Elecciones catalanas
CUP: De protagonista a actor secundario del «procés»
Pierden seis escaños y dejan de ser imprescindibles para lograr un gobierno soberanista. ERC y JXCAT suman en segunda vuelta.
Pierden seis escaños y dejan de ser imprescindibles para lograr un gobierno soberanista. ERC y JXCAT suman en segunda vuelta.
La jornada electoral presenta, a veces, paradojas realmente interesantes. Un grupo que pierde la mitad de sus votantes, se deja por el camino seis escaños, ni siquiera consigue grupo propio en el Parlament, pero aun así jalea su resultado como una victoria. Éste fue ayer el ánimo de los responsables de la CUP, que a pesar de volver a los números de 2013, donde por primera vez sacaron la cabeza, no dudaron en mostrarse satisfechos interpretando que seguirán siendo vitales para la gobernabilidad.
Lo que quedó claro ayer es que la formación radical pagó caro ser siempre fieles a su propia agenda más allá de las necesidades comunes de todo el independentismo. Esto hizo que muchos votantes de la CUP saltasen a Esquerra y a Junts per Catalunya en algo así como una búsqueda de encontrar el espacio ideal para el voto útil. Aunque el independentismo perdió dos escaños respecto a 2015, la antigua Junts pel Sí, que formaron Esquerra y el PDeCAT, ganaron conjuntamente cuatro escaños, surgidos claramente del fondo de la CUP. El mismo riesgo que ha maltratado a los Comunes también ha afectado así a la CUP, con un claro indicio que podría señalar hasta un voto de castigo.
Otro de los problemas a los que se ha tenido que enfrentarse la formación radical ha sido la elección de su nuevo líder, Carles Riera, que no ha conseguido trasladar la energía y efervescencia que se deduce ha de tener un líder de la izquierda radical. En este sentido también se asemejan a lo que le ocurrió a los Comunes en las pasadas elecciones con Lluís Rabell. ¿Un partido joven ha de tener un líder joven? No específicamente, pero está claro que necesita un líder intenso.
La CUP ha perdido seis escaños y ya no se mantiene en la misma posición de privilegio que en 2015, cuando demostró que una minoría podía hacer bailar a su son a todas las mayorías. Ahora, ERC y JXCAT suman 66 escaños, y los cupistas podrían plantearse una abstención táctica si ambos apuestan por la bilateralidad y pedir más autogobierno dentro del marco autonómico.
Riera se mostró muy satisfecho tras confirmarse los resultados y aseguró que sus votos «ayudarán a construir la república y a hacerla un poco más realidad». Aseguró que sus objetivos al iniciar la campaña era conseguir cuatro objetivos, que obviamente no eran ganar las elecciones, sino asegurarse la mayoría independentista por un lado y la mayoría de izquierdas por otro. La realidad es que en la CUP se esperaban una bajada de votos, pero el batacazo ha sido inesperado: las encuestas les restaban dos o tres escaños, pero no seis.
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