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El pacto con Bildu divide Podemos
Iglesias descarta coaliciones electorales con los abertzales mientras en Navarra las bases de su partido deciden hoy un acuerdo que ya dan por hecho. La líder de la formación en Navarra reta a la dirección nacional al afirmar que «no se siente desautorizada» por el secretario general
Iglesias descarta coaliciones electorales con los abertzales mientras en Navarra las bases de su partido deciden hoy un acuerdo que ya dan por hecho
Las peores noticias, una vez internados en Podemos en una impetuosa estrategia de sumar a su proyecto porciones de la izquierda política, podrían llegar de Navarra. La formación morada tiene convocados hoy por la tarde una asamblea y luego un Consejo Ciudadano en el Palacio Condestable de Pamplona para estudiar la confluencia con Geroa Bai, Bildu e Izquierda-Ezquerra, que intentan formar una candidatura conjunta. De hecho, ya fueron en bloque al Senado el 20-D, aunque aquella experiencia generó rechazo entre muchos simpatizantes de Podemos del resto del país, a quienes costó tragar un acuerdo así con los proetarras, que siguen sin condenar el terrorismo. Pues bien, esas sombras negras van a proyectarse otra vez sobre la madrileña calle Princesa –cuartel general de Podemos– según avancen los pasos hacia esa polémica convergencia.
Ayer, Pablo Iglesias descartaba coaliciones electorales con Bildu en País Vasco –donde estará esta tarde– y Navarra, porque son dos organizaciones con «muchas diferencias políticas». «Es imposible que eso ocurra», dijo en un entrevista en la Cope. Palabras que fueron contestadas por la secretaria general del partido morado en Navarra, Laura Pérez, quien dijo que su formación no se siente «desautorizada» por Iglesias y señaló que las bases se pronunciarán hoy «aun sabiendo que la última palabra» será a nivel estatal.
Pablo Iglesias ha fijado su meta electoral para el 26 de junio en una idea fuerza que todo lo impregna: el «sorpasso» al PSOE. Sin embargo, vive un momento en el que la capacidad para despertar la ilusión entre quienes apostaron hace cuatro meses por Podemos está en el aire. Es por ello, señalan algunas fuentes de la formación morada, por lo que su secretario general se ha lanzado a una carrera contrarreloj para cerrar toda suerte de alianzas con fuerzas políticas de izquierda en España. En el baúl de los recuerdos quedó la idea de Íñigo Errejón de constituir un movimiento político transversal que fuese agrupando a los desencantados de cualquier color ideológico con las políticas llevadas adelante por los partidos tradicionales. El gran reto que se propone ahora Iglesias es convencer al electorado de que el voto útil para desalojar al PP pasa por él y sólo por él. En esto consiste la confluencia con Izquierda Unida. En realidad pretende ser el salto táctico definitivo en la arena política.
Eso mismo espera también Podemos repitiendo sus pactos con Anova para concurrir en Galicia bajo las siglas En Marea; con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, para pedir el voto bajo las siglas En Comú Podem en Cataluña; o con Mónica Oltra y su Compromís en la Comunidad Valenciana. Pero no se quedan ahí las cosas. Iglesias tiene decidido amplificar su estrategia a otros territorios. Uno de ellos es Aragón, donde desea, con sus tentáculos, abrazar a la Chunta. Según los cálculos podemitas, extrapolando los resultados del 20-D tal confluencia le permitiría disputar a los socialistas la condición de segunda fuerza. La marca nacionalista aragonesa obtuvo en diciembre 34.000 votos, que sumados a los 135.000 de Podemos igualarían prácticamente las 168.000 papeletas que recibió el PSOE. Y, en consecuencia, aumentarían sus posibilidades para hacerse con un mayor número de los 13 escaños en juego. La maniobra del partido de los círculos es idéntica en Baleares, donde arrastran la competencia de los econacionalistas de Més, que ya han puesto sobre la mesa sus 35.000 votos para ir juntos a las generales. El PP quedó en las pasadas elecciones en cabeza con 3 de los 8 diputados de las islas, seguido de Podemos con 2, PSOE con otros 2 y C’s con 1.
Los movimientos confluyentes de Iglesias le llevan incluso a seguir llamando a la puerta del Partido Animalista, y ello a pesar de que los defensores de los animales vienen dándole calabazas una y otra vez. Pero la caza de los 220.000 votos que tiene el PACMA por toda España resulta un goloso sueño para quien desea a cualquier costa expropiarle el espacio político al PSOE.
La suma de toda suerte de aliados, según los estrategas más próximos al líder de Podemos, le convertiría en la única alternativa desde la izquierda al centro-derecha y consagraría el liderazgo de Iglesias. Según Carolina Bescansa, ese tótum revolutum de siglas garantizaría la hegemonía frente a los socialistas, colocando a los morados como segunda fuerza, solamente a 3 puntos porcentuales del PP. Cosa distinta es cómo se gestionaría el día después. Porque a nadie se le escapa que tal maraña de opciones políticas es un camino demasiado tortuoso para que lo recorran quienes desean cimentar una formación en toda España. Está por ver, por tanto, en qué acaba el «asalto a los cielos» televisado de Pablo Iglesias.
Las otras crisis del partido
- Hace menos de un mes, la cúpula de Podemos en Salamanca dimitió en bloque por el «abuso de poder» de la directiva regional.w El pasado marzo, diez miembros de Podemos en Madrid presentaron su dimisión. Nueve de ellos pertenecían al Consejo Ciudadano y el último, el secretario de Organización, Emilio Delgado. Abandonaron por la «deriva» del partido.
- El mismo mes, Pablo Iglesias destituyó a su secretario de Organización, Sergio Pascual, por lo que consideró «una gestión deficiente que ha dañado al partido».
- En La Rioja, la cúpula del partido morado expulsó a la ejecutiva autonómica, que estaba liderada por Raúl Ausejo. El motivo fue un supuesto fraude electoral después de que perdiera las primarias el candidato de la cúpula.
- En el País Vasco, el secretario general de la formación, Roberto Uriarte, y buena parte de la dirección dimitieron en bloque por las continuas y excesivas intromisiones de la dirección nacional en las decisiones autonómicas.
w Una oleada de ceses en el Consejo Ciudadano de la formación en Galicia llevó a la destitución del secretario general, Germán Riobóo, el pasado febrero.
- Juanma Brun, secretario de Podemos en Santander, dejó sus cargos y el partido por el excesivo control desde Madrid.
- Gemma Ubasart, en Cataluña, fue otra de las que se marchó por el excesivo protagonismo y control de Iglesias.
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