Madrid
Iglesias, a Carmena: «Rita no es negociable»
El Madrid de Carmena. El líder de Podemos considera a la imputada por el asalto a la capilla el enlace entre el partido y el Ayuntamiento, que aspira a gobernar en la sombra
El Consistorio madrileño atrae todas las miradas dentro y fuera del partido morado, que ha hecho uso de la designación de la ex jueza como alcaldesa para vender una victoria en la capital española, como se ha encargado de pregonar su secretario general.
Sucedió el pasado 13 de junio. Cinco dirigentes de Podemos siguieron, exultantes, la jura de Manuela Carmena desde una tribuna de invitados. El grupo no estaba integrado por miembros de segunda fila de la cúpula del partido. Todo lo contrario, ya que contaba con tres fundadores: el secretario general Pablo Iglesias, escoltado por el secretario político, Iñigo Errejón, y por el «verso suelto» e intelectual orgánico Juan Carlos Monedero, que durante un tiempo se barajó como posible candidato a la Alcaldía madrileña. A los tres se les añadía el número uno de la lista autonómica, José Manuel López, y Jesús Montero, veterano ex dirigente de las Juventudes Comunistas de los años ochenta, pilar de Podemos en Madrid y muñidor de la designación de Carmena como candidata de la lista municipalista de «unidad popular».
Cuando Carmena fue investida alcaldesa, el grupo rompió a aplaudir al unísono junto a los concejales de Ahora Madrid que se encontraban en el pleno. Algunos, con la mirada dirigida hacia la balconada en que se encontraba la cúpula podemita. Hasta Guillermo Zapata, que no podía esperar la que le caería encima en unas horas, alzó un puño cerrado como símbolo de victoria.
Sin embargo, el proceso hasta llegar a ese momento fue arduo. Las negociaciones para cerrar la lista de Ahora Madrid, integrada por Podemos, Equo, Ganemos, el sector crítico de Izquierda Unida en Madrid y varios colectivos más fueron «un dolor de cabeza», según fuentes presentes en las mismas. Y ahora está por ver si esa jaqueca no se traslada al Consistorio madrileño, donde la «abuela» Carmena, como es apodada por algunos miembros de la lista que la ha aupado como alcaldesa, va por libre.
Precisamente el carácter de Carmena ya puso de los nervios a algunos podemitas durante las semanas previas a la campaña electoral. La ex jueza hizo profesión de libertad en varias ocasiones al señalar una y otra vez que ella no pertenecía a Podemos, lo que no cayó muy bien en la formación morada. «No será de Podemos, pero sin el tirón de Pablo y del partido a ver qué iba a hacer», comentaron entonces ciertas voces podemitas. Otro tanto con sus declaraciones sobre los derechos humanos en Venezuela, cuestión peliaguda para el núcleo duro dirigente de Podemos por sus labores de asesoramiento al Gobierno chavista en otros tiempos.
Sin embargo, Iglesias fue muy consciente de la necesidad de tener un «perfil bajo» respecto a esas salidas heterodoxas de Carmena. Al fin y al cabo, Podemos colocó a una de sus responsables, Rita Maestre, como número tres de la lista de Ahora Madrid. El papel de Maestre, que estos días anda inmersa en la polémica por el asunto de la capilla de la Complutense, fue importante al ser designada coordinadora de campaña y sigue siéndolo con la constitución del Ayuntamiento.
Y es que Maestre no es una cualquiera en el organigrama municipal. La joven, de 26 años, es un pilar de la nueva Corporación. Como portavoz, es la imagen del Gobierno municipal y la encargada de dar la cara ante los medios de comunicación, a lo que hay que sumar su labor como coordinadora de la Junta de Gobierno y Relaciones con el pleno.
