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Junqueras ya ve «probable» que la CUP haga presidente a Mas
CDC entierra la amenaza de un avance electoral. «Hallaremos soluciones aunque no serán mágicas», asegura Mas
El pacto entre Junts pel Sí y la CUP para investir a Artur Mas y sellar un acuerdo de gobernabilidad parece aproximarse. Tanto es así que Oriol Junqueras no sólo lo calificó ayer de «posible», sino también de «probable». Las conversaciones se han reconducido después del enfado de Convergència, indignada por el doble rechazo de la CUP a investir a Artur Mas. «Estamos avanzando en la línea adecuada. Lo que hemos de hacer es llegar al final del camino», afirmó el líder de ERC, después de reunir de forma extraordinaria a la ejecutiva de su partido.
Convergència y la CUP se han amenazado e incluso se han descalificado durante los últimos días, pero ambas partes se han conjurado para dejar de moverse en este terreno y buscar la conciliación. El propio Mas se mostró optimista, pese a reconocer que las conversaciones no están resultando sencillas. «La situación es compleja, pero hallaremos soluciones razonables y equilibradas para alcanzar un acuerdo en el que nadie gane por goleada», auguró.
Junqueras, de hecho, aseguró que las posturas no están tan alejadas, ya que hay suficientes elementos para el entendimiento. «Trabajamos tan intensamente como podemos porque creemos que hay propuestas que ha hecho Junts pel Sí a la CUP en el último debate de investidura que han sido bien recibidas y propuestas que ha hecho la CUP que Junts pel Sí ha valorado positivamente. Si hay propuestas de ambas partes que van en la buena dirección, lo que tenemos que hacer, es llenar de contenido todas estas propuestas».
Los antisistema, a decir de Junqueras, ven con buenos ojos la propuesta de Mas de confeccionar un gobierno «más horizontal» en el que el presidente de la Generalitat delegue funciones, mientras que Junts pel Sí también «valora positivamente» la predisposición de la CUP a «implicarse en la estabilidad parlamentaria» y a apoyar leyes clave como la del periodo de transición hacia la independencia, la de hacienda pública o los presupuestos de la Generalitat.
De lo que no hay ninguna duda a estas alturas es de que el acuerdo sólo será posible con Mas de presidente. «No se puede construir nada bueno sobre las cenizas de alguien», llegó a decir el propio interesado. Lo cierto es que Convergència se ha cerrado por completo a negociar la figura del presidente de la Generalitat y ERC se mantiene fiel al compromiso que adquirió antes de las elecciones del 27 de septiembre para encumbrar a Mas. «Tenemos un único candidato y es el señor Artur Mas», dijo Junqueras para despejar dudas sobre la posibilidad de un hallar un sustituto.
La CUP mantuvo un escrupuloso silencio después de varios días saliendo al paso de las declaraciones de dirigentes de Convergència como el conseller de Economía, Andreu Mas-Colell, y del candidato a las elecciones generales, Francesc Homs. Precisamente Homs, que el lunes verbalizó una ofensiva sobre la CUP en el sentido de trazar líneas rojas y de amagar con una convocatoria electoral, rebajó ayer el tono y se apuntó al optimismo.
Homs se mostró «esperanzado» con la posibilidad de que finalmente se llegue a un acuerdo «proporcionado» con la CUP, a la que pidió que «deje a un lado las descalificaciones personales». «Las referencias de orden personal tengo tendencia a no hacerlas, y menos con quienes estás negociando», dijo el dirigente de CDC, molesto porque Julià de Jòdar, diputado de la CUP, le acusara de «arrogante».
Homs argumentó que las declaraciones y contradeclaraciones son «parte de la idiosincrasia de la política catalana» y que siempre se viven estas situaciones de negociar con cierto dramatismo, pero recordó que el acuerdo siempre acaba llegando. «Tengo confianza en que habrá un acuerdo al final», afirmó. El ex conseller se refirió a otras negociaciones que también parecían irreconducibles, tales como las relativas a la fecha y a la pregunta de la consulta del 9-N y también sobre la lista unitaria para las elecciones catalanas: «Siempre hay pronósticos de que nunca jamás habrá acuerdo, pero al final siempre lo hay».
Para quienes estén cansados de la situación, aconsejó «que pongan el hilo musical» durante las negociaciones, y consideró lógico que cada formación plantee sus propuestas y posiciones. «Tendrá un desenlace, y me atrevo a decir que tendrá un carácter positivo», según Homs, que consideraría ideal que el acuerdo llegara antes de empezar la campaña de las elecciones generales, aunque ha recordado que hay tiempo hasta el 9 de enero.
En realidad, el acuerdo podría estar a punto la próxima semana porque nadie tiene un interés particular en alargar las conversaciones y menos todavía en que se solapen con la campaña electoral de las generales. Tan siquiera la CUP quiere que sea así a pesar de que los anticapitalistas no tienen la intención de presentarse a esta convocatoria.
El gran escollo que le tocará afrontar a la CUP es la contestación de sus bases. El partido anticapitalista vive un intenso debate interno en torno a la conveniencia de investir o no a Mas. Hay sectores que piensan que es el precio que hay que pagar para que el proceso independentista avance, mientras que hay otros que considerarían un fraude acabar dando la presidencia a Mas después de toda la campaña electoral sosteniendo el veto al líder de Convergència. La cuestión de confianza –el mecanismo que permitiría su destitución en diez meses– será la clave para el desbloqueo.
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