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La CUP veta a tres consejeros en su negociación con Mas
La formación anticapitalista pone como condición para dar su apoyo al presidente catalán que aparte a Francesc Homs, Santi Vila y Felip Puig, tres de sus consejeros.
Tensa calma en el mundo nacionalista a la espera de la decisión que hoy harán pública los representantes de la CUP. Las negociaciones se mantienen en un absoluto secretismo y en Juntos por el Sí se palpa desde la resignación hasta la desesperación pasando por el pesimismo. Un dirigente de Òmnium Cultural lo expresaba ayer de una forma muy gráfica: «Vivimos un momento de histeria tranquila».
El presidente Artur Mas, Jordi Turull, responsable del grupo parlamentario, y el coordinador general de CDC, Josep Rull, son el tridente de Convergència en estas negociaciones. Nadie conoce a estas horas cuál será la postura de la CUP ni hay un pálpito claro sobre cuál será la postura final. Los más optimistas desean que los «cuperos» dividan su voto para investir de nuevo a Mas. Los más pesimistas se esperan cualquier cosa. Un dirigente municipal de CDC decía hace pocos días que «en el Ayuntamiento de Barcelona nos giran la cara por los pasillos, son unos sectarios».
Después de cinco días de silencio, siete diputados de la formación independentista y anticapitalista explicarán «la posición de la organización ante los retos surgidos después de las elecciones plebiscitarias y constituyentes del pasado 27-S», según reza su último comunicado. El escenario, la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. El cabeza de lista, Antonio Baños, presentará el acto. Después intervendrán Anna Gabriel, Albert Botran, Benet Salellas, Eulàlia Reguant, Gabriela Serra y Josep Manel Busqueta.
De las negociaciones apenas ha trascendido nada. Sólo algunos elegidos tienen alguna noticia. Estas informadores apuntan que los consellers Francesc Homs, Santi Vila y Felip Puig pueden «ir haciendo las maletas» porque la CUP no los considera idóneos. También en este grupo podría situarse Germà Gordó, el actual conseller de Justicia. Neus Munté, la vicepresidenta, es un valor en alza, aunque algunos dirigentes convergentes la quisieran situar en la Federación de Barcelona para sustituir a un Xavier Trias que quiere abandonar el grupo municipal de CDC cuanto antes mejor.
La CUP ha aparcado sus posiciones maximalistas. Ahora no quiere salir de la UE ni del euro y tampoco quiere abandonar el capitalismo. Sin embargo, plantea un plan contra la pobreza que deja a Mas a uña de caballo. Este plan será expuesto por la diputada Eulàlia Reguant y plantea acabar con los desahucios, implantar una renta básica universal –la actual, que no es universal, fue recortada por Mas–, desobedecer la ley de educación y la reforma laboral –que fue apoyada por CiU–, revertir los recortes sociales aplicados en los últimos cinco años, asegurar los suministros básicos y retroceder las privatizaciones.
También la CUP mantiene su desconfianza en Artur Mas y CDC. Los «cuperos» dicen que CDC no es independentista por convicción sino por estrategia. También desconfían de la formación de Mas por su implicación en la corrupción y, siempre que pueden, recuerdan que un 25% de los votantes de CDC han votado a la CUP en estas elecciones por este problema. Por eso, en la conferencia de hoy, la CUP plantearán sus mínimos para no «hacer descarrilar el proceso», en palabras del ex diputado Quim Arrufat pero también para «apuntalarlo». Sin embargo, en este punto también conviene recordar que el cabeza de lista de la CUP, Antonio Baños, planteó una redefinición del proceso porque «no se ha conseguido una mayoría de votos».
Con estas incertidumbres e interrogantes adquiere importancia la intervención del diputado Josep Manel Busqueta, el último en subir al escenario, porque será quien expondrá los criterios sobre la investidura del president, la ruta hacia la independencia y la acción de gobierno. En CDC, e incluso en ERC –que en estos días ha cerrado filas en torno a Mas pero que está de perfil en las negociaciones con las CUP–, no se descarta un adelanto electoral para el mes de marzo, una vez que ni socialistas, ni populares, ni Cataluña sí se Puede ni Ciudadanos están dispuestos a ser salvavidas de Mas y los suyos. Por eso, no sorprende que un destacado dirigente nacionalista afirme que «ante este escenario la única salida es una consulta».
La Asamblea Nacional presiona para que haya un acuerdo
El presidente de la ANC, Jordi Sánchez, descartó ayer un escenario de desacuerdo entre Juntos por el Sí y la CUP que imposibilite la investidura del presidente de la Generalitat ya que «iría contra el sentido común» y significaría «renunciar a la mayoría absoluta y darle musculatura al españolismo más tronado». Sánchez indicó en unas declaraciones a Catalunya Ràdio que la negociación puede ser larga y que incluso podría tener lugar «una escenificación dura» que comporte que no haya investidura en la primera votación «y quizás en la segunda tampoco». «Estamos pendientes de la negociación pero no hay nervios –precisó el presidente de la ANC–, ya que estamos en un escenario que podemos interpretar como razonable, el normal después de unas elecciones en las que no hay ninguna formación que haya obtenido mayoría absoluta». En dicho escenario, añadió, las dos fuerzas que pueden configurar esta mayoría absoluta, que son Juntos por el Sí y la CUP, «están haciendo lo que toca en estas circunstancias, que es marcar territorio y ganar posiciones para negociar». Según Jordi Sànchez, la negociación puede ser larga, «pero hay tiempo», hasta el 9 de enero, y hay que «estar tranquilos» puesto que «hay un recorrido» en marcha. Expresó, además, su convencimiento de que «habrá acuerdo, porque nadie entendería que no lo hubiera». Un no acuerdo querría decir nuevas elecciones, renunciar a la mayoría absoluta, poner en riesgo los votos independentistas y darle una oportunidad al españolismo más tronado para conseguir más fuerza y musculatura», afirmó.
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