Cataluña
Iceta: «No fue en absoluto un error ir a la marcha contra el Constitucional»
Secretario general del PSC. Nos recibe en su despacho de la calle Nicaragua. No concede entrevistas en estos días para templar los ánimos en el PSOE y no excitarlos, pero ha accedido a recibir a LA RAZÓN. Esperamos unos minutos. Está afanoso en su obligada cita diaria con su blog acompañado de su inseparable coca cola
Nos recibe en su despacho de la calle Nicaragua. No concede entrevistas en estos días para templar los ánimos en el PSOE y no excitarlos, pero ha accedido a recibir a LA RAZÓN.
–¿Usted es un peligroso soberanista como lo pintan algunos de sus compañeros del PSOE?
–Si hay compañeros míos que me pintan así les recomendaría que entraran en Twitter y vean los calificativos que me dedican los independentistas para que se curen de cualquier espanto.
–Pero cuando plantea la reforma constitucional o el encaje de Cataluña en España, se rompen las costuras del PSOE.
–Yo siempre he dicho que quiero la unidad de España y la igualdad de derechos de los españoles. No invento nada. Las propuestas socialistas están inspiradas, literalmente, en los acuerdos de Granada de 2013, en los que todos los socialistas hicimos el esfuerzo de concretar una reforma constitucional federal.
–¿Entonces García-Page, Fernández Vara o Susana Díaz tienen que poner codos para aprenderse la resolución de Granada?
–No me haga hablar mal de mis compañeros. En público nunca hago nada que pueda perjudicar a otro socialista. En el PSOE hay visiones y puntos de vista diferentes, pero siempre subrayo la importancia del documento de Granada, precisamente por ese esfuerzo de poner en común una propuesta conjunta que sigue siendo la más válida para resolver el problema de encaje de Cataluña. Como dice Pedro Sánchez, los problemas de España son la crisis –política, económica y socia–, la corrupción y Cataluña. Y los socialistas tenemos la mejor propuesta para tirar adelante una solución equidistante entre el inmovilismo y la ruptura. Una buena propuesta para Cataluña y para España.
–¿En este escenario sitúa la última propuesta de Pedro Sánchez?
–Es la última propuesta, pero no es nueva. Primero, se abordaría el cambio de las normas del conjunto, la reforma constitucional federal, y luego en ese escenario, Cataluña elaboraría un nuevo estatuto que encajara en este nuevo marco. El resultado sería un Estatuto que sería más ambicioso que el actual.
–Pero esto podrá ser posible con un Gobierno socialista
–Los partidos saben que al día siguiente de las elecciones deberán ponerse de acuerdo en los grandes temas de Estado. Hoy, no hay ningún partido en España que niega que hay un problema muy importante planteado desde las instituciones catalanas, que necesita una solución negociada. ¿Bajo qué fórmula? Eso ya se verá, pero ningún gobierno cerrará los ojos a la realidad. Hasta el PP es consciente de que deberá abordar la cuestión, y Podemos habla de una España plurinacional y un referéndum sobre independencia. La propuesta socialista es mucho mejor porque no se trata de contar cuántos independentistas hay sino de encontrar, entre todos, una solución que pueda satisfacer a una mayoría de catalanes y de españoles.
–¿Entiende la propuesta de Podemos: referéndum y reforma constitucional?
–Esto es un absurdo. Mire, el PSC no está a favor ni de la independencia ni a favor de un referéndum independentista, pero puedo entender que alguien diga que éste es el último recurso si no hay otra solución. Pero claro, el último recurso es el último, no el primero. No entiendo a quienes se plantean preguntar por la ruptura antes de plantear un acuerdo. Los socialistas, con Pedro Sánchez, priorizamos el acuerdo.
–¿Mejorarán resultados tras el cambio de candidata?
–Ésa es nuestra obligación. Los mejoraremos al margen de quién está al frente porque los ciudadanos harán un balance positivo del PSC en estos meses, y del esfuerzo de Pedro Sánchez por desbloquear la situación política. Batet y Chacón son distintas, pero comparten el mismo proyecto.
–Le veo optimista, pero desde 2012 el PSC pierde electorado vía C’s o vía Podemos ¿Qué puede ofrecer para que vuelvan sus votantes?
