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Puigdemont apuesta por la vía dura para replicar a Rajoy

El president cita a algunos consellers y a partidos y entidades independentistas para abordar la respuesta. Se impone la tesis de ERC y la CUP de confirmar que la independencia es una realidad.

Puigdemont y Junqueras
Puigdemont y Junqueraslarazon

AEl president cita a algunos consellers y a partidos y entidades independentistas para abordar la respuesta. Se impone la tesis de ERC y la CUP de confirmar que la independencia es una realidad.

El requerimiento de Mariano Rajoy ha vuelto a aflorar las divergencias en el independentismo y ha devuelto la tensión en sus entrañas a la temperatura más álgida en el momento más decisivo. Si durante los dos días posteriores al pleno del martes se impuso una calma tensa, a última hora del jueves se desataron las presiones sobre Carles Puigdemont y ayer arreciaron con una carta de la CUP en la que exigía que respondiera a Rajoy que sí se había proclamado la independencia, unido a diversos mensajes de ERC en la misma dirección. En este marco, el president citó ayer en el Palau de la Generalitat a consellers, partidos y entidades independentistas para abordar el contexto, y según fuentes cercanas al Govern, se impuso la tesis de replicar con la «vía CUP».

A Puigdemont se le acaba el tiempo, y con toda seguridad acabará contestando el lunes –cuando expira el plazo–, y hasta entonces tiene margen para acabar decidiendo entre esa opción, que es la que mayor peso ha ganado en las últimas horas, y la de convocar unas elecciones, que es la que prefiere su partido, el PDeCAT. Esta diferencia de criterios rebrotó las viejas tiranteces entre los neoconvergentes y Esquerra. Según explicaron algunas voces próximas al Govern, Puigdemont pidió a ERC que aparcara las gesticulaciones con tintes electoralistas. Y es que los republicanos se vienen expresando desde el jueves por distintos canales reclamando que Puigdemont ratifique a Rajoy que la independencia se ha declarado: la primera en hacerlo fue la consellera de Trabajo, Dolors Bassa, luego el vicepresidente, Oriol Junqueras, que suscribió un mensaje por redes sociales que apostaba por «asumir los riesgos de la libertad», y finalmente, el portavoz del partido, Sergi Sabrià, confirmó que la secesión tuvo lugar el martes.

Esta cascada de mensajes contrarió al president, y les recordó que él no va a decidir en función de sus presiones, sino dependiendo de los movimientos que haga el Estado. En este sentido, Puigdemont está a la espera de que se produzca alguna maniobra en el intercambio de contactos que están llevando a cabo cargos intermedios del Gobierno y de la Generalitat, así como entre partidos constitucionalistas e independentistas. En el centro de estas conversaciones está sustancialmente lo que ocurra el lunes, cuando la Fiscalía decidirá cómo procede con las querellas por sedición –si pide cárcel– contra el líder de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sánchez, el de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, y una intendente de los Mossos d’Esquadra. «Tengo la sensación de que estamos siendo utilizados como rehenes por parte de la fiscalía y otras altas instancias españolas», explicó ayer Sánchez en una misiva interna a los militantes de la ANC.

Pero además de este punto, Puigdemont también quiso evocar el último Consell Executiu, celebrado el martes por la mañana, horas antes de su comparecencia plenaria. Ahí fue donde se acabó de ultimar el texto y se sometió a votación entre todos los integrantes del gobierno catalán. Todos –los de PDeCAT y ERC– expresaron su conformidad y emitieron su voto favorable a suspender los efectos inmediatos de una declaración de independencia de Cataluña. De esta manera, ahora lo que quiere evitar el president es que si finalmente acaba respondiendo a Rajoy afirmativamente, ERC no se atribuya el éxito por su presión. El president quiere que Esquerra cese con sus presiones, más teniendo en cuenta, que el partido celebrará hoy por la mañana un Consejo Nacional Extraordinario.

Asimismo, a esta batalla electoralista cabe recordar que los neoconvergentes se erigieron en los principales vencedores el pasado martes, al imponerse la línea de una independencia «a plazos», pese a que también contó con el aval de Esquerra. En todo caso, fuentes del PDeCAT explicaron a este diario que los máximos dirigentes del partido expresarán su apoyo «incondicional» decida lo que decida finalmente Puigdemont. La postura que se impone ahora entre los neoconvergentes es la de «convocar unas elecciones constituyentes», que lanzó ayer Artur Mas. En este punto, los neoconvergentes recuerdan que esta idea ya la impulsó hace unos meses ERC, y la apuesta pasaría por convocarlas bajo el marco autonómico pero revestirlas de «constituyentes».

En este sentido, miran de reojo a las reiteradas peticiones de Ciudadanos, que en las últimas fechas presiona a Rajoy con aplicar el artículo 155 de la Constitución para que se celebren comicios en Cataluña. Pero el escollo que cuenta esta vía es la candidatura, y es que los republicanos ya han expresado insisitentemente que no aceptarán repetir una coalición como Junts pel Sí e irían por libre.

No obstante, fuentes cercanas al Gobierno consultadas por este diario, consideran que con las últimas maniobras se ha logrado frenar al independentismo, aunque mantienen todas las alarmas activadas. Estas fuentes explican que el principal problema por delante será la CUP, aunque también matizan que se «está sobrevalorando la fuerza de este grupo y de sus juventudes (Arran), porque existe muy buen información operativa si deciden pasar a la guerrilla urbana». En este caso, el Estado es consciente de que los anticapitalistas son quienes encabezan todas las presiones para que Puigdemont acabe respondiendo el lunes afirmativamente (la carta de ayer lo certificó), y saben que esta crisis política no se va a solucionar rápidamente, porque requerirá de tiempo por todas aquellas personas que han cometido delitos y «deberán responder ante ellos». De esta manera, desde el Estado se apunta a que la «independencia como se había planteado, ya no es posible».