Caso Pujol
Jordi Pujol Jr. planteó comprar el cargo de cónsul de Gabón para hacer negocios
Informó a su socio andorrano de que estaba a la «venta» por 102.000 euros mientras intentaba cerrar varios proyectos con el Gobierno africano en 2001
Jordi Pujol Ferrusola, imputado por delito fiscal y blanqueo por la Audiencia Nacional, planteó en enero de 2001 a uno de sus socios –en el fragor de las negociaciones para cerrar varios proyectos empresariales en Gabón– la posibilidad de comprar el cargo de cónsul del país africano en Barcelona por 102.172 euros (17 millones de pesetas de la época). Así consta en una carta remitida por el primogénito del ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol –incorporada a la investigación– al andorrano Josep Duro, quien junto a su hermano Pierre eran sus contactos en Gabón, según explicó el propio Pujol Ferrusola al juez Pablo Ruz en su declaración del pasado septiembre. En la misiva, firmada el 12 de enero del citado año, le comenta a Duro que el cónsul de Gabón en la ciudad condal «tiene la intención de “vender” el título o cargo por la cifra de 17.000.000 de pts.» y que plantea, según él, «un adelanto a fondo perdido de 5.000.000 pts para hacer “gestiones” y pasar la cartera de asuntos al posible interesado». «Creemos que deberías de comentarle a tu primo el mencionado tema –continúa–. ¿Vale la pena pensar en tener el cargo?».
Entre los correos de la «conexión gabonesa» de Jordi Pujol Jr. analizados por la Policía no hay más rastro de la suerte que corrió esa propuesta, pero sí de la diversidad de negocios que, fiel a su definición como «dinamizador económico», llegó a plantear a las autoridades del país africano. Además de los trabajos de electrificación, que sí llegaron a buen puerto, Pujol Ferrusola se ofreció en septiembre de 2000 al entonces presidente del Consejo Económico y Social de Gabón, Louis Gaston Mayila, para llevar a cabo una disparidad de proyectos. Construcción de hospitales, electrificación rural, plantas depuradoras, equipamientos industriales, plantas de producción de pinturas y detergentes industriales, laboratorios farmacéuticos... Y todo, le explicaba, para implantar industrias en el país que evitasen «el encarecimiento de precios fruto de los aranceles de importación».
En su comparecencia ante Ruz, Pujol Ferrusola explicó que sus negocios en Gabón fueron posibles gracias a sus contactos con los hermanos Duro, que se llevaban, según él, el 82% de los beneficios. Su comisión en el proyecto de electrificación fue, dijo, del 18%.
El hijo de Jordi Pujol tenía objetivos ambiciosos, entre ellos la privatización del servicio de compra de medicamentos en Gabón. «Estaríamos en disposición de exportar a Gabón –le escribe a Pierre Duro el 19 de septiembre de 2000– toda clase de medicamentos (genéricos y de marca) así como material médico-quirúrgico y hospitalario». Para precisar la oferta, que iba a realizar la empresa Ibadefarma, le pedía además «información de precios, necesidades y especificaciones» y sobre los requisitos legales para registrar un medicamento y para establecer allí un laboratorio farmacéutico.
Pero Pujol Ferrusola no quiere dejar ningún cabo suelto y un mes después, el 27 de octubre, vuelve a escribir a Pierre Duro y le deja claro que para afrontar ese proyecto «debes garantizarnos que podemos ser nosotros lo que hagamos y redactemos el pliego de condiciones del concurso». Si no es así, añade, «no nos interesa».
El 9 de enero vuelve a recordarle las condiciones: «Proceso de licitación abierto y preparado según nuestras condiciones o proceso cerrado de adjudicación directa a Ibadefarma». Tres días después, informó a su hermano de que el consulado de Gabón estaba a la «venta».
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