–A los seducidos por Ciudadanos, les vamos a decir que los socialistas tenemos una solución. Ciudadanos ha enarbolado con más contundencia la bandera del no a la independencia, pero en cambio no conocemos sus soluciones. A los seducidos por Podemos les vamos a decir dos cosas. Que Podemos no trabajó por un acuerdo porque en ningún caso se planteó votar a un presidente socialista, y que está embarcado en un referéndum sobre la independencia que no se corresponde con la voluntad mayoritaria de los catalanes ni de los españoles.
–¿Cree que sus electores les entienden? ¿No cree que fue un error asistir a la manifestación contra el Tribunal Constitucional?
–No, pero las opiniones son libres.
–Pero, ¿fue un error?
–En absoluto.
–¿Me está diciendo que el PSC no asistió a una manifestación independentista?
–El PSC fue a una manifestación contra los recortes sociales y contra los recursos planteados por el Gobierno de Rajoy contra las leyes sociales aprobadas por el Parlament en el Constitucional. No voy a regalar, como algunos pretenden, a los independentistas la defensa de los derechos sociales. Si los sindicatos convocan una manifestación en defensa de estos derechos y me piden que esté, yo estaré.
–¿No se sintió incómodo ante los gritos de independencia?
–No, de ninguna manera. No estuve incómodo como tampoco estoy incómodo por vivir en un país donde el 48% de la gente ha votado partidos independentistas. Ellos creen que los derechos sociales estarían mejor garantizados en un país independiente y yo creo que los derechos sociales estarían mejor garantizados en una España federal. Los socialistas nos seguiremos negando a dividir Cataluña en dos mitades irreconciliables. Eso es un mal negocio.
–Esta posición le ha hecho pasar por un vía crucis al PSC, con escisiones y bajas, y ahora su número dos, Núria Parlon –se ha quitado el acento de su apellido– sigue planteando el derecho a decidir
(Sonríe)–Vamos a ver. En la política catalana hemos vivido demasiados años entre ambigüedades y juegos de palabras. Entiendo, pero no comparto, a quienes defienden un referéndum sobre la independencia porque sé lo que es. El derecho a decidir nunca he sabido qué es. Los socialistas tenemos una solución mejor. Antes que preguntar para romper, preguntar para volver a acordar. Ése es el camino, y en este camino los militantes y dirigentes del PSC están unidos. Es cierto que hemos padecido una dura crisis entre 2012 y 2015, pero en ambos comicios los socialistas obtuvimos medio millón de votos porque el electorado nos sigue siendo fiel.
–¿Un mal resultado el 26-J abre la caja de Pandora en el PSC?
–No creo. En el PSC haremos congreso en otoño y todo se pondrá en discusión, pero no será especialmente conflictivo. El 26-J, por primera vez, en años, mejoraremos resultados. El PSC tendrá más diputados en el Congreso.
–Le veo muy optimista. ¿Congreso en otoño? ¿No tendremos nuevas elecciones en Cataluña?
–Espero que no. En mis previsiones, las elecciones se sitúan en 2017 y ya me parece muy pronto. Espero que no se precipite una nueva convocatoria, pero si así sucede tenemos una propuesta clara: no a la independencia, no al inmovilismo. Creo en una Cataluña mejor en una España distinta.
–¿Puigdemont será recordado como «Puigdemont el breve»?
–Se presentará de nuevo a pesar de que ésa no era su voluntad. Tal y como están las cosas en ese partido que va a sustituir a Convergència, Puigdemont es su mejor carta dentro de una extrema debilidad.
–¿Cree de verdad que no habrá elecciones si no hay presupuestos por el veto de la CUP?
–El Gobierno ha hecho una cosa un poco rara. Ha aprobado una prórroga presupuestaria y ahora quiere aprobar unos presupuestos, pero sin acuerdo con su socio. No entiendo por qué se han empeñado en presentarlos sin apoyos y votando el día antes del inicio de la campaña electoral. No quiero imaginar lo que supone para Convergència y ERC ir a una campaña tras un fracaso de estas características, porque la CUP no les da apoyo. No entiendo a qué juegan. Los presupuestos han evidenciado las diferencias entre Junts pel Sí y la CUP, pero también las enormes tensiones entre Esquerra y Convergència. Es una operación política de la que el Gobierno y el presidente salen debilitados.
