Casas reales
La buena sintonía con «tía Lillibeth»
Isabel II tuvo una cercanía inusual con el Rey, deferencia que Buckingham reconoce por existir una «complicidad y cercanía especial».
Isabel II tuvo una cercanía inusual con el Rey, deferencia que Buckingham reconoce por existir una «complicidad y cercanía especial».
Se cuenta en corrillos palaciegos que cuando en 1988 los Reyes de Reino Unido hicieron una visita de Estado a nuestro país, Don Juan Carlos y Doña Sofía les invitaron a alojarse en Marivent, y el entonces jefe del Estado de España propuso una vuelta en coche conduciendo él mismo. Atónita, su regia invitada le preguntó: «¿Pero puedes hacerlo?», y su anfitrión replicó con un espontáneo: «¿Por qué no?». La extrañeza de la Reina británica se debe al estricto protocolo británico que no admite espontaneidades, de ahí que la Reina Isabel II tenga fama de llevar siempre guantes en los actos oficiales para cuando llegue la línea de saludo, o que a nadie se le ocurra comenzar un tema de conversación si ella no lo ha estimado conveniente. Por este motivo, el que la soberana de Reino Unido salude a Don Felipe con un beso es digno de destacarse. Según informan fuentes de la Casa del Rey, desde el Buckingham Palace explican que se trata de una «complicidad y cercanía especial» dada su condición de familia. Los padres de Felipe VI y los Monarcas británicos comparen tatarabuela: la reina Victoria. Este dato ha permitido a Don Juan Carlos referirse a la Reina de Inglaterra como «prima Lillibeth», como se la conoce en círculos reducidos. Su abuela paterna, la Reina Victoria Eugenia, casada con Alfonso XIII, era la nieta del «lazo de unión». En el caso de la Reina Sofía el parentesco es rotundo: su bisabuelo, el káiser alemán Guillermo II también era nieto, y además abuelo del mismísimo Felipe de Edimburgo. El buen estado de sus fuertes vínculos se evidencia en que ayer por la noche toda la Familia Real británica estuvo presente en la cena de gala ofrecida en el Palacio de Buckingham, o en el detalle de que los Reyes obsequiaran a Isabel II con una colección de cartas que recogen la correspondencia que mantuvieron Alfonso XIII y Victoria Eugenia durante su noviazgo. Estos mensajes indirectos que buscan remarcar la fortaleza de unión en los orígenes de ambas monarquías quedó patente también en la cena de gala ofrecida ayer en el Palacio, a la que asistieron más de 150 invitados españoles y británicos, que cenaron en la sala Ballroom, la más grande de la residencia. Doña Letizia, que apostó por entero al rojo, lució la tiara de lis, regalo de boda de Alfonso XIII a la Reina Victoria Eugenia. Felipe VI vistió la orden de la Jarretera que le impuso Isabel II durante el día. Un despliegue de joyas e historia, como el toisón de oro y la tiara de aguamarinas regaladas en los años 50 por el gobierno brasileño que lució la Reina británica, o el collar de la Duquesa de Cambridge gentileza de su regia suegra, el «king George and Queen Elizabeth» de diamantes y rubíes.
Entre los asistentes figuraron empresarios españoles como la presidenta del Santander, Ana Botín; el de Telefónica, José María Alvarez-Pallete; el de IAG, Antonio Vázquez; el de Ferrovial, Rafael del Pino; el de Inditex, Pablo Isla, así como Alicia Alcocer Koplowitz, de Ferrovial, e Ignacio Sánchez Galán de Iberdrola; el presidente de la patronal, Juan Rosell, y el de la Cámara de Comercio, José Luis Bonet. Todos ellos tendrán el día de hoy tendrán un encuentro con empresarios británicos para negociar y optimizar la situación de sus empresas tras la salida del país de la UE.
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