Elecciones catalanas
Los indecisos, clave para frenar a Mas en las urnas
Un 26,1% de los catalanes no ha decidido su voto y podría romper la mayoría absoluta que suman Juntos por el Sí y la CUP. El soberanismo vence en escaños pero no en votos (44%)
El 26% de los catalanes no ha decidido su voto. Juntos por el Sí y la CUP tendrán mayoría en escaños pero no en sufragios.
La campaña electoral que arranca hoy en Cataluña ha adquirido unos tintes decisivos en lo que a movilización se refiere, pues el electorado que las fuerzas constitucionalistas logren arrebatar de los brazos de la indecisión será fundamental para frenar la deriva independentista de Artur Mas. Así se deduce del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), según el cual al menos un 26,1% de los catalanes no tiene decidido todavía su voto. La orientación que finalmente tomen estos votantes será clave para romper el ajustado margen con el que cuentan las fuerzas separatistas para conseguir la mayoría absoluta. Son, precisamente, encuestas como la del CIS las que ayudan a orientar el sentido del voto de los indecisos.
El primer análisis que arroja el barómetro del CIS es preocupante, pues la lista unitaria con vocación secesionista Juntos por el Sí –formada por los partidos CDC, ERC y las entidades independentistas ANC, Óminum Cultural o la AMI, entre otras– obtendría entre 60 y 61 escaños, una representación que les dejaría cerca de la mayoría absoluta. Una meta que sólo alcanzarían si logran granjearse el apoyo de la CUP y de sus ocho diputados, una empresa nada complicada, por otra parte, si tenemos en cuenta que este partido antisistema nunca ha ocultado su intención de favorecer una Cataluña fuera de España y de servir de muleta para las quimeras de Mas y Junqueras. Según los datos del CIS, si hoy se celebrasen las elecciones, el 38,1% de los catalanes se mostraría favorable a que Artur Mas permaneciera al frente de la Generalitat, pero le negarían su deseo de proclamar la independencia de Cataluña. Para ello, Juntos por el Sí debería servirse del 5,9% de los votos de la CUP.
Sin embargo, la suma de ambas formaciones, que tan provechosos resultados les suponen en cuanto a escaños, pierde lustre si lo traducimos en número de votos, ya que sólo consiguen sumar un 44% de los apoyos, esto es, no obtienen el aval mayoritario de los catalanes. Una situación que no hace viable impulsar un proceso unilateral de independencia. No obstante, Mas ya señaló en el Parlament que aunque sea injusto, lo único que va a contar es la mayoría de escaños, consciente, quizá, de que desde que llegó al Gobierno ha ido perdiendo apoyos, en un retroceso electoral sin precedentes. Hace apenas tres años, la suma de ERC y CiU llegaba a los 71 escaños, diez diputados más de los que predice este sondeo. Y en 2010, Artur Mas logró llegar a la Generalitat con una mayoría más holgada, 62 escaños, uno más de los que ahora logra reunir la coalición soberanista.
Como primera apuesta constitucionalista se coloca Ciudadanos. La formación de Albert Rivera se configura como la revolución de estos comicios al doblar los resultados que obtuvo en 2012, de 9 escaños pasaría ahora a entre 19 y 20. Recompensa a la labor frente al nacionalismo que ha venido realizando durante los últimos años. Como tercera fuerza irrumpe la coalición de Podemos e ICV: Catalunya Sí que es Pot, que obtendría un 13,9% de los votos, esto es, entre 18 y 19 diputados. A pesar de que la formación ha defendido la celebración de una consulta a la ciudadanía, cada vez toma más distancia respecto al independentismo y no será muleta de Gobierno para Mas. Está por ver –aunque resulta ciertamente improbable–que Catalunya Sí que es Pot decidiese enrolarse en el frente constitucionalista que pudieran formar Ciudadanos, PSC y PP contra el independentismo, su apoyo sería decisivo para arrebatar la mayoría absoluta a la entente secesionista y sumar el 50,3% de los apoyos.
El CIS también muestra la escasa implantación del bipartidismo en Cataluña. El PSC de Miquel Iceta quedaría relegado a la cuarta posición y pasaría de los 20 diputados que ostenta en la actualidad a entre 16 y 17. El PP, por su parte, no logra rentabilizar el «efecto Albiol» y caerían entre seis y siete escaños, hasta los 12-13. El escaso margen, de apenas un mes, entre el anuncio del nuevo candidato y la realización de las entrevistas puede haber perjudicado a los populares, que pasan a ser la quinta fuerza. Sin embargo, quien sufre el mayor varapalo electoral es Unió, la escindida formación de CiU, que se quedaría sin representación al conseguir un escueto 1,5% de los votos.
En cuanto a valoración, el líder de ERC, Oriol Junqueras, es el más apreciado con un 5,3 de nota media. Ya en el suspenso le siguen Joan Coscubiela (ICV), con un 4,7 y Artur Mas (CiU), con un 4,6. Miquel Iceta es valorado con un discreto 3,7 e Inés Arrimadas –3– y Xavier García Albiol –2,3– ostentan el dudoso honor de ser los peor valorados por los encuestados.
Según los datos arrojados por el barómetro del CIS, si hoy se celebrasen las elecciones catalanas, la formación escindida de CiU, Unió, se quedaría sin representación parlamentaria, por primera vez en democracia, al obtener un exiguo 1,5% de los votos. La ruptura de la formación, con 37 años de historia, por diferencias irreconciliables con Artur Mas sobre la forma de asumir y dirigir el proceso secesionista y su negativa a votar a favor de una declaración unilateral de independencia han dejado a Unió en una posición prácticamente irrelevante en el escenario político, a pesar de contar con el respaldo de parte de la sociedad civil y de ser uno de los socios que ha garantizado tradicionalmente la estabilidad parlamentaria. A este declive, se suma, además, la imputación de su candidato, Ramón Espadaler, por el «caso Pujol Junior».
Descontento generalizado entre los catalanes con la gestión realizada por la Generalitat y por Artur Mas a la cabeza del Govern. Se imponen en ambos casos los que la califican de «mala o muy mala» sobre los que la consideran «buena o muy buena». Según los datos publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un 55,9% de los entrevistados encuentra que la gestión realizada por la Generalitat durante los tres últimos años es «mala o muy mala», por el 26,5% que se aventura a calificarla de «buena o muy buena». Cuando se pide calificar la gestión personal del president Mas, los parámetros se reproducen. Un 41,6% la define como «mala o muy mala» y un 32,6% lo hace como «buena o muy buena».
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