Elecciones generales
El Gobierno cree que el «no» a Mas aleja el acuerdo en Madrid
Rajoy defiende que el PSOE no prolongue la «incertidumbre» aunque en medios del PP sopesan que Sánchez baraje someterse a la investidura para tratar de igual a igual al presidente
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, quiere que la negociación postelectoral se resuelva lo antes posible. «No tiene sentido prolongar esto más de lo necesario. Hay que cumplir los plazos y seguir los procedimientos. Y hay que hacer todo lo posible por buscar acuerdos y evitar que los españoles tengan que ir a otras elecciones. Pero sería bueno que el PSOE no dilatase el proceso y fijase su posición con claridad una vez que Rajoy se presente por primera vez a la sesión de investidura», defienden en la dirección popular. Desde distintos ámbitos y canales, públicos y privados, están presionando al PSOE para que defina su posición. Aunque el desenlace del puzle catalán también puede afectar a cómo evoluciona el nacional. En Moncloa creen que el «no» de la CUP a Artur Mas es un «golpe» al proceso de independencia, que lo dificulta aún más. «La división en el bloque independentista y el desgaste de la CUP entorpecen la agenda soberanista haya o no elecciones de nuevo», advierten. En cuanto a las consecuencias a nivel nacional, el análisis es distinto según sea el lado hacia el que se decante el tablero catalán. Si hay elecciones de nuevo, además de lo imprevisible del nuevo reparto de «papeles», y del posible ascenso con fuerza de Podemos si reedita En Comú bajo la pancarta del derecho a decidir, en la dirección popular creen que esos comicios pueden hacer más difícil el pacto y el Gobierno de Madrid. Mientras que con un Gobierno independentista, este escenario sería un elemento más de presión para instar a los socialistas a facilitar el acuerdo.
En cualquier caso, a nivel nacional los plazos empiezan a correr a partir del próximo 13 de enero, que es cuando se celebra la sesión de constitución de las Cortes Generales. El procedimiento para designar al presidente del Gobierno está regulado en el artículo 99 de la Constitución de 1978 y recogido también en el Reglamento del Congreso. El candidato propuesto por el Rey será investido presidente si obtiene la confianza de la mayoría absoluta de los diputados en primera votación o la mayoría simple –más votos a favor que en contra– en segunda convocatoria, que se celebrará 48 horas después. En caso de no lograr esa mayoría, el Rey podrá proponer a otros candidatos. Si pasados dos meses de la primera votación no se consiguiera la investidura de ningún candidato, las Cortes quedarían disueltas y se convocarían nuevas elecciones generales.
A partir del próximo día 13, el Rey Felipe VI, a propuesta del nuevo presidente del Congreso, iniciará la consulta con los grupos políticos para proponer un candidato a presidente del Gobierno. Ahí entra en juego la agenda de Su Majestad, pero Moncloa prevé que a finales de enero o principios de febrero se pueda celebrar ya la primera sesión en la que Rajoy pida la confianza a la Cámara. Y a partir de entonces empezará a correr el calendario de los dos meses para convocar nuevas elecciones, que se celebrarían 54 días después de la disolución de las Cortes.
Moncloa y la dirección popular trabajan con la previsión de que Rajoy no consiga la mayoría simple en la segunda convocatoria después de la primera votación, y que en esa coyuntura se reabrirá de nuevo un proceso de negociación en el que la pelota quedará en principio en el tejado del PSOE. En medios populares creen que en función de cómo controle la revuelta interna, el líder socialista, Pedro Sánchez, puede barajar incluso la idea de someterse también a la investidura para colocarse de igual a igual con Rajoy, aunque no tenga cerrado el acuerdo de los apoyos necesarios para conseguir la confianza de la Cámara.
A partir de ahí, en Moncloa defienden que no tiene sentido prolongar la situación de indefinición y que sería bueno aclarar cuanto antes si el PSOE está dispuesto ir a elecciones generales de nuevo o si se abstiene en la investidura de Rajoy para dejarle que gobierne. «Las cartas son las que son y no van a cambiar. En el PSOE saben que con 90 diputados, y en manos de quienes están, no pueden formar gobierno. Por el bien de todos, una vez que se ponga en marcha el proceso sería bueno que no apurasen la situación de interinidad por intereses de partido o para desgastar a Rajoy, porque lo que se desgasta de verdad es el interés general», advierten desde el entorno del líder popular.
En lo que depende de Rajoy, hará todo lo posible para que la situación se aclare cuanto antes. La Ley establece que el plazo de dos meses para convocar elecciones empieza a correr tras la primera votación, pero no establece que obligatoriamente haya que dejar pasar los dos meses. En política todo es posible, pero mantener la incertidumbre puede que acabe perjudicando a todas las partes. Ni siquiera en las filas socialistas creen que ganen nada entrando en una negociación «sin salida» con Podemos y trasladando al país la imagen de que son ellos los que están bloqueando la situación.
La consulta con los partidos y la propuesta del candidato es uno de los actos constitucionales en los que el Rey tiene mayor discrecionalidad, al menos desde el punto de vista jurídico. No para proponer a quien quiera como candidato a presidente del Gobierno, pero sí para tomar un papel más activo como intermediario entre las diferentes fuerzas con el objetivo de conseguir una propuesta que obtenga el respaldo más amplio posible. Si no hay nadie que pueda asegurarse la mayoría absoluta, Felipe VI deberá proponer al candidato con posibilidades de alcanzar la mayoría simple. Es suya la decisión de cuándo convocar las consultas, ya que la Constitución no señala el plazo. Y hasta ahora siempre han sido con los partidos con representación en el Congreso, como establece la Carta Magna.
Ayer el PP volvió a insistir en el documento con sus argumentos de campaña, que sigue distribuyendo entre sus cargos públicos, en dirigir su discurso a colocar el foco en la responsabilidad del PSOE. «El PSOE debe profundizar su reflexión y reorientar su acción política pensando en el interés general de los españoles. Los españoles no han votado radicalismo: votaron mayoritariamente a partidos moderados que compartimos las bases de nuestra convivencia», sostienen. También insisten en reivindicarse como el partido más votado, «el favorito de los españoles». «Rajoy tiene un proyecto para España que responde al interés general. Tiene voluntad y la responsabilidad de liderarlo con espíritu de diálogo y actitud constructiva».
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