Londres

El Rey pide en el Parlamento británico «diálogo» para el futuro de Gibraltar

El Monarca apela a la «determinación para superar las diferencias» entre ambas naciones y reclama que el acuerdo de salida de la UE dé a sus ciudadanos la «necesaria confianza y certidumbre».

El Rey Felipe VI durante su intervención ante la sesión conjunta extraordinaria de las dos Cámaras del Parlamento británico celebrada en la Royal Gallery del Palacio de Westminster
El Rey Felipe VI durante su intervención ante la sesión conjunta extraordinaria de las dos Cámaras del Parlamento británico celebrada en la Royal Gallery del Palacio de Westminsterlarazon

El Monarca apela a la «determinación para superar las diferencias» entre ambas naciones y reclama que el acuerdo de salida de la UE dé a sus ciudadanos la «necesaria confianza y certidumbre».

Felipe VI protagonizó ayer una intervención histórica ante las dos cámaras de Westminster replicando la misma escena que vivió Juan Carlos I en 1986, cuando se convirtió en el primer Monarca español en dirigirse al Parlamento de la democracia más antigua del mundo. Las relaciones bilaterales entre España y Reino Unido han progresado considerablemente en las últimas tres décadas. Sin embargo, el elemento de discordia sigue siendo el mismo: Gibraltar.

Si Don Juan Carlos I aseguró en su día que la disputa del Peñón era «lo único» que separaba a ambos países, Felipe VI se mostró ayer «seguro» de que la «determinación para superar diferencias se redoblará» en el caso de la Roca. En su esperado discurso, tras recalcar la historia «tan rica y fructífera» que comparten España y el Reino Unido, el Rey señaló que también «ha habido distanciamientos, rivalidades y enfrentamientos» que gracias al «trabajo y la determinación» de las autoridades y ciudadanos «han quedado atrás como hechos del pasado». Y en este sentido, recalcó que confiaba «plenamente» en que el «diálogo necesario y el esfuerzo de nuestros gobiernos conseguirán avanzar en la búsqueda de fórmulas satisfactorias para todos».

Una de las grandes cuestiones que planteaba el histórico viaje de Estado que los Reyes de España iniciaron ayer en Londres era si habría o no mención explícita en su intervención a la Roca, sobre cuya soberanía ambos países mantienen un contencioso que ha llegado organismos internacionales. El rotativo «The Telegraph» aseguraba que la alfombra roja desplegada por Isabel II podría verse enturbiada si salía a relucir la soberanía del Peñón. Por su parte, «The Times» señaló que la «herida sigue abierta», sobre todo ahora que Gibraltar se ha convertido en «rehén del poder veto de Madrid» en las negociaciones del Brexit.

En este sentido, el Rey puntualizó que «aunque nos pueda pesar», respetaba «plenamente la decisión realizada» por los británicos de abandonar el bloque comunitario. No obstante, recalcó que se debe pensar ahora «especialmente en los centenares de miles de británicos y españoles residentes en nuestros respectivos países, que constituyen una base muy importante sobre la que se asienta nuestra relación». «Son ciudadanos que aspiran legítimamente a una vida digna y segura, para ellos y para sus familias. Por ello, animó a nuestros dos gobiernos a seguir trabajando para que el acuerdo de salida del Reino Unido de la Unión Europea les dé la «necesaria confianza y certidumbre», matizó.

Durante su intervención en Westminster, el Monarca cambió del inglés al español al hacer mención a las «dos principales lenguas de comunicación internacional» y a las raíces culturales con autores como Shakespeare y Cervantes.

Por otra parte, el Rey también tuvo palabras para las víctimas del terrorismo. De hecho, empezó su discurso rindiendo tributo a Ignacio Echevarría, asesinado en Borough Market en junio cuando intentó defender a una mujer con la única ayuda de su monopatín. En diez semanas, Reino Unido fue víctima de tres atentados yihadistas. «Quiero expresarles hoy aquí mi solidaridad y la solidaridad de España con el pueblo británico. Quiero decirles que siempre contarán con el afecto de los españoles. Saben bien que somos sus amigos leales y aliados. Porque cada miserable ataque terrorista nos ataca a todos nosotros; porque las víctimas son de todos nosotros; porque no importa su origen, su raza, su religión, su condición; y porque a todas las víctimas, como a sus familias, les debemos todo el respeto, toda la gratitud y nuestra inquebrantable determinación», matizó. Acabó su intervención recordando las palabras pronunciadas por su padre en esa Cámara: «Somos dos naciones a las que todo nos llama a la comprensión, el apoyo y el afecto».

Aunque varios periódicos sensacionalistas como «The Sun», auguraban que el sector más conservador podría llegar a levantarse y abandonar la sala si el Monarca reivindicaba el peñón, la sala se ahogó en una cerrada ovación, y él presidente de la Cámara, Lord Fowler, gritó un espontáneo !¡Viva el Rey!, correspondido por el resto del Parlamento. El Rey fue recibido en la Cámara con largos aplausos que fueron repetidos al finalizar su discurso. Sus palabras no tardaron en obtener la réplica del ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, quien reivindicó el papel del Peñón en la negociación y calificó de «antidemocrático» el enfoque del Rey: «Es desafortunado decir que hay dos gobiernos en cuestión».

La jornada, no obstante, dio para mucho más. Buckingham Palace tiró de pompa y boato. Isabel II y el duque de Edimburgo recibieron a los Monarcas con todos los honores poco después de mediodía en el recinto de ceremonias de Horse Guards Parade. Piezas de artillería dispararon 42 salvas desde la Torre de Londres y otras tantas desde Green Park. Tras pasar revista a las tropas, para llegar a Palacio, la comitiva oficial recorrió el tradicional Mall, engalonado con banderas, en siete carrozas, encabezadas por la «1902 State Landau».

Tras el almuerzo, los Reyes tomaron el té en Clarence House con el príncipe Carlos de Inglaterra y la duquesa Camilla y por la noche se celebró una cena de gala en Buckingham con todos los miembros de la Familia Real británica.

Efe