Nacionalismo
En nombre de un 20%
Una votación de esta entidad precisa de 90 escaños favorables, dos tercios de los 135 escaños que forman el Parlamento de Cataluña. Pero además la cuestión sometida a votación es ilegal. Por no decir que los sediciosos no cuentan con fuerzas para ocupar efectivamente el territorio y hacerse con todos los resortes del poder, judicial incluido.
Tampoco tienen entidad numérica suficiente, tanto desde el punto de vista del censo electoral, cinco millones y medio, como de la población catalana, siete millones y medio, pues los que les votaron en 2015 son mucho menos del 40% del total del censo y quedaron lejos de representar el 30% de la población total de Cataluña.
Los 70 votos favorables proceden de los 72 con que cuentan Juntos por el Sí y CUP. En las elecciones autonómicas de 2015 estos dos grupos políticos representaron en 35,7% sobre el total del censo de Cataluña. Hoy en día reducirían su peso al 26,1% según la encuesta de NC Report para LA RAZÓN publicada el 23 de octubre. Pero si consideramos el total de la población catalana, no solo el censo electoral, el porcentaje que representaron estas dos formaciones políticas en las elecciones autonómicas del 27-S de 2015 supuso tan solo el 26,1% de los catalanes. Dos años después, volviendo a la encuesta anteriormente referida, aun serían menos, pues bajarían al 22,0% de catalanes.
Obviamente la fuerza de estos grupos políticos es menor si los consideramos individualmente. La coalición Juntos por el SÍ (alianza electoral de ERC y PDeCat en 2015) representó el 27-S de 2015 solo el 29,6% del censo. Ahora tan solo 26,1%; el 17,5% correspondería a ERC y el 8,6 al PDeCAT.
Mientras que CUP representó en las elecciones autonómicas de 2015 el 6,1% del censo, ahora se reduciría al 4,0% del censo.
Pero en comparación con los habitantes de Cataluña, los porcentajes son aún menores; el voto de JxS en las autonómicas de 2015 fue el 21,6% de toda la población, 7,5 millones de personas, hoy en día se reduciría al 19,1% del total de catalanes. Más insignificantes son los resultados de CUP, que consiguió en 2015 el 4,5% del voto de toda la población y hoy sería de tan solo el 2,9% sobre los habitantes de la región.
Tanto en las elecciones autonómicas de 2015 como en la expectativa de voto de la encuesta de octubre de LA RAZÓN, el número de los que no independentistas supera a los sediciosos. El 27-S hubo 10.000 votos más no independentistas; 1.976.000 contra 1.966.000. Pero veinticino meses después es aplastante la mayoría no independentista: 2.129.000 frente a 1.661.000 electores. Esto explica que los que alientan el «procés» no admitan un adelanto electoral que les expulsaría del gobierno de la Generalidad.
«No será gratuito y lo sabemos», decía Forcadell al culminar el acto sedicioso. Nunca he estado tan de acuerdo con Forcadell. El precio que van a pagar los cabecillas de la sedición es elevado, la Justicia se encargara de ello, pero también la gente de Cataluña va a pagar un coste muy elevado e inmerecido por la mala cabeza de sus dirigentes que han llevado al acto ilegítimo que supone la declaración de la DUI. que ha permitido la presidenta de un Parlament desquiciado y al margen de la ley. Las consecuencias en el empleo y el bienestar económico de los catalanes se harán sentir a corto plazo. Por no decir la rotura social de la sociedad catalana que han conseguido con sus posiciones autoritarias.
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