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El PP aguanta el «efecto Rato»
Tras la detención del ex ministro, los populares lograrían un 28,6% de los apoyos frente al 29,7% de finales de marzo. Los de Rivera aumentarían un 1,5%. Podemos ya se deja más de 10 puntos desde diciembre de 2014
Encuesta NC Report. Los de Rajoy sólo se dejan un punto con el escándalo tras la detención y se mantienen como primera fuerza
Editorial y artículo de Francisco Marhuenda
La «crisis Rato» apenas ha pasado factura electoral al PP, pues se cuantifica en tan solo un descenso mensual de 1,1 puntos, al pasar del 29,7% sobre el voto válido en el mes de marzo al 28,6% del presente mes de abril, con un trabajo de campo realizado en la semana del 20 al 25 de abril y que recoge las consecuencias de la detención de Rodrigo Rato del pasado día 16.
Electoralmente, el PP se encuentra con el mismo resultado que tenía en diciembre de 2014. Con respecto al pasado mes de marzo se mantienen muy estables las siguientes variables; retiene el 58,7% de sus votantes de 2011 y continúan siendo la abstención y la transferencia de voto a Ciudadanos las dos principales brechas por las que pierde parte de su electorado; Ciudadanos recibe el 15,1% del voto popular y la abstención el 18%. El único dato que realmente marca la diferencia con respecto al sondeo de marzo es que la migración de votantes populares a Ciudadanos pasa del 13,4 al 15,1% y, por el contrario, la abstención se reduce del 18,2 al 18%.
Pero sí son significativos los cambios en las dos fuerzas emergentes. Si al finalizar 2014 la situación política se caracterizaba por la amenaza que se cernía sobre el PSOE de convertirse en el tercer partido nacional ante un probable sorpasso por parte de Podemos, diciembre registró la diferencia menor entre PSOE y Podemos, tan solo dos décimas separaba a ambos partidos.
En febrero ya se constataba una ligera bajada de Podemos que se convirtió en tendencia en los próximos meses. El anticipo electoral en Andalucía y su campaña fueron claves para precipitar un radical cambio de escenario; en el mes de marzo se constata una importante caída de 8,4 puntos de Podemos y un sorprendente ascenso de Ciudadanos, que en un solo mes pasa del 3,3% que le asignaba la encuesta de LA RAZÓN de febrero, al 10,5 en el sondeo de LA RAZÓN del mes siguiente. La diferencia entre Podemos y Ciudadanos quedaba reducida a 3,6 puntos.
Pero con la llegada de abril, se constata que sigue reduciéndose la distancia entre ambos partidos emergentes a tan solo 0,9 puntos, favorables todavía a Podemos. Y la tendencia se empecina en advertirnos del inminente sobrepaso de Ciudadanos a Podemos.
Durante poco más de un semestre, el tiempo que media desde junio de 2014, el mes siguiente de la celebración de las elecciones al Parlamento Europeo, hasta febrero de 2015, hemos asistido al ascenso, contención y descenso de una formación política de nueva planta que ya sorprendió consiguiendo representación en las europeas. En un principio fue nutriéndose básicamente de electores indignados o procedentes de formaciones a la izquierda del PSOE, especialmente de IU. Pero tras el verano ya recibía cientos de miles de votos de electores socialistas y populares, descontentos con sus partidos, que se complementaba con la llegada de votantes de prácticamente todos los partidos, con y sin representación parlamentaria. No sólo sustraía votos al «bipartidismo» entendido como el sistema de alternancia en el Gobierno PP-PSOE, sino de todos los partidos sin excepción. El electorado de Podemos era un inmenso mosaico, como de heterogénea la ideología de los que se subían al carro del mediático Podemos, de moda a finales de 2014.
En los meses inmediatamente siguientes sus dirigentes incurrieron en múltiples contradicciones programáticas e ideológicas. Fue puesta en duda la transparencia de su financiación, que desde determinados medios se aseguraba que recibían fondos de potencias extranjeras con regímenes poco amistosos con España, así como de la conducta empresarial y profesional de algunos de sus fundadores. La ilusión de los indignados en contar con un partido que sí les representara tocaba a su fin mientras que en el PSOE respiraban. Podemos se agotaba cuando estaba a punto de superar en voto al PSOE y convertirse en el nuevo referente de la izquierda. No lo pudo lograr porque la mayoría de los que les iban a votar se posicionaban en el centro y en el centro-izquierda. Además no transmitían a estos potenciales votantes un sólido proyecto por el que comprometerse, más allá de los diagnósticos de la situación social, política y económica. Gran parte de esta enorme masa de votantes críticos con los partidos tradicionales y además en su mayoría ex votantes de ambos, tanto del PP como del PSOE, comienzan a identificarse con el proyecto de C’s, les resulta realista, a diferencia de Podemos, así como moderado y a la vez innovador. Seguro y regeneracionista.
- El 58,7% de los que votaron al PP en las elecciones del 20-N de 2011 lo volverá a hacer ahora. La principal fuga de electores se da por la abstención, que le cuesta el 18% de sus simpatizantes. Un 15,1% optará por C’S.
- Los socialistas logran conservar el 62,8% de sus votantes de noviembre de 2011. La mayor parte del voto que pierden los de Pedro Sánchez se debe al trasvase a Podemos del 13,3% y a la abstención de otro 11,8%.
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