La amenaza yihadista
El salafismo extiende sus redes por Cataluña
Alberga más de la mitad de sus centros de culto
La siempre diversa y compleja sociedad musulmana ha encontrado en Cataluña un caldo de cultivo para movimientos de raíz islámica radical. La comunidad musulmana allí suma casi medio millón de personas. Por su nacionalidad de origen, dos grandes bloques representan la mayoría del colectivo: los marroquíes y los españoles nacionalizados. Tras estos grupos hay musulmanes provinientes de Pakistán, Gambia, Argelia o Senegal.
La maraña que representa este colectivo da pie a la aparición de focos y grupos que simpatizan con organizaciones islamistas radicales que, en ocasiones, son partidarias de representaciones extremistas del islam. En Cataluña hay 226 mezquitas, según fuentes de la lucha antiterrorista y, algunas, adscritas a organizaciones como Justicia y Caridad, Hermanos Musulmanes Tabligh Wal Dawa y Dawa’t Islami, cuyos ideales chocan en muchas ocasiones con los valores democráticos y las normas del sistema español y occidental.
Un movimiento que está despuntando en Cataluña es el salafismo. Sus seguidores abogan por la instauración del califato único y por implantar la Sharía –la Ley islámica– de manera estricta para regular todo tipo de ambitos. De los algo más de 1.200 centros de culto islámico de España, 98 están vinculados con el salafismo. Y de éstos, algo más de la mitad están asentados en Cataluña. Diversas ciudadades son desde hace años referentes para el movimiento salafista. Con frecuencia se convocan «congresos» a los que acuden expertos de la ley islámica llegados desde países como Arabia Saudí, Kuwait, Qatar o Emiratos Árabes Unidos. Varias mezquitas han expandido la ideología salafista.
Uno de los focos importantes es la Comunidad Islámica y Pastoral del Tarragonés, cuyo foco más importante es la mezquita de Reus (Tarragona). Allí se celebaron los primeros congresos salafistas en España y es un lugar clave para entender la expansión de esta ideología radical. En Lérida, se establece la Unión y Cooperación Islámica de Lleida y Comarca, que cuenta con la mezquita Ibn Hazem. Esta está controlada desde principios de año por los hermanos Al Ouadni, que ejercen un férreo control. Se encargan de distribuir los libros de ideología salafista en las carnicerías. Un tercer foco que está bajo sospecha es la Comunidad Islámica de Salt, dentro de la que se engloba la Asociación Cultural Al Hilal, que está expandiendo la doctrina por Gerona.
Una parte esencial de este entramado son los fondos de los que se sirven las diferentes organizaciones. La mayoría del dinero llega procedente de los países del Golfo con el fin de dar voz al wahabismo y al discurso islámico radical.
Las organizaciones islamistas asentadas en la comunidad
Hizb Ut Tahrir
Se trata de una organización islámica radical que tiene como objetivo principal establecer un califato global. Tiene ramificaciones en más de cuarenta países y se estima que cuentan con un millón de miembros. Este grupo también es denominado como Partido de la Liberación. En España funciona como HUT Al Andalus y tiene su sede central en Barcelona. Cuenta con un consolidado número de miembros integrados en carias células que celebran reuniones periódicas de carácter restringido en las que se instruye a los asistentes acerca de métodos de captación de nuevos miembros para la formación. En Cataluña cuentan con más de un centenar de seguidores, la mayoría afincados en las localidades de Santa Coloma de Gramanet y en El Prat de Llobregat.
Hermanos Musulmanes
La presencia de la organización Hermanos Musulmanes en Europa se canaliza a través de la Federación de Organizaciones Islámicas de Europa-FIOE, conocida entre sus miembros como ITTIHAD. En España se denomina Liga Islámica para el Diálogo y la Convivencia –LIDCOE– con sede central en Valencia. Su estrategia consiste en expandirse de la forma más discreta posible por todo el país. En Cataluña, la LIDCOE se ha establecido en Barcelona a través del Centro Cultural Islámico Catalán –CCIC–. La ideología divulgada por esta organización está detrás de las principales organizaciones terroristas islamistas como Al Qaeda o Hamás. Con respecto a la financiacion se ha vinculado a esta organización con Arabia Saudí y Qatar.
Al Adl Wa Al Ihsan
La organización islámica Al Adl Wa Al Ihsan (Justicia y Caridad), es de origen marroquí e ideología sufí. Fue creada en 1980 y desde entonces fue declarada ilegal por el Gobierno marroquí. Su objetivo principal es el derrocamiento de la monarquía alauita y la instauración de un estado islámico, en el que tanto el Islam como la «Sharia» (Ley islámica) tendrían un peso mucho mayor que el que en la actualidad tienen. En Cataluña, mientras, la organización tiene una fuerte representación, contando con una quincena de mezquitas. En ellas suelen reunirse habitualmente para hacer proselitismo del movimiento, el cual se canaliza a través de la Unión de Centros Culturales Islámicos de Cataluña, cuyo presidente fue expulsado de España en 2004 .
Tabligh Wal Dawa
También llamada Jamaat Al-Tabligh (Fe y Práctica), o Jamaat AI-Tabligh Wal-Dawa (Sociedad para la Propagación y la Oración). Se trata de una organización sumamente rigorista, que si bien propugna la paz y el diálogo interreligioso, defiende un islam sumamente ortodoxo que resulta muy difícil de conciliar con algunos de los principales valores occidentales (igualdad de la mujer, libertad de expresión, etc.). En Cataluña, el movimiento Tabligh goza de gran influencia dentro de la comunidad musulmana, y muy especialmente entre pakistaníes y marroquíes. Cuenta con casi un millar de fieles que siguen la doctrina y postulados de dicha corriente, a la que pertenecen una veintena de mezquitas. Actualmente cuenta con dos focos, uno en El Raval de Barcelona y otro en San Adrián de Besós.
Dawa’t Islami
Se trata de un movimiento radical islámico, con origen en la India, con gran influencia en Pakistán, Oriente Medio y África del Sur. En España cuenta con tres centros, uno de ellos en Barcelona. Se trata de una organización con ideología sufí en origen, similar a la de Tabligh Al Dawa, si bien están evolucionando hacia tendencias salafistas, como le ocurriera a la propia Tabligh. El problema que suponen estas organizaciones es el caldo de cultivo que proporcionan a los grupos aún más radicales, así como la movilidad de todas estas corrientes, bajo cuya cobertura pueden refugiarse diferentes elementos radicales para ser trasladados entre países. Sus seguidores son reconocibles por sus vestimentas como símbolos de piedad.
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