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Plan B: Puigdemont encalla en la investidura

Reunió ayer a diputados de JxCat en Bruselas para preparar una elección delegada Su grupo planea no reformar el reglamento para sortear al TC y presentará el texto del discurso en el último momento

El ex president juntoa la responsable de campaña de su partido, Elsa Artadi y el diputado de Junts Per Catalunya, Eduard Pujol, ayer en un encuentro en Bruselas
El ex president juntoa la responsable de campaña de su partido, Elsa Artadi y el diputado de Junts Per Catalunya, Eduard Pujol, ayer en un encuentro en Bruselaslarazon

Reunió ayer a diputados de JxCat en Bruselas para preparar una elección delegada Su grupo planea no reformar el reglamento para sortear al TC y presentará el texto del discurso en el último momento.

Puigdemont se reunió ayer en Bruselas con los diputados de Junts per Catalunya. La cita tuvo lugar a puerta cerrada y la responsable de campaña del partido, Elsa Artadi y el portavoz Eduard Pujol, los que suenan para ser candidatos a la investidura por «cambiazo» en el último momento, han negado la mayor. Pujol afirmó que «estamos convencidos que el día 29, 30 o 31, Puigdemont será investido president» y Artadi lo ratificó. «Si los ciudadanos han votado la candidatura de Puigdemont y han votado masivamente a los partidos soberanistas esto se traslada en la investidura del president Puigdemont». Ambos resaltaron que se están estudiando diferentes opciones para hacer posible la investidura, eso sí, sin especificarlas, aunque afirmaron que se respetará el reglamento. Sobre el hecho, no exiten dudas. «Nuesto plan A, plan B, y plan Z es investir al president», aseguró Artadi ya que el aludido no compareció ante los medios de comunicación congregados en Bruselas. Para la mano derecha de Puigdemont no hay «ninguna duda» de que el reglamento de la cámara permite la investidura y de sus palabras se infiere que tal y como sucedió los días 6 y 7 de septiembre se ignorará el veredicto de los letrados del Parlament.

Sobre el día de la investidura, en las últimas horas se ha filtrado que JxC, para sortear al Tribunal Constitucional, presentará ese mismo día el texto del discurso para que sea leído por algún diputado, es decir, apuesta por la investidura delegada. Si alguien albergaba alguna duda sobre sus intenciones, antes de la reunión con sus diputados, sus asesores pusieron en marcha una página web que lleva por título «Generalitat de Catalunya. Govern de la República».

En conclusión, el ex president de la Generalitat sigue forzando máquinas en su «todo o nada» y hace oídos sordos al cúmulo de mensajes que le piden un cambio de actitud. Mejor dicho, su retirada. Artur Mas le dejó el mensaje más sonado junto a Carme Forcadell en la jornada del jueves, al que hay que sumar el de Jordi Sánchez, Jordi Cuixart y Joaquín Forn, que ante el juez Llarena, se aprestaron a renegar de sus movimientos antes de su detención, a declararse fieles a la Constitución y dejar sin valor jurídico al 1-O, aunque Puigdemont tomó las decisiones posteriores –leyes de desconexión y declaración de independencia– en base a los resultados de esta pantomima de consulta. El paso atrás es tan contundente que en el mundo secesionista se justifica afirmando «que es humano. Se dice lo que haga falta con tal de salir de la cárcel». Traducido, se renuncia en la forma, pero no en el fondo.

A Puigdemont también le llegan malas nuevas desde Bruselas. Toni Comín, el ex consejero de Salud y politólogo –aunque no se le conoce ninguna publicación en esta materia– está buscándose trabajo en Bruselas –dicen que en la universitaria ciudad de Lovaina– mientras que Esquerra le presiona para que no recoja el acta de diputado.

De momento, es el único de los «residentes» en Bélgica que lo ha hecho junto al propio Puigdemont, pero ante el cariz de los acontecimientos, incluida la pérdida de confianza de ERC, en cuyas listas se presentó como independiente, está buscándose una salida personal.

Si alguien faltaba en lanzar a Puigdemont un mensaje claro y diáfano para que abandone la tesitura de «o Puigdemont o elecciones», lo hizo ayer la CUP. Los antisistema, dieron muestras de estar hartos del filibusterismo que se ha afincado en Bruselas y ha exigido al autoproclamado «presidente legítimo en el exilio», conocer «el pacto que Junts per Catalunya ha alcanzado con ERC» y aclarar «el proyecto político que tiene para Catalunya», porque no hacerlo es «irresponsable».

La CUP decidirá hoy en la reunión de su Secretariado si acepta la invitación de JxC de entrar en la Mesa del Parlament –los de Puigdemont les cederían un puesto– y analizarán la situación política. Los independentistas radicales no descartan entran en el gobierno, siempre y cuando, desarrolle la República y expliquen la hoja de ruta que se marcará el nuevo ejecutivo, y no se oponen a que Puigdemont intente la investidura, pero avisan que si esta no es posible Puigdemont debe saber que «no es el único candidato», porque los anticapitalistas descartan una nueva convocatoria electoral. Las negociaciones para la Mesa han continuado, pero no se han despejado dudas. Parece que Ernest Maragall asumirá la presidencia y los independentistas tendrán mayoría. Ciudadanos tendrá dos representantes, pero el PSC puede perder el secretario cuarto, si los independentistas ceden votos a los Comunes.

Mientras Puigdemont sigue forzando la máquina para arrinconar a ERC, los republicanos mantienen discreto silencio. Marta Rovira después del resbalón de su cena el martes con Puigdemont que la puso a uña de caballo ante los suyos por alcanzar un pacto al que no estaba autorizada, se ha retirado a los cuarteles de invierno. La cúpula de ERC sólo quiere hablar de la composición de la Mesa alejando el debate sobre la investidura.

Desde Cataluña, los socialistas sí que han hablado ya de investidura. Su líder Miquel Iceta rechaza una investidura delegada o telemática, presentando una petición en el Parlament –también la registró Ciudadanos– en la que solicita un dictamen jurídico de los letrados de la cámara, y se ha mostrado convencido que Puigdemont no se presentará en el último momento. Iceta confía en que no es viable una investidura de este tipo y ya avisa de que no partipará en ella. «Ya no hablamos sólo del discurso de investidura, sino el debate posterior» que el candidato debe abordar con el resto de partidos, dijo en una entrevista en Catalunya Ràdio. En la misma línea se expresó la líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, que calificó de «error» contempalr la posibilidad de una investidura a distancia, porque es «adelantar pantallas». Lo mismo que sugieren muchas voces del independentismo.