriá, después Literatura en la Universidad de Barcelona y ha vivido largas temporadas en Londres y Nueva York. Militante de CDC, se casó con «Junior» ante cuatro sacerdotes en la basílica Santa María del Mar –el mismo templo que años después escogerían la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín– y su hija mayor, Mercè Pujol Gironès. Se casaron el 8 de noviembre de 1986 ante la plana mayor de la antigua Convergencia y apellidos de la más florida burguesía catalana.
Ahora, el destino les ha dado un mazazo enorme. El que fuera poderoso «dandy» de lujo, con negocios suculentos en Iberoamérica, aparece hoy como un hombre demacrado, abatido y distante. Sus abogados le aconsejan un perfil bajo, alejado de los focos, permanentemente apoyado por toda su familia. Una vez mas, el clan Pujol se muestra imbatible y combativo contra esa España que, según ellos, les atenaza. Al conocer el auto del juez De la Mata, que rebajó la cantidad de la fianza pero que se negó a aceptarla de manos de antiguos socios de «Junior», Marta Ferrusola acudió a Misa en una iglesia próxima a su domicilio. Conocido es su fervor religioso, tan grande como su exacerbado nacionalismo. De momento, el hijo pródigo ha vuelto a casa por Navidad, si bien la procesión judicial sigue. Pero la familia que reza unida, permanece unida.
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