–El acuerdo parece imposible porque la CUP pide unos presupuestos de ruptura.
–Es normal que así lo haga. La CUP es la CUP, son antisistema que defienden unas ideas muy radicales. Lo extraño es que Convergència y Esquerra los han situado en el centro del escenario y les han dado las llaves de la estabilidad. Esto no es culpa de la CUP, es de quienes les han dado este papel. ERC y Convergència han supeditado la política catalana a la CUP. Ellos son los culpables.
–Si Puigdemont le llama para salvar los presupuestos, ¿cuál será la respuesta socialista?
–Primero que haga un esfuerzo en política fiscal para tener más recursos para el Estado de Bienestar y, sobre todo, que abandone la vía unilateral. Si el Gobierno acepta el diálogo, la negociación y el pacto con las instituciones españolas, abriríamos un nuevo escenario en el que sí podríamos establecer una colaboración. Si no escoge esta opción, no vamos a colaborar.
–¿Cómo entiende los arrumacos de ERC con la CUP en estos presupuestos?
–Con las elecciones. ERC espera representar a parte del electorado de la CUP, que no se presenta en las generales. Y con una clave de futuro. ERC se prepara para ejercer el liderazgo del independentismo y por eso le interesa mantener buenas relaciones con la CUP. Esto incomoda mucho a CDC, que se ha resignado a tener un papel de comparsa en una fiesta que no es la suya.
–¿Ada Colau ya sabe que no es activista, que es alcaldesa y que es la patronal?
–Ahora ya lo sabe. Viene del activismo y se ha encontrado con que es la jefa. Esto tiene ventajas y también inconvenientes, y uno de ellos es no puede eludir su responsabilidad. A mí lo que más me sorprende es que quiera ser la responsable de la seguridad, y que no haya un concejal responsable de estos temas.
–Poner a Jaume Asens es poner la zorra a vigilar a las gallinas.
–Tiene más opciones. Quizá deba poner a alguien en este puesto. La política aconseja poner un fusible para que si hay un chispazo no se lleve por delante toda la instalación eléctrica. La seguridad es un tema lo suficientemente delicado como para tener un responsable que no sea el propio alcalde. Ella sabrá.
–¿Cuál es la solución a la revuelta del movimiento okupa?
–Hay que diferenciar entre las familias que ocupan viviendas porque las han perdido y la utilización de espacios por colectivos que, de repente, se sienten propietarios de las cosas. Un ayuntamiento debe dialogar y en Barcelona deben existir espacios alternativos usados por colectivos ciudadanos, pero en ningún caso estos colectivos deben utilizar la fuerza y menos utilizar la violencia en sus reivindicaciones. Cuando se quema un «container» ya no estamos ante una reivindicación sino ante un problema de orden público. La gente que reivindica debería ser la más interesada en que no se les mezcle con la violencia. A mí me gusta el lema de Brasil, Orden y Progreso, pero orden, porque es en el desorden donde se producen las máximas injusticias.
–¿Ha comprado bonos del Estado, español claro, como la diputada de la CUP Gabriela Serra?
–Si tuviera dinero para invertir, y me gusta ir sobre seguro, compraría bonos del tesoro. Lo que pasa que si eres muy duro con los demás exigiendo coherencia, puedes tener tus propias contradicciones entre lo que dices y lo que haces. No puedes exigir coherencia si tú mismo no la practicas.
–¿Quién es el peor conseller del Gobierno Puigdemont?
–No lo sé, porque Gobierno no hay. Hay un proyecto imposible con grandes diferencias entre sus componentes, y dependen de un apoyo parlamentario inestable e impredecible. No hay acción de Gobierno.
–Le pregunto al revés. ¿Si usted fuera presidente permitiría que su conseller de Sanidad no informara a los médicos de una epidemia?
–Ha estado muy desacertado el conseller Toni Comín en el caso del enterovirus. En el departamento hay gente qué si le hubiera preguntado, le habrían aconsejado mucho mejor. No hace falta ser médico para ser consejero, pero hay que atender las recomendaciones de los que saben. Y, en este caso, esto no se ha hecho así.
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