El alcalde que visita en prisión a Junqueras

Isaac Peraire es uno de los hombres más influyentes de ERC y relata con sentimiento su encuentro: «Lo vi con ganas de hablar de política»

Es muy joven –Prats de Lluçanès, Barcelona, 1985–, lo que no quita que sea uno de los hombres más influyentes de Esquerra Republicana desde que en 2016 fuera elegido vicesecretario general de Coordinación Interna y Territorio, después de pasar por la todopoderosa secretaría de Organización. Independentista convencido, es firme en sus convicciones que transmite y expresa en un tono muy sosegado. Le pone sentimiento cuando explica su reciente visita a Oriol Junqueras en la prisión de Estremera «he tenido la suerte de verlo el pasado fin de semana. Sólo fueron 40 minutos y a través de un cristal. Lo vi fuerte, muy sereno, con muchas ganas de hablar de política. Se interesó de cómo iban las cosas. Tenía ganas de opinar, de aportar... Estuvimos poco tiempo y salimos cargados de deberes».

No pierde la compostura. Sus palabras revelan emoción. Es muy crítico con la prisión preventiva de Junqueras y el resto de los encausados que recuerda uno por uno. «Estas elecciones son muy extrañas y anómalas, y no tener el primero de la lista haciendo campaña es muy grave», sentencia. Este sociólogo de profesión, licenciado por la Universidad de Barcelona, saca toda su artillería para analizar la coyuntura actual. Niega validez a las encuestas que dan un sorpasso de Puigdemont sobre Esquerra porque «han pasado de estudiar la realidad y definirla, a intentar influir. A nosotros no nos influirán. Además, la peor de ellas da el mejor resultado que nunca ha tenido ERC. Ganaremos las elecciones sin complejos». No tiene dudas, ni se deja encantar por cantos de sirena en favor de Puigdemont: «al único que veo de presidente es a Oriol Junqueras». Es más, deja un interrogante en el tintero: «a nadie le interesa que gane ERC y se intentará todo para evitarlo. Lo importante es ganar al bloque del 155, y esto solo lo puede liderar ERC».

Aprovecha la entrevista para ejercer de alcalde e invitarnos a Prats de Lluçanès. La gente de su pueblo le pide «determinación, explicaciones, participación, información», porque «somos un pueblo normal, dónde hay derecha e izquierda. Hay mucha diferencia entre progresistas y no progresistas», dejando claro que la derecha la representa la lista de Puigdemont. Hábilmente desvía el tiro «es importante quién gana las elecciones, pero ahora mismo la pugna está entre ERC y Ciudadanos, no entre ERC y Convergència».

Es alcalde de su pueblo desde 2015, después de picar piedra como concejal de la oposición durante ocho años. Hace honor a su apellido, Peraire –una dura profesión del textil, hoy desaparecida, dedicaba a coser, cardar y limpiar lana– para hablar del futuro «nos tendremos que dedicar a coser como hemos cosido la candidatura que mejor representa la sociedad que tenemos». Reconoce que la sociedad catalana está dividida «es sano y es democrático, y la convivencia no se ha resentido», y comparte la existencia de una dualidad entre el campo y la ciudad sobre la construcción de la República. «Cataluña es un país asimétrico, que ha padecido una fuerte desruralización desde hace años. No se trata tanto de interrogarnos sobre qué se ha hecho mal, sino de lo que podemos hacer mejor», y sentencia «el independentismo debe acumular más fuerzas. Hemos de sumar porque somos transversales», asevera.

Sabe que a partir del 22 se abre un gran interrogante para gobernar Cataluña. No tiene dudas «será un reto apasionante». Se queja del procés en la medida que lo ha tapado todo «se han hecho muchas cosas en estos dos años y se han explicado poco». Las relata al «dedillo», y lo hace con pasión de alcalde. Se lamenta «sobre esto siempre cuesta sacar un titular», y, con ímpetu, aprovecha la ocasión para explicar un proyecto de cooperativa en la comarca del Lluçanès.