Elecciones generales
El PP no acusa el golpe del «efecto Soria»
Los populares rozan el 30% de los votos y, pese a que Ciudadanos frena sus expectativas, ambos alcanzarían la mayoría absoluta, mientras que Podemos desbanca al PSOE como segunda fuerza política con el 20,9% de sufragios.
Los populares rozan el 30% de los votos y, pese a que Ciudadanos frena sus expectativas, ambos alcanzarían la mayoría absoluta, mientras que Podemos desbanca al PSOE como segunda fuerza política con el 20,9% de sufragios.
Nos encontramos en el inicio de una nueva fase de la contienda electoral. Los dos partidos que habían copado el protagonismo mediático en los dos últimos meses muestran signos de fatiga, Ciudadanos cae por primera vez tras varios meses de constante mejora, al tiempo que el PSOE es sobrepasado por Podemos, hecho que no sucedía desde el pasado mes de enero.
Paralelamente, continúa el avance del PP y de Podemos. Los populares rozan el 30% de los votos y ya muestran inmunidad ante escándalos como los del ex ministro Soria o el del Ayuntamiento de Granada, y Podemos se convierte en la segunda fuerza política al superar al PSOE con el 20,9 por ciento, frente al 20,7% de los socialistas.
El descenso de Ciudadanos es compensado con el avance de los populares, que les permite en conjunto aspirar a contar con la mayoría absoluta si se repiten las elecciones.
El «tracking» de NC Report para LA RAZÓN nos muestra una situación electoral similar a la del 20-D, pero las pequeñas diferencias son significativas y permitirían ahora esa mayoría absoluta de 176 escaños que la suma del PP y Ciudadanos no obtuvo en las elecciones de diciembre, en las que quedaron tan sólo a 13 escaños de lograrlo.
Los datos del sondeo nos adelantan que habrá elecciones, ya que los resultados benefician a los cuatro grandes partidos. Los populares conseguirían incrementar su porcentaje de voto y escaños en el Congreso. Es de los pocos partidos políticos europeos en el gobierno que sale victorioso de unas elecciones y los casi cuatro meses de tensión política vivida por la falta de una mayoría clara remueve conciencias entre los votantes tradicionales del PP que optaron el 20-D por votar a Ciudadanos o abstenerse. Los populares han reducido de 1,8 a 1,5 millones los votantes que han cedido a Ciudadanos y parte de los que se abstuvieron, que fueron 1,6 millones de votantes, se replantean ahora volver a votar al PP.
El PP aun puede mejorar sus expectativas si utiliza adecuadamente sus dos bazas más importantes, su candidato y su gestión económica. Su cabeza de cartel es un político forjado a sí mismo, que empezó desde abajo, desde el nivel de la administración local y que fue ascendiendo gradualmente hasta conseguir ser presidente del Gobierno. Acumula una experiencia política y de gestión superior a la de sus oponentes.
Dada la situación de incertidumbre que llevamos viviendo más de cien días y que la mayoría de españoles quiere que se resuelva con un Gobierno estable, Rajoy empieza a ser percibido, incluso más allá de los límites de la derecha, como la piedra sobre la que edificar la gobernabilidad del país ante el desafío populista e independentista.
La otra arma electoral del PP es su balance económico, que ha salvado al país del desastre. La idea de haber evitado la caída de España en el precipicio a la que se encaminaba puede dar un gran rédito político a los populares, más que entrar en los detalles de cifras y porcentajes, a los que recurrieron en exceso en la anterior campaña y en la que no supieron tampoco sacar provecho a su candidato, en especial de la faceta humana de Rajoy.
El que se perfila como socio del PP en el próximo gobierno, Ciudadanos, a pesar de su enfriamiento, mejora sus resultados del 20-D por lo que puede afrontar la repetición de las elecciones con optimismo. Es el partido que más ha cambiado su imagen pública desde diciembre. La mayoría lo identificaba como una formación de centro-derecha, ahora se ha reubicado en el centro-izquierda. En los últimos meses ha ingresado más votantes del PSOE que del Partido Popular. No obstante, el 44% de sus actuales votantes procede del PP, que es el principal proveedor de votos de los de Rivera, pero día a día este porcentaje desciende y se incrementa el que le llega de la izquierda. Lo que le sitúa en un lugar estratégico de primer orden para captar a votantes del PSOE en el caso de un colapso de los socialistas.
A Podemos también le interesan las elecciones. El «sorpasso» al PSOE de esta misma semana les hace albergar esperanzas de confirmarse como la segunda fuerza política nacional, por detrás del PP y por delante del PSOE. Y de este modo preparar el asalto al poder para 2020 desde su papel de nueva fuerza hegemónica de la izquierda que pretende ser.
Finalmente, el PSOE es el que más necesita esas elecciones. De este modo da una segunda oportunidad al PP para formar un gobierno con C’s. Para ello, los socialistas esperan que el PP mejore sus resultados del 20-D y así no tener que ser decisivos el 26-J para que se logre la investidura de Rajoy y poder dedicarse durante los próximos cuatro años a reconstruir la oferta electoral socialista que pasa por debilitar a Podemos. Y eso sólo puede hacerlo desde la oposición.
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