Videos

La mitad de los militantes «planta» a Sánchez

El 51% de los militantes votan en la consulta a las bases y el 79% de ellos apoyan el pacto con C’s. Andalucía, por debajo del total nacional en participación y en aceptación de los acuerdos de gobierno

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, votó ayer en la agrupación de Pozuelo de Alarcón (Madrid) la consulta sobre los pactos de Gobierno
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, votó ayer en la agrupación de Pozuelo de Alarcón (Madrid) la consulta sobre los pactos de Gobiernolarazon

El 51% de los militantes votan en la consulta a las bases y el 79% de ellos apoyan el pacto con C’s. Andalucía, por debajo del total nacional en participación y en aceptación de los acuerdos de gobierno

Pedro Sánchez concibió la consulta a la militancia como un mecanismo para hurtar a los barones territoriales el control sobre los pactos que alcanzara el partido en sus negociaciones hacia La Moncloa y ahora es precisamente un pacto –el rubricado el miércoles con Ciudadanos– el que amenaza con hurtarle a él parte de la legitimidad que obtuvo como líder, a través del mismo sistema de democracia interna. La falta de movilización y el escaso entusiasmo que las federaciones han explicitado por la consulta se tradujo ayer en una discreta participación en la votación de la militancia. La mitad de los afiliados, un 51,6% de socialistas ejercieron su derecho al voto, un dato que desluce un proceso calificado como «histórico» por Sánchez y que pone en entredicho el respaldo a su liderazgo, ante una ambigua pregunta que se circunscribía únicamente a dotar de un cheque en blanco al secretario general para que encabezara cualquier negociación que consiga forjar el gobierno progresista y reformista que ambiciona. Sánchez urdió una inteligente maniobra contra los barones, que, sin embargo, ahora se le ha vuelto en contra.

Dentro del discreto porcentaje de votantes socialistas, los que acudieron a las urnas avalaron mayoritariamente el acuerdo con Ciudadanos. No fue una sorpresa. Un 79% votó a favor y un 21% lo hizo en contra. Lo que se traduce, a su vez, en que sólo un 39% –unos 75.000– de los afiliados totales del PSOE aprueban el acuerdo. El movimiento contrario al pacto se gestó esencialmente como una forma de oposición a la supresión de las diputaciones provinciales y de algunos aspectos que –consideran– atentan contra la esencia socialista y la ideología de izquierdas del partido. Sin embargo, el desacuerdo con el pacto se escenificó por los sectores más críticos del partido en forma de abstención. No se hizo campaña por el «sí» pero tampoco se incentivó el «no». Se dejó «libertad de voto» y se evitó la arenga directa a las bases, una actitud «de brazos caídos», según identificaba un dirigente. Esta actitud se explicitó claramente en Andalucía, la federación más numerosa de los socialistas y artífice del ascenso de Sánchez a la Secretaría General, que se mantuvo por debajo del total nacional tanto en participación como en porcentaje de apoyos. Inmersa en los múltiples fastos por el Día de Andalucía ideados por Susana Díaz, en algunas agrupaciones como la de Paco Reyes, presidente de la diputación de Jaén, que enarboló públicamente la bandera del «no» a la consulta, se impuso claramente la vertiente contraria al pacto –115 frente a 12 «síes»–.

Sin embargo, la oposición a la alianza con Ciudadanos fue prácticamente anecdótica. Las federaciones no afines a Sánchez eran conscientes de que una victoria del «no» a tres días de que el líder socialista se suba a la tribuna del Congreso de los Diputados para defender su discurso de investidura reflejaría a un candidato debilitado, incapaz de conseguir siquiera el respaldo de su propio partido para encarar la formación de gobierno. «En esa posición estaría vendido, sin legitimidad para pedir el apoyo a otros partidos», comentan. En cuanto a los barones, excepto el extremeño, Guillermo Fernández Vara, que defendió el «sí» públicamente el resto de integrantes de la entente crítica: Susana Díaz –Andalucía–, Emiliano García-Page –Castilla-La Mancha–, Javier Fernández –Asturias–, Javier Lambán –Aragón– y Ximo Puig –Comunidad Valenciana–, evitaron pronunciarse sobre el sentido de su voto y maniobrar en contra de Ferraz.

Por federaciones, Andalucía (49,96%), Asturias (50,92%), Baleares (49,56%), Canarias (44,31%), Cataluña (31,32%), Galicia (50,48%), la Comunidad de Madrid (47,22%) y Ceuta (40,72%) registraron una participación por debajo del total nacional, siendo el feudo de Miquel Iceta el que registró la cifra más baja. En cuanto al porcentaje de apoyo a los acuerdos, Aragón fue la comunidad en la que se registró la menor aceptación de la pregunta: el 63,65% de los militantes apoyaron los pactos, por el 36,35% que se opuso a ellos. Por contra, el País Vasco fue la federación en la que la pregunta tuvo más respaldo, casi unánime, un 90,62% se mostraron favorables, por el 9,38% que no.

Ante la previsión de un fiasco de participación, Ferraz ya fue preparando el terreno. «A lo mejor, hay muchos militantes que piensan que con su silencio están diciendo al secretario general y a la dirección del partido que siga adelante. Los que pudiesen estar en contra lo manifestarían», aseguró el portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, en una entrevista el pasado viernes en RNE. Tras el escrutinio de la votación, fuentes de la dirección federal declararon sentirse «satisfechos» con la participación y con el resultado, que de manera «abrumadora» apoya el pacto alcanzado con el partido de Albert Rivera, teniendo en cuenta que la campaña se hizo durante dos días. «Orgulloso del PSOE y de sus militantes. Orgulloso de este gran partido. Gracias por vuestro apoyo. El cambio está más cerca», escribió Sánchez en su cuenta de Twitter. La Ejecutiva de Ciudadanos también aprobó ayer por unanimidad el acuerdo suscrito por ambas formaciones.

El dato del 51% se antoja insuficiente si lo comparamos con el 66,7% de participación que obtuvo la última consulta celebrada entre la militancia. En julio de 2014 los afiliados se movilizaron masivamente para elegir a su secretario general y Sánchez obtuvo entonces el 48% de los apoyos. La pasividad que se reflejó ayer activa las alarmas en el partido ante la posibilidad de que el PSOE tenga que concurrir a unas nuevas elecciones en junio. Un escenario que se contempla como la hipótesis más probable y en el que la formación de Sánchez podría salir escaldada tras el portazo de la izquierda en las negociaciones y el acuerdo con la derecha de Rivera.

En todo caso, los resultados arrojados por las urnas del PSOE no son vinculantes y deberán someterse mañana al refrendo del Comité Federal. No se espera que el máximo órgano entre congresos del partido tenga nada que objetar al criterio de las bases y se aprobará el pacto con Ciudadanos para que Sánchez concurra con él a la sesión de investidura de la próxima semana. Tampoco se esperan escenas de tensión, en vísperas de que el candidato socialista emita su discurso de investidura. Los barones se mantienen en un «estruendoso silencio» mientras el partido se juegue sus opciones de gobernabilidad.

Lo que no genera tanta tranquilidad en algunos sectores del partido es que, una vez superado el trámite de la consulta, y en vista de las negociaciones que pueden abrirse a partir del 6 de marzo, el PSOE utilice el respaldo obtenido ayer para validar cualquier pacto que logre con otras formaciones, dado que los militantes no han votado ni vetado a ninguna en concreto.