El desafío independentista
El Gobierno intensifica su agenda en Cataluña ante el desafío soberanista
La vicepresidenta volverá el próximo lunes a Barcelona y otros ministros seguirán sus pasos dentro de la estrategia del Gobierno de ampliar su presencia en Cataluña más allá del marco estrictamente institucional.
La vicepresidenta volverá el próximo lunes a Barcelona y otros ministros seguirán sus pasos dentro de la estrategia del Gobierno de ampliar su presencia en Cataluña más allá del marco estrictamente institucional.
Los puentes entre el Gobierno y la Generalitat siguen bloqueados después de que el presidente catalán, Carles Puigdemont, hiciese saltar por los aires la última reunión entre la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, y el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras. Una entrevista en Barcelona en la que las dos partes habían estado trabajando durante mucho tiempo, y para la que el Gobierno había preparado informes sobre cómo avanzar en el desarrollo de las demandas de aquel documento con 46 reivindicaciones que Artur Mas llegó a enviar a Mariano Rajoy en la anterior legislatura. Este bloqueo en la relación con el independentismo, con una próxima reunión en fase preparatoria entre el presidente del Gobierno y Puigdemont, no corta las alas a la decisión del Ejecutivo popular de reforzar su presencia en Cataluña, ampliándola más allá del marco institucional estrictamente. El próximo lunes, la vicepresidenta del Gobierno volverá a Cataluña. La agenda oficial prevé que la también ministra para las Administraciones Territoriales participe en la entrega de un premio de la empresa del año de «El Periódico de Cataluña» y también en un homenaje a la Reina Sofía en el Liceo. Pero, además, la vicepresidenta ha empezado a completar su agenda oficial con reuniones y encuentros con otros sectores de la sociedad civil, y en esta visita tendrá oportunidad de dar pasos en esa dirección. El lunes tendrá ocasión de charlar con representantes de la empresa y de la cultura catalana. Muchas de estas reuniones se mantienen en el ámbito privado porque el objeto es que no se queden en una foto, y en bastantes casos, además, la otra parte pide discreción. Moncloa quiere que sirvan para tomar el pulso de la sociedad civil catalana, y, además, trasladar la posición del Gobierno sobre la situación en Cataluña y sobre las decisiones de la Generalitat.
Que la Generalitat se encierre en la posición oficial de que con el Gobierno sólo quiere negociar de la celebración del referéndum de autodeterminación no afecta, por tanto, a esta decisión del Ejecutivo de mantener la presencia en Cataluña como representante que es del Estado. Mantienen la oferta de diálogo a los dirigentes de la Generalitat, pero extienden los contactos hacia todos los demás sectores de la sociedad civil catalana. Con el mensaje que el presidente del Gobierno expresó en la clausura del Congreso Nacional del PP el pasado domingo. Es decir, la vicepresidenta y los demás interlocutores del Gobierno van a escuchar de primera mano cómo se ve en el tejido social la situación, cuáles son las preocupaciones y los problemas. Pero también van a explicar cómo ven ellos el desafío independentista y sus consecuencias. Rajoy advirtió el domingo de que el proceso secesionista provocaría la salida del mercado único y dejaría a los catalanes sin poder sostener sus servicios públicos y sus prestaciones. En estos contactos y reuniones con otros representantes de la sociedad catalana el Gobierno pretende poner voz a la réplica a la propaganda independentista. Explicar qué está haciendo el Ejecutivo, hasta dónde llega su disposición a negociar y a atender los problemas de los catalanes y cuáles serían las consecuencias de celebrar un referéndum de independencia. «Y escuchar, escuchar mucho».
La estrategia cuenta con el aval de Rajoy, aunque sea la vicepresidenta la encargada de ponerla en practica en Cataluña. Pero implica a más ministros, para los que se prepara también agenda con el objetivo de que acudan a esta comunidad autónoma a explicar las decisiones que están tomando en el ámbito de sus ministerios y cómo afectan a los catalanes. En la línea de la visita que hace unos días hizo el ministro de Fomento, Ignacio de la Serna, a las instalaciones del aeropuerto de Barcelona.
En paralelo, el Gobierno se prepara para reforzar la dureza de su discurso contra el referéndum. Con todas las posibles medidas y actuaciones ya estudiadas en su ejecución legal y en sus consecuencias. Insisten en que si la Generalitat intenta celebrarlo, se impedirá. Y mientras, el presidente del Gobierno está manteniendo contactos con Ciudadanos y también con el PSOE para conseguir una posición común en cada una de las decisiones y en los mensajes principales. «No puede haber ni una fisura en la posición de los partidos constitucionalistas».
Con el partido de Albert Rivera no ven problema, dentro «de las diferencias lógicas y puntuales» entre formaciones distintas «y la necesidad de cada uno de tener su sitio». En cuanto a los socialistas, en Moncloa confían en que la elección del nuevo secretario general tampoco afecte en la unidad en los principios básicos y en la repuesta política y legal a cada decisión que adopten los partidos independentistas. Rajoy hablará con PSOE y con Ciudadanos antes de tomar cualquier iniciativa, aseguran fuentes de su entorno.
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