Pero, al margen de los cargos, Maestre mantiene otras atribuciones derivadas de su vinculación con Podemos. En el nuevo Consistorio se da por hecho que es la encargada de coordinar la labor de los ediles vinculados a Podemos al tiempo que sirve como enlace con los dirigentes de la formación morada. Al fin y al cabo, otros tres concejales podemitas mantienen áreas de importancia dentro de la Junta de Gobierno. Son los casos de Pablo Soto (Participación ciudadana, Transparencia y Gobierno abierto), José Manuel Calvo (Desarrollo Urbano sostenible, antes Urbanismo) y Javier Barbero (Salud, Seguridad y Emergencias), sin contar los que mantiene en los distritos. A esto hay que añadir su simbolismo en Podemos: Maestre es una «pata negra» fundacional que ha pasado por la Facultad de Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, por la asociación Contrapoder, por el colectivo Juventud Sin Futuro y por «La Tuerka», el programa de televisión de Iglesias.
De ahí que ante las peticiones de cese de Maestre, Iglesias y Podemos lanzaran mensajes públicos de apoyo que fueron interpretados como avisos dirigidos a Carmena, dejando claro el apoyo del partido a su dirigente. A diferencia de Zapata (procedente de Municipalia, el 15-M y los «okupas» de Patio Maravillas), Rita no era negociable. Claro que el margen de maniobra de la alcaldesa, que tampoco tenía mucho interés en mover esa ficha, tampoco era grande. En todo caso, sí es cierto que Podemos valora en mucho su tirón público y considera que ha sido el que, en buena medida, ha llevado en volandas a Carmena al sillón municipal.
Una opinión similar a la que se sostiene sobre Ignacio Murgui, vinculado a la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos (FRAV), otro «peso pesado» del nuevo Consistorio, que estima que sus relaciones con los barrios han movilizado a las asociaciones vecinales en apoyo de Carmena.
Esa «sopa de letras», más indigesta para Podemos de lo que el partido morado reconoce en público, es lo que puede convertir al nuevo equipo de gobierno municipal en un polvorín. Aunque desde fuera todo puede parecer lo mismo, lo cierto es que hay sutiles diferencias, de procedencia e ideológicas, dentro de Ahora Madrid. Algunos de los sectores más radicales ya señalan las diferencias entre la alcaldesa madrileña y su homónima de Barcelona, Ada Colau. «No deja de ser una jueza», advierten, poniendo como ejemplo su promesa del cargo con alusiones a la lealtad al Rey y a la defensa de la Constitución. Nada que ver con el «desobedeceremos las leyes que nos parezcan injustas» de la barcelonesa.
Del metro al coche oficial... en cuatro días
Se agradece el gesto pero el populismo, si riñe con la práctica, no suele durar. La alcaldesa de Madrid hacía gala de ir en metro al trabajo pero poco ha tardado en subirse al coche oficial para acudir a actos de agenda. Manuela Carmena ha tenido un estreno complicado al frente del Ayuntamiento de la capital. Seguramente esperaba críticas a la hora de poner en marcha sus primeras políticas pero es difícil que hubiera visualizado una primera semana como alcaldesa tan convulsa, con polémica diaria. No habían pasado ni 24 horas de su investidura cuando la oposición, de forma unánime, y la sociedad en general «pedían la cabeza» de su concejal de Cultura, Guillermo Zapata, por unos tuits injustificables. Tardó Carmena esperando todo el fin de semana; quiso esperar al lunes para «hablar con él», pero finalmente Zapata renunció al área de Cultura, que no al acta de concejal de distrito; una decisión a medias que no se entendió del todo. La siguiente en la lista era una «feminazi desviada», según ella misma, aunque finalmente se decantaron por una «okupa». Al día siguiente, este diario publicó que la portavoz municipal, Rita Maestre, estaba imputada por un delito contra la libertad de conciencia. La alcaldesa se desdice ahora de aquel pensamiento suyo tan firme de que «ningún imputado pude estar en las instituciones». Su equipo, con un pasado «por el que puedan pedir perdón» son gente «con buen corazón» y con eso, dice, le basta. «Son imprescindibles», zanjó.
Un críptico tuit de Errejón, blanco de mofas
«La hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales. Afirmación-apertura». No es una teoría astrofísica, sino el enigmático tuit de Iñigo Errejón que ayer se convirtió en «trending topic» en la red social y en blanco de chanzas y mofas. Hasta el punto de que, ante el aluvión de comentarios jocosos, el número dos de Podemos se vio obligado a terciar con un tuit mucho más inteligible. «Sin duda los vuestros son mejores que el mío, jeje», escribió.
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