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Rita Maestre pidió entrar en coche policial camuflado por el garaje
Los escoltas de la portavoz municipal preguntaron a la seguridad del juzgado el día antes del juicio si podía acceder a la sala desde el aparcamiento y evitar el «paseíllo». También solicitaron una sala aparte para no permanecer en el pasillo antes de declarar. El juzgado rechazó ese tratamiento vip y tuvo que entrar como cualquier acusado
También solicitó una sala aparte para no permanecer en el pasillo antes de declarar. El juzgado rechazó ese tratamiento vip y tuvo que entrar como cualquier acusado.
Había reconocido que estaba nerviosa y que, por primera vez en su vida, sentía «presión». A la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, no le hacía ninguna gracia tener que declarar en un juicio acusada un delito de ofensa contra los sentimientos religiosos por algo que ocurrió hace cinco años en el campus de Somosaguas de la Universidad Complutense. Se enfrenta a un año de prisión y es lógico que le intimide sentarse por primera vez delante de un tribunal. Maestre era consciente de que su declaración en sede judicial iba a ser retransmitida en los informativos de televisión y cada frase que pronunciara sería colgada casi al instante en los perfiles de Twitter de los periodistas que habían acudido a cubrir el juicio y en las web de todos los medios de comunicación del país. Y es que era la primera vez que se juzgaba a un miembro de la nueva corporación municipal del Ayuntamiento de la capital. Así, conocedora como era de la expectación mediática que había desatado su juicio, bien sabía –ahora que lleva algo más de ocho meses lidiando con los periodistas– que el juzgado iba a estar lleno de fotógrafos y cámaras de televisión grabando su llegada. Había 75 personas acreditadas y se han interesado por el tema hasta una televisión alemana y una francesa. La vista oral se celebraba en los Juzgados de lo Penal, en la calle Julián Camarillo, 11 de Madrid. La sede judicial tiene una primera puerta exterior y, después, hay que hacer un pequeño recorrido hasta toparse con el edificio en sí. Y parece que Maestre quería evitarse justo este «paseíllo».
Según confirmaron a LA RAZÓN fuentes policiales del Ayuntamiento de la capital, un mando y un policía pertenecientes al Grupo de Escoltas y Protección (GEP), es decir, la seguridad de los concejales municipales, acudieron el día anterior al juicio –el miércoles por la mañana– a preguntar a los responsables de la seguridad del juzgado dos cuestiones. La primera era saber si la acusada podía entrar en un vehículo policial camuflado por el garaje del edificio (una rampa situada en el lateral del mismo) y subir desde allí directamente a la sala donde se iba a celebrar el juicio, situada en la planta baja (desde el garaje ella tendría que subir un piso). La segunda cuestión que plantearon fue si, antes de que comenzara la vista oral o durante el receso de ésta, la imputada podría estar en alguna sala o despacho aparte en lugar de estar con el resto de imputados en los pasillos del juzgado. A ambas peticiones la seguridad del juzgado respondió de forma negativa, ya que, según esgrimieron, ningún acusado gozaba de trato especial. Así, Maestre debía entrar por la misma puerta que todo el mundo,como finalmente ocurrió.
El temor de Rita a que alguien pudiera acercarse a ella era bastante infundado, dado el séquito de personas con las que acudió a declarar. Aparte de cuatro escoltas, que velaban por su seguridad y su integridad física en caso de que alguien hubiera querido increparla, había también varios miembros del equipo de Prensa del Ayuntamiento que no se separaron de ella.
Fuentes policiales aseguran que los miembros del GEP se mostraron algo sorprendidos por esta pretensión de trato vip por parte de la portavoz municipal. El grupo de escoltas ha tratado con numeroso políticos de todos los «colores» y no se habían encontrado en tal circunstancia